Una parada obligatoria del turista agotado o del mensajero acalorado son las plazas y parques del Centro Histórico de Cartagena. Árboles que sombrean el recinto, el rocío refrescante de las fuentes y una amplia variedad de sabores en raspados, jugos y chichas que están “tan frías que arden”, como grita uno de los vendedores estacionarios del sector.
(Lea: Un centro comercial en Cartagena: protagonista de quejas vecinales)

La cena en las mesas dispuestas por los restaurantes en las plazas de San Diego es pacífica, sin aspavientos. En “La Trinidad”, en Getsemaní, el balón de un partido de fútbol infantil puede interrumpir una velada. Dicho barrio combate hace años por la preservación de sus tradiciones frente a la gentrificación y la turistificación.

Con el Plan Especial de Salvaguardia (PES) “lo que se pretende es resistir los cambios abismales que se van dando en el entorno como la especulación inmobiliaria y la salida de habitantes tradicionales. El nervio del proceso, el pilar es la participación comunitaria por eso los grandes protagonista son los mismos habitantes”, explicó Ladys Posso, autora del libro Getsemaní, Casa Tomada y coordinadora del PES.
El proyecto rescata el valor de manifestaciones culturales y proteger el alma barrial, expresada a través de una “idiosincrasia propia que es el fundamento de múltiples prácticas culturales tradicionales como los actos lúdicos de Ángeles Somos y el Cabildo de Getsemaní, la conmemoración de la Semana Santa, el tradicional juego de Bola de Trapo”, como definió el Ministerio de Cultura.
Los propósitos de los vecinos y organizaciones involucradas se consumaron en la postulación de la “Vida de Barrio de Getsemaní, Cartagena de Indias” ante el Consejo Nacional de Patrimonio (CNPC), el cual fue avalado para ser estudiado como patrimonio cultural inmaterial de la Nación por Mincultura el año pasado.
El Gobierno resaltó “el conjunto de prácticas y tradiciones orales que definen a este barrio de Cartagena como un espacio cultural caracterizado por la creatividad y la identidad Caribe de sus habitantes”.
El Ministerio también destacó su gastronomía representativa, la proliferación de oficios tradicionales como la carpintería de ribera y la forja y, una destacada tradición oral “de la cual se han inspirados muchos escritores y poetas que reconocen a Getsemaní como su cuna”.


Florencio Ferrer, representante de Vigías del Patrimonio, uno de los colectivos que construyen el PES.
En Getsemaní hay sitios icónicos por doquier. “Comedores comunitarios en sitios públicos o privados; los árboles en predios sin uso donde los muchachos van a comer fruta; la plaza de la Trinidad o el sector de El Pedregal como escenario del campeonato de Bolita de Trapo”, como expusieron desde Mincultura.
Por consiguiente, la apertura y respaldo gubernamental nacional y distrital exaltan los valores intrínsecos que acompañan a los getsemanicenses al irse a otro barrio de Cartagena, a Nueva York o a Berlín. Rasgos como la solidaridad, el trato igualitario, la rutina filtrada por la música y las mecedoras en los andenes rodeando a un tablero de parqués.
“En 1984, una vez que se declaró a Cartagena como Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad, se potenció una burbuja inmobiliaria; aumentaron los precios de predios; el desarrollo hotelero trajo consigo alza de impuestos y de los costos de los servicios públicos. Todos esos ingredientes provocaron la gentrificación: nativos que no tienen los recursos suficientes para mantenerse en el barrio frente a los inversionistas hoteleros y restauranteros, y tienen que dejar sus legados e irse a otros barrios. Desplazados y deprimidos”, narró Florencio Ferrer.
Esa dinámica es la que pretenden mitigar desde el PES. Acciones encaminadas para asegurar la sostenibilidad del patrimonio cultural e inmaterial de Getsemaní, a través de investigaciones, planificación de estrategias, diseño de políticas barriales y potenciar las particularidades como los deportes tradicionales que se construyeron desde la colectividad, el folclor y con unas reglas tan autóctonas como el Callejón Ancho y el Angosto.
Propósito forjado haciendo uso de todas las herramientas jurídicas y normativas dispuestas por el Gobierno. “Esto es un acuerdo entre todos para apuntar a que la comunidad tenga la oportunidad de mantenerse en Getsemaní. No tener que irse a otros barrios por el potencial turístico, hotelero y gastronómico”, precisó Ferrer.
“No ser protagonistas pasivos, sino involucrarnos en el proceso de la vida productiva y desarrollo del barrio. No ser enemigos de la hotelería, sino aliados estratégicos, tener una sinergia con el sector privado, planificando entre todos un turismo menos agresivo, comunitario, vivencial, cultural, sostenible e inclusivo, manteniendo los valores culturales, gastronómicos, literarios, musicales, etcétera”, reseñó el líder vecinal.
Ladys Posso expuso a El Universal que han contado con el apoyo estratégico y operativo de la Alcaldía de Cartagena. El Ipcc se vinculó recientemente, ofreciendo su apoyo en la investigación, documentación y diseño de estrategias relacionadas con la cultura y el patrimonio.
“En la Escuela Taller Cartagena de Indias se hace la mayor parte de las mesas de trabajo y también nos han colaborado con la elaboración de las piezas gráficas de convocatoria a las diferentes mesas de trabajo. Pero recalco que el proceso es eminentemente participativo e inclusivo desde la comunidad, por la comunidad y para la comunidad”.
“Se espera con el PES que, en su puesta en marcha, se puedan formular planes y proyectos que permitan la preservación de las manifestaciones culturales barriales. Intervenir en el proceso y las mesas de trabajo a diferentes sectores culturales, sociales y económicos. Adultos, jóvenes, adolescentes, niños, artesanos, etcétera”, señaló Posso.
“Esperamos el apoyo gubernamental en muchos sentidos, por ejemplo, favorecer exenciones tributarias para el empresariado que apoye a la mano de obra local y barrial en restaurantes y hoteles, y así catalizar el fenómeno de gentrificación”, acotó Ferrer, con relación a una construcción en la que deben involucrase todos los actores públicos y privados en aras de la sostenibilidad de Getsemaní en el tiempo.

“Getsemaní no es una república independiente, sino que es de toda Cartagena”, indicó Florencio Ferrer. Ladys Posso considera que “este proceso se puede replicar en los últimos vestigios de la vida barrial del Centro Histórico. Además, hay barrios con una profunda riqueza cultural como Torices, El Espinal -prácticamente extinto- y Lo Amador”.
Uno de los proyectos del PES es fundar una escuela patrimonial donde se forme a habitantes del barrio, cartageneros y extranjeros en la salvaguarda de tradiciones barriales y muestras culturales.