Aun siendo parte de la misma isla, los habitantes de Caño de Loro y Bocachica tardaban más de 30 minutos para llegar a Tierrabomba o Punta Arena, donde gracias al turismo se concentra el motor económico de estas comunidades.
Ir desde sus casas hacia sus trabajos o acudir a un puesto de salud en caso de una emergencia, significaba estar sometidos a una vía altamente peligrosa y en la que con frecuencia se reportaban accidentes, es decir, toda una travesía. Sin embargo, esto será cosa del pasado.
Con el objetivo de conectar a estas poblaciones, la Oficina de Gestión del Riesgo de Bolívar y la Armada Nacional rehabilitaron 13 kilómetros de vías terciarias que se encontraban en pésimo estado, afectando el desarrollo de la comunidad. También se adecuaron dos escenarios deportivos, brindando alterativas de recreación y esparcimiento.
“En Punta Arena somos 380 familias para una población de unos 1.700 habitantes. Estamos seguros que con la adecuación de la vía podemos mejorar la movilidad en nuestros territorios, evitar accidentes y tener una mejor comunicación entre nosotros. La comunidad es la mayor beneficiada, principalmente aquellas personas que necesitan desplazarse a Punta Arena y Tierrabomba, ya que estos corregimientos ligados directamente al turismo, representan el principal motor económico de las comunidades”, aseguró Margarita Coneo, líder del consejo comunitario de Punta Arena.
El capitán de Corbeta Jean López explicó que por primera vez se logró articular los cuatro consejos comunitarios de la isla, en el marco de la campaña “Bicentenario Abrazo Insular”.
Agregó que el compromiso es gestionar la vía completa con el cumplimiento de las normas técnicas y que los trabajos realizados hacen parte de una primera fase, ya que las obras en su totalidad permitirán mejorar la calidad de vida de los más de 15 mil habitantes con que cuenta la isla.
Por otra parte, según el ingeniero Jesús Naranjo, responsable de la rehabilitación de la vía, “el trabajo hecho es un gran paso. En un análisis junto con el sargento Milton López, dedujeron que estas obras, si hubiesen sido contratadas con un privado, tendrían un valor de unos $1.500 millones”.
“Fueron 30 días de trabajo, 840 horas de maquinaria y asistencia técnica para la rehabilitación de los 13 kilómetros lineales y los 18.000 m² de adecuación de terreno para dos campos deportivos”, aseguró por su parte José Ricaurte, director departamental de la Unidad para la Gestión del Riesgo.
Añadió que construir en una isla es complejo y costoso, porque trasladar los materiales y la mano de obra, desde Cartagena hasta la zona insular, requiere de una logística importante.
“Los que merecen todo reconocimiento, son las comunidades que se unen entorno a su desarrollo y que no se quedaron en el discurso de ‘necesitamos’, sino que aportaron”, puntualizó.
A pesar de contar con protección especial por parte del Estado, los isleños se han sentido históricamente aislados y abandonados por el Distrito y la nación. Por eso la líder Margarita Coneo mencionó que se necesita del apoyo del Instituto Nacional de Vías (Invias) para construir una carretera que cumpla todas las normas técnicas.
También hizo un llamado urgente a la autoridades. “Por favor, miren para acá, somos Bolívar, somos Cartagena y somos Colombia. No es posible que a pesar de una sentencia a nuestro favor, no contemos con vías, agua potable, alcantarillado, puestos de salud o colegios en buen estado”.
De igual manera, Mirla Aaron, representante legal del consejo comunitario de Tierrabomba, pidió al alcalde William Dau “que se ponga la camiseta y se vincule al desarrollo de las comunidades insulares”.