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Pescadores, afectados por cuarentena en Semana Santa

Lo que debería ser una época de bonanza para ellos, se ha vuelto una gran contrariedad en sus negocios.

“Ese virus es un problema que me tiene asustado”. Así se refiere Manuel Ahumedo, pescador de Pasacaballos, a la pandemia que ha alterado su principal fuente de ingresos. No solo por el riesgo que corre a nivel de salubridad, sino también por el daño que le ha hecho a lo que es su sustento diario y al de otros 250 pescadores que viven en ese corregimiento.

“Nosotros capturábamos peces grandes que iban para el turismo, pescados que no se pueden vender a la comunidad porque esta no tiene los recursos para comprar esa clase de peces, porque son más caros. Los que pescan con mallas grandes se han abstenido de hacer sus faenas porque eso se vendía era en Barú y en las islas”, comenta Manuel.

Igualmente, dadas las necesidades, este recuerda que por estas fechas quienes salen a pescar lo hacen con el fin de buscar pescados que puedan vender en la misma comunidad, pero al hacerlo se enfrentan a un segundo y no menor problema: las aglomeraciones.

“La gente en el afán de querer llevarse su pescadito se aglomera y se pone al lado de uno sin tapabocas ni guantes ni nada, a pesar que uno les dice que guarden la distancia. Con esta cuestión, ese es un riesgo que uno corre y eso es un problema que a mí me tiene asustado”, manifiesta. La situación en Pasacaballos no es muy diferente de la que se vive en la ciénaga de Las Quintas, frente al mercado de Bazurto, donde al llegar los pescadores de sus faenas, se concentran grandes multitudes en busca de productos, evadiendo los controles que hacen las autoridades.

Piscicultores, en las mismas

Quienes también se han visto afectados en este tiempo son los piscicultores, que acostumbrados a tener buenas ventas en Semana Santa, este año han tenido complicaciones por cuenta de la pandemia.

“Ahora con la cuestión de la cuarentena hemos tenido dificultad con los alimentos de los alevinos y el medio de transporte”, expresa Juana Barbosa, quien hace parte de los 30 piscicultores que laboran en Bayunca y que este año han pasado necesidades.

Julia Mena, otra piscicultora, de Henequén, afirma que en ese barrio de Cartagena el suministro de alimento para los alevinos también escasea y que por ese motivo no han tenido la oportunidad de producir, por lo que piden mayor apoyo de parte de las autoridades.

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