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Gina Pérez Rodríguez, fuerza y liderazgo femenino en Barú

La gestora cultural abandera la lucha para el desarrollo integral de los habitantes de este corregimiento desde el arte y la cultura.

El liderazgo de Gina Pérez Rodríguez ha transformado su comunidad. Esta mujer de 42 años, sonrisa amplia y carácter fuerte llegó hace 22 años al corregimiento de Santa Ana, en la Isla de Barú, con un propósito: servir.

Gina nació en Cartagena, pero su familia materna la motivó a radicarse en esta población afrodescendiente rodeada de una belleza natural única y también de necesidades sociales y económicas que requieren atención de las autoridades. Lea también: Tierra Grata: la misión de dignificar a las comunidades rurales del país

“Yo hice mis estudios de primaria y bachillerato en el colegio La Octaviana. Allí recibí una formación enfocada en el emprendimiento. Luego, al llegar a la comunidad de Santa Ana observé la necesidad que había y es que muchas mujeres no tenían herramientas para salir adelante ya que la mayoría se dedicaba a los juegos de azar (cartas, dominó, lotería) e identifiqué que perdían mucho tiempo en esas actividades”, cuenta Gina. Fue así como “se le prendió la chispita” y conformó el primer grupo de mujeres artesanas de esta población.

“Yo supe que tenía que hacer algo por esas mujeres, pues se trataba, en su mayoría, de madres cabeza de hogar y madres adolescentes. Entonces creé el grupo de mujeres artesanas. En principio, eran solo 10 mujeres, pues trabajamos con recursos propios pero la idea les gustó porque eran niñas entre 14 y 16 años. Hacíamos manualidades y diversos productos que después vendíamos”, recuerda.

Los espacios formativos de Gina fueron creciendo y con el paso de los días también se beneficiaron los niños de esta comunidad. “Eran mujeres y niños haciendo manualidades y artesanías que se vendían para las épocas especiales”, anota.

Yo supe que tenía que hacer algo por esas mujeres, pues se trataba, en su mayoría, de madres cabeza de hogar y madres adolescentes”

Gina Pérez Rodríguez.

Y llegó el 2010. Un año crucial para la vida de esta líder, pues se posesionó como presidencia de la Junta de Acción Comunal (JAC) de Santa Ana. “Fui la primera mujer en ocupar ese cargo”, expresa con orgullo. La dirigencia comunal fue un reto en la vida de esta mujer, debido a que afrontó grandes problemas sociales que demandaron no solo de su tiempo, sino lágrimas, esfuerzos y hasta amenazas en contra de su integridad física.

“Sentí que hice un buen trabajo y en la comunidad se observaron esos cambios y beneficios. En ese momento me di a la tarea de rescatar a los jóvenes que pasaban mucho en los bailes de picó. Ese era su único entretenimiento. Me puse a trabajar para rescatarlos y así nació la Corporación Son Afro Santanero, un espacio de formación a través del arte, la danza y la cultura”, expone. El trabajo ha dado sus frutos y hoy ya son 135 los integrantes de esta Corporación que ha llevado la historia y la riqueza cultural de la Isla de Barú a escenarios nacionales e internacionales. “Trabajamos con niños, madres cabeza de hogar, jóvenes y hasta adultos mayores a quienes también capacitamos en manualidades”, añade.

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La gestora, también esposa y madre de dos adolescentes, hoy es ejemplo de perseverancia y lucha. Su trabajo comunitario es replicado por nuevos liderazgos femeninos, un hecho que la anima para seguir transformando su comunidad. “A las mujeres les digo que cumplan con sus metas, que se arriesguen a hacer algo por ellas, que se atrevan, a hacer mujeres proactivas, emprendedoras, que sean ejemplos para sus hijos, que cumplan sus metas y que se quieran mucho para que puedan querer a los demás”.

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