Cristóbal Colón, Principito, Centro Educativo Las Palmeras, y Federico Frobel son las cuatro instituciones educativas ubicadas a un costado de la vía principal interna del barrio Las Palmeras, donde decenas de niños que han retornado a la presencialidad, más los que lo harán el próximo año, están en riesgo de sufrir un accidente por culpa del elevado tráfico vehicular que se ha apoderado de la zona.
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Desde que el Distrito reparó la malla vial a la altura de la denominada Y de Olaya, en la carretera La Cordialidad, se hicieron modificaciones viales que antes no existían, una de esas es que los carros procedentes de la avenida Pedro Romero no pueden seguir directo a la Terminal de Transportes, sino que deben llegar hasta la Y de Olaya y regresar hasta el retorno ubicado frente a Patio Portal de Transcaribe para así seguir su trayecto hasta el sur.
Y esa es precisamente la razón por la que hoy los residentes de Las Palmeras viven con zozobra, ya que la mayoría de conductores para evitar llegar hasta la Y deciden cortar camino ingresando por la vía principal de su barrio.
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Luis Cervantes, delegado de la Junta de Acción Comunal de los sectores A, B, C y D, aseguró que “la movilidad nos tiene mamados” y pidió con urgencia mayores controles de las autoridades.
El líder cívico le solicitó al Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte (Datt) enviar agentes de tránsito a la zona para que regulen el tráfico y eviten que busetas, volquetas, camiones y demás vehículos se metan a la calle principal.
Luis Cervantes, líder comunal
Así mismo, denunció que la alta velocidad a la que van algunos, especialmente las busetas de Olaya, pone en riesgo no solo la integridad de los estudiantes sino de todos los moradores del barrio.
“En la mañana, a mediodía y en la tarde son cientos los niños que entran y salen de esos cuatro colegios, ya hemos denunciado esto, hasta hicimos un paro entre varios vecinos pero nada ha cambiado. En esta calle también queda el estadio de sóftbol y ya ningún padre de familia manda a sus hijos solos a entrenar por miedo a que los atropellen. Las calles internas de Las Palmeras se volvieron muy peligrosas, vivimos con zozobra”, finalizó Cervantes.
Otra de las inconformidades de los residentes del sector es que al parecer algunas viviendas han empezado a evidenciar deterioro tras el constante paso de los pesados vehículos por esa vía principal.