Las dudas sobre la funcionalidad de la Playa 5, primer balneario del macroproyecto de Protección Costera, empezaron a surgir cuando en diciembre del año pasado, casi un mes después de que finalizaran las actividades de relleno hidráulico en la zona, se presentó erosión en una franja del balneario. Esta situación alertó a diferentes sectores de la ciudad, que le pedían al diseñador del proyecto (la Universidad de Cartagena) una explicación por lo que estaba ocurriendo. Lea: Protección Costera: alargarán espolón para evitar erosión en nueva playa
Expertos aseguraban que era necesaria la modificación del espolón 6 (frente a Plaza Bocagrande) para mitigar el riesgo de erosión en el primer balneario nuevo del macroproyecto; sin embargo, después de tantas reuniones, derechos de peticiones y solicitudes, el diseñador del proyecto decidió aprobar algunos ajustes. También le puede interesar: El SOS de servidores turísticos por erosión en nueva playa en Bocagrande
Desde el consorcio Proplaya informaron que ya se iniciaron los trabajos de alargamiento a dicho espolón. Cabe anotar que este medía 170 metros y se le adicionarán 30 metros hacia el sur.
La decisión causó diferentes reacciones en la ciudad. Algunos aseguran que el diseñador debe reconocer el error en el diseño, pero se preguntan quiénes serán los responsables de asumir los extracostos por los ajustes en el proyecto, relacionados con pagos adicionales de compensaciones económicas (que no estaban presupuestadas para durar tanto tiempo), afectaciones a hoteles, entre otros aspectos.
Responde el diseñador
El director del Instituto de Hidráulica y Saneamiento Ambiental (IHSA) de la Universidad de Cartagena, Alfonso Arrieta Pastrana, se refirió a las adecuaciones que se están adelantando en el espolón 6.
“El espolón 6 no se ha modificado en su diseño y concepción inicial. El ajuste que se realizó fue correrlo unos metros hacia la carrera Primera, debido a que la erosión aumentó y no había terreno para empotrarlo, por eso se recomendó correrlo. Estos ajustes son normales en un proyecto de esta magnitud”, indicó Arrieta.
Y continuó: “Al correr el espolón no se incurre en mayor costo, porque se corre hacia una zona menos profunda. El efecto negativo de esta decisión es que la cabeza del espolón queda más cerca a la costa y la protección por efecto del oleaje se disminuye un poco. El haberlo construido donde estaba diseñado originalmente ponía en riesgo el empotramiento y en esa parte el oleaje golpea lateralmente al espolón y lo podía dejar desprendido de la tierra”.
“Lo más costoso de un proyecto son las parálisis no técnicas que producen un lucro cesante que al final lo encarece. Los valores de sobrecostos yo no los manejo (...). Tratamos de recomendar soluciones técnicas dentro del mismo rango para conservar lo más posible el presupuesto original, pero hay costos que son ineludibles”, agregó.
El ingeniero aseguró que los recursos no han estado disponibles en su totalidad para la ejecución del proyecto y es una labor que se debe adelantar: “La zona de Marbella no está financiada y es posible que se requieran algunos ajustes a los diseños. En esa zona hay varios cables submarinos de telecomunicación que dificultan la construcción. Aunque están previstos desde el principio, no deja de ser un riesgo”.
Arrieta recordó que antes de la ejecución del macroproyecto, frente a Plaza Bocagrande no había una playa. “Realmente en esa zona no había una playa y el espolón 6 es el que recibe la energía que viene de la curva de Santo Domingo paralelo a la escollera de protección longitudinal. En este sector el oleaje llega inclinado y produce una inclinación de la línea de playa hacia el espolón 5, por lo cual la playa no deja de ser funcional”, aseveró.
Y reiteró: “Se puede proteger aún más la playa en la sombra del espolón 6, colocándole una pequeña ‘te’ en la cabeza del espolón dirigida hacia el sur, que es una mejora que hemos propuesto”.