El destacado empresario, ganadero y caballista cartagenero, Carlos Enrique Segrera Lemaitre, falleció este viernes 24 de septiembre en esta, su ciudad natal, a las 4 de la mañana.
‘Kike’, como cariñosamente le decían sus amigos de siempre, cumplía 90 años el próximo 29 del presente mes.
Para el abogado y también caballista Senén González Vélez, su gran amigo Enrique Segrera Lemaitre fue toda una leyenda, no solo por su entrega en el mundo empresarial y caballista, también por la forma como se mostraba en todas sus acciones y su auténtica manera de decir las cosas.
“Kike era un hombre de campo, era un contraste entre lo popular y lo protocolario con lo elegante, se manejaba muy bien en esas dos esferas, de una manera muy sencilla e igualitaria. Para él una persona humilde o del campo era tan importante como aquella persona de la más alta alcurnia, ese era su talante”, relata Senén González, “y como ser humano –prosigue– era bondadoso y discreto, nadie se daba cuenta cuando le hacía bien a alguien, no hacía alardes de nada”.
Lo recuerda como un gran papá y muy amigo de sus propios hijos; gran esposo, con Lucía Estevenson, su compañera sentimental de toda la vida.
Con vehemencia, este amigo de infancia narra que le aprendió mucho a Enrique Segrera, y “de sus aprendizajes extracté una gran filosofía de vida, cuando me dijo: ‘Te voy a regalar un pensamiento de Mario Moreno (Cantinflas), que dice... Ríe todo lo que puedas, porque para la tristeza hay tiempo’, y eso me ayudo toda la vida”.
‘EL CAMPEÓN SIN CORONA’
En la cofradía de los caballistas y ganaderos recuerdan que Segrera junto con su hermano compraron las mejores crías de caballos del país y juntos se convirtieron en los mejores exponentes con estos ejemplares, de las modalidades de trote y galope, y paso fino.
Considerado por sus amigos como un roble, Senén se remonta a los tiempos de juventud de “mi querido hermano” Kike, “cuando fue un gran campeón nacional de pesas, pero sin corona, porque no tenía competidor”, y por eso a Enrique Segrera los amigos le decían también ‘El campeón sin corona’.
Pletórico de una espontaneidad que lo investía de múltiples facetas, “fue también un hombre artístico, cantaba muy bien, su voz era magnífica, y asimismo tenía un gran sentido del humor, era muy ocurrente y echaba muchos chistes, los contaba de acuerdo a la ocasión”. Golpeado por la partida de su amigo de siempre, así lo rememora Senén González, de 76 años.