Cartagena es una de las ciudades con menor porcentaje de superficies verdes del país, según un informe de Calidad Ambiental Urbana del Ministerio de Ambiente (2015), que se centró en las urbes con más de 500 mil habitantes.
Esa poca presencia de zonas verdes influye en la diversidad de aves que hay en la ciudad, asegura la Fundación Fauna Silvestre, que identificó 70 especies en los parques y zonas naturales de Cartagena.
El estudio de la fundación buscó determinar la relación entre la vegetación en zonas urbanas y la abundancia de aves en esos lugares.
Y según ese estudio, en Cartagena se identificaron 70 especies, entre las que destaca una clase de ave invasora no registrada en esta región del país.
El promedio de aves por zona verde fue de 22 individuos. Las especies que se encontraron en mayor abundancia fueron las Columba Livia (paloma bravía), Eupsittula pertinax (el perico cara sucia), Quiscalus mexicanus (mariamulata) y Zenaida auriculata (paloma torcaza).
Según Hayder Ramos Guerra, subdirector de investigación de la Fundación Fauna Silvestre, el tamaño de las zonas verdes tuvo una relación con la diversidad. Los sitios con un tamaño mayor a 2.970 metros cuadrados mostraron un 31% más de especies. La altura y el número de los árboles también influyó en mayor cantidad de aves, pues zonas verdes con un 53% de cobertura boscosa mostraron mayor número de individuos de aves.
“El estudio reflejó que donde hay espacios naturales hay una buena distribución de aves, pero en la mayoría de la ciudad hay un desequilibrio porque hay pocos parques y zonas verdes”, explicó Ramos Guerra.
“Esto genera la pregunta de qué tan buenas son nuestras ciudades para tener biodiversidad, si estamos viviendo en ciudades sostenibles y cómo queremos enfocar nuestras ciudades para que sean sostenibles y amigables con la biodiversidad. Eso va relacionado con la forma en que se forman los barrios. Por ejemplo, en los de escasos recursos y en zonas periféricas no hay zonas verdes”, añadió.
El subdirector de la Fundación Fauna Silvestre dijo que aunque no han tenido reuniones con autoridades del Distrito, es importante que los tomadores de decisiones conozcan la situación de las aves y las zonas verdes de la ciudad para determinar políticas de urbanización que contribuyan a la conservación de los ecosistemas y los servicios que prestan, como el control de insectos.
“El problema somos nosotros y nuestra ciudad. La organización y los cambios en los ecosistemas van a presionar por lo general a la biodiversidad de aves. Eso afecta los servicios que nos benefician, como el control de insectos, la polinización, la esparsión de semillas y el mantenimiento de buenas zonas verdes”, concluyó Hayder Ramos, quien asegura que este es el primer estudio de este tipo.