Los habitantes del barrio Alto Bosque continúan con temor de salir a las calles por culpa de la inseguridad que no los suelta. Pese a que en este barrio está prohibida la circulación del parrillero hombre y a las restricciones motivadas por la pandemia del COVID-19, los vecinos siguen siendo atracados en las terrazas de sus casas y en las calles.
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El hecho más reciente que conoció Cartagena y que se viralizó en las redes sociales, fue el momento en que dos hombres en una moto pasan frente a una pareja y metros más adelante el parrillero se baja con disimulo, camina hacia ellos, los amenaza con un arma de fuego y les hurta sus pertenencias, para luego correr hacia la moto que lo esperaba y emprender la huida.
Ese, según los moradores, no es un hecho aislado sino el común denominador en este barrio, donde supuestamente cada día hay mínimo un atraco en promedio.
“La gente aquí ha cumplido a cabalidad con el aislamiento, la mayoría está trabajando de manera virtual, pero hay un porcentaje pequeño que sí debe salir a trabajar de forma presencial y son los que más están expuestos a la delincuencia. También algunas personas que salen el día de su pico y cédula a hacer diligencias médicas o a comprar alimentos han sido víctimas en estos meses de pandemia. Este es un barrio relativamente pequeño pero el índice delictivo no es bajo, por eso hemos solicitado insistentemente mayor respaldo de las autoridades”, señaló William Marrugo, presidente de la Junta de Acción Comunal del Alto Bosque.
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Tras el reciente suceso que tanta polémica sembró en la ciudadanía, la Policía Nacional visitó el barrio y se comprometió a realizar patrullajes de forma más periódica para contener el accionar de los bandidos. Y en efecto, tanto el lunes como ayer se notó la presencia de los uniformados y hubo una mayor sensación de seguridad, sin embargo, la comunidad pide que sea algo duradero y no momentáneo.
“Los policías son adscritos al CAI del Bosque, que tiene una cobertura bastante grande porque son muchos barrios alrededor los que deben atender. La teniente se comprometió a que iba a solicitar más patrullajes para nosotros, pero la realidad es el que el pie de fuerza de ellos es muy reducido, no dan abasto para toda la zona, por eso también requerimos la presencia del Distrito”, añadió el presidente de la JAC.
Otra inconformidad de los moradores es que desde que llegó la pandemia hubo un incremento de vendedores ambulantes en sus calles, a toda hora, con megáfonos que perturban la tranquilidad de quienes realizan teletrabajo o de los estudiantes que ven sus clases virtuales. El llamado que hacen a las autoridades es que ejerzan mayor control a los ruidos de estos trabajadores informales y principalmente a las medidas de higiene que emplean para comercializar sus productos.
