En la 11 de Noviembre no habrá celebración hoy. Al menos, sus residentes no tienen actividad alguna preparada. Es más, planean recogerse y cerrar sus comercios tempranos como para que no quepa la menor duda de que no quieren ni el más mínimo asomo de festejo.
Se habla sobre una de las calles más famosas del barrio Escallón Villa, no solo porque tenga el nombre de la fecha de la independencia de Cartagena sino, además, porque conduce al Estadio de Béisbol 11 de Noviembre.
(Lea aquí: Especial de Independencia: Pedro Romero y sus amigos)
El barrio podría estar alcanzando el medio siglo de fundado, pero la calle no fue nombrada enseguida sino con el paso del tiempo. Hubo otras épocas en que, anualmente, los vecinos organizaban celebraciones sencillamente sacando a las terrazas sus equipos de sonido, llevando una banda pelayera o reuniéndose en un punto clave alrededor de un sonido de los de antes.
Pero en los últimos años las cosas han cambiado...para mal. Los vecinos temen que aquí se repitan los desmanes de barrios como Los Calamares y El Campestre, ya que algo que no pasan por alto es que la mayoría de la gente que arriba a esa calle, cuando llega el 11 de noviembre, son personas provenientes de otros conglomerados.
“Hace cuatro años --cuenta Nohemí Pretelt, la presidenta de la Junta de Acción Comunal-- la Policía llegó y se mantuvo hasta las tres de la madrugada hasta que apagáramos todos los equipos de sonido. El año antepasado hizo lo mismo. El año pasado llegó temprano y cerró algunas tiendas, y desde entonces es muy poca la gente que viene a celebrar”.
No obstante, los dirigentes comunales aclaran que nunca han organizado actividades que atraigan a gentes de otros lados, pues tendrían, previamente, que solicitar permisos ante las autoridades competentes. Pero sí reciben la visita de celebrantes en carros y con parlantes incorporados, quienes se estacionan en cualquier esquina o en los predios de una tienda, y toda la calle se llena de una algarabía que se extiende hasta bien entrada la madrugada.
“Una que otras veces --agrega Pedro Buendía, coordinador del frente de seguridad-- llegaban comparsas invitadas por algunos vecinos, pero solo recorrían la calle de principio a fin y después se retiraban. Eso sí, queremos dejar en claro, que en un 90%, la fiesta era hecha por gentes que venían de otros barrios a apropiarse del territorio. Montaban ventas de cerveza y picós; y a los residentes nos tocaba escondernos. Al día siguiente, lo que encontrábamos era puro desorden y suciedad. Los habitantes ya no queremos más de eso”.
La calle 11 de Noviembre mide, aproximadamente, un kilómetro, comunica con las avenidas Pedro de Heredia y El Consulado, tiene siete calles transversales, y los predios que la circundan podrían estar sumando los setenta.
En los momentos en que se congestionan ambas avenidas (ya sea por protestas o por mantenimientos) la 11 de Noviembre se convierte en el pasadizo de todo tipo de vehículos, testimonio de lo cual pueden dar fe varias de sus plaquetas, que fueron construidas hace treinta años y nunca más se les hizo mantenimiento.
Alejandro Paternina Hernández, gestor comunal de Escallón Villa, señala que en las madrugadas de los fines de semana, cuando hay conciertos de picós en la Plaza de Toros Cartagena de Indias (o en alguno de los espacios de la Unidad Deportiva Fidel Mendoza Carrasquilla) la 11 de Noviembre también se vuelve pasadizo, pero de los agitadores que vienen huyendo de las trifulcas que se forman en la avenida, después que se apagan los monstruos sonoros o se acaban los encuentros futbolísticos en el Estadio Pedro de Heredia.
“Antes de que existiera el frente de seguridad --apunta Pedro Buendía-- la calle era una de las que servían a los fleteros como vía de retirada, cuando cometían un robo en otro barrio o en otro sector de Escallón Villa. Hay que ver que la calle es muy amplia y se comunica fácilmente con ambas avenidas”.
De las siete calles transversales hay dos sin pavimentar. La más grave es la San Luis, puesto que se asemeja a un camino de herradura y es una de las más largas del barrio, lo que implica que necesita un presupuesto bastante abultado. Los residentes intuyen que podría ser esa la causa de las demoras para su adecuación.
El barrio Escallón Villa se fue construyendo sobre una topografía irregular, con ascensos y descensos, característica de la que no se salva la 11 de Noviembre: es ondulante como una serpiente arborizada en varios tramos y amenazada en otros por la fiebre de los edificios, pero dicen los vecinos que hasta el momento se han construido muy pocos, toda vez que el escándalo de los Quiroz ha reprimido los proyectos inmobiliarios de ese tipo.
Si se quiere, la 11 de Noviembre resulta ser una magnífica conexión entre la avenida Pedro de Heredia y la otra parte de la ciudad, por donde se inicia la zona industrial de Mamonal. Solo habría que conducir hasta el barrio Zaragocilla, seguir hacia La Campiña, parte de Los Calamares, Nuevo Bosque y Ceballos.
El crecimiento de los locales comerciales en la Pedro de Heredia abarca unos cuantos tramos de las calles que desembocan en esa arteria vial; y es así como en ambas bocas de la 11 de Noviembre hay unos cuantos negocios de diferentes denominaciones, a los cuales la JAC debe estar vigilando para que no se apropien del espacio público.
“Ojalá que las cosas cambien --comenta Alejandro Paternina, retomando el asunto de las celebraciones--, porque en los barrios populares las fiestas novembrinas han tomado un sentido de desorden y vandalismo que uno no quisiera que se apodere de su barrio”.
“Y eso que nosotros nunca hemos tenido banditos, ni gozones, ni nada que se le parezca. La gente viene sin que alguien la invite”, remata Nohemí Pretelt.