Ramiro Lastre pasó de ser un hombre activo, trabajador y totalmente independiente, a ser dependiente de su esposa, María Alzamora, quien día y noche vela por su seguridad y salud. Ramiro, sufrió un accidente laboral hace unos años y desde ese momento su calidad de vida desmejoró.
“A mi esposo le cayó ácido en su rostro cuando estaba trabajando, desde ese momento su vida depende de los médicos, pero desde junio sentimos que la ARL Sura, que es la que debe correr con sus gastos, nos ha dejado abandonados”, dice la señora María.
Ella asegura que desde mitad de año, exactamente el 19 de junio al señor Lastre, de 68 años, le mandaron que se realizara una resonancia magnética de cerebro con contraste, un holter de ritmo cardiaco, un ecocardiograma doppler color y otros exámenes especializados en sangre, pero por más que llama a la ARL para pedir la cita para estos estudios, no recibe respuesta alguna.
“Yo llamo, me contestan, pero después me dejan ahí y se cae la llamada y siempre pasa igual, mi esposo necesita continuar con su tratamiento. Él prácticamente no tiene rostro y a pesar de que lo operaron, eso se le ha convertido en un cáncer, por eso quiero que le presten la atención necesaria”, finaliza añadiendo que “a pesar de que tenemos una tutela integral, eso no ha servido de nada. Yo entiendo que estamos pasando por una pandemia, pero mi esposo también necesita que su salud mejore”.
El Universal se comunicó con la ARL Sura, para conocer qué ocurre con la atención médica de este señor, pero no fue posible obtener respuesta alguna.
