Dos habitaciones, comedor americano, cocina integral y baños con porcelanato. Cuarto de servicio, un parqueadero y un balcón con vistas al Centro Histórico y al mar Caribe. Esas son algunas de las amenidades de un apartamento de 90 m² en un edificio con piscina en Bocagrande. Un sueño para muchos, pues su costo sobrepasa los mil millones de pesos. (Lea: “Nos abandonaron”: vecinos del edificio Aquarela viven su propio drama)
Sin embargo, a pocos kilómetros de allí, algunas personas disfrutan de las mismas vistas pero sin pagar un peso. Esa es la denuncia de muchos habitantes del barrio Torices que se quejan de la supuesta falta de vigilancia en el edificio Aquarela, lo que ha desatado que la edificación se haya convertido en “guarida de atracadores”.
Las obras en el predio llevan más de dos años suspendidas por pleitos relacionados con una posible violación del espacio público y patrimonio, al estar ubicado a pocos metros del Castillo San Felipe de Barajas. Un proceso que para muchos culminará con la demolición de la estructura.
Édgar Ocampo, vecino de la construcción, expuso que, además de un foco de insalubridad porque “la gente defeca y orina en ese lugar, y es un basurero satélite”, Aquarela es usado por ladrones como madriguera. “Yo he sido víctima de múltiples hurtos de rateros que entran y salen de esa construcción. Eso da por sentado que el edificio puede estar siendo usado para el consumo de drogas o para prácticas sexuales; sin embargo, de eso no tengo evidencias para asegurarlo. La torre tiene vigilancia privada, pero creo que no es suficiente o no es adecuada”, relató.
Por su parte, Mary Luz Moreno, residente del sector contiguo de El Espinal, develó que la percepción de inseguridad en la zona va in crescendo, pues hay mucha afluencia de habitantes de calle y supuestos invasores de la zona de Chambacú que, según denuncia, se meten a las casas a robar, hurtan cables de luz, redes de internet y tapas de alcantarillas y de contadores de gas.
Museo de arte urbano
Además de “afectar la tranquilidad de todos los vecinos porque el edificio se ha convertido en un foco de inseguridad, pues los delincuentes se esconden allí”, como dijo Miriam Piedrahíta, residente a dos casas de la torre Aquarela, las paredes mas altas de la estructura han sido tomadas como lienzo para grafitis.
Grafitis en Aquarela.
Carlos Orozco, comerciante del sector, denunció que en muchas ocasiones ha visto a personas en los pisos altos de la estructura. “Antes el cordón de seguridad estaba compuesto por mallas y una pared de lata, pero ya de esa lata no queda casi nada pues se la han robado los chatarreros informales”, contó.
¿Arte urbano o vandalismo?, lo que sí es claro es que es una práctica peligrosa para la vida de quien lo haga, y por eso para los cartageneros, que hace días ven desde sus carros o desde los buses de Transcaribe la aparición de los grafitis, es una señal de alerta sobre la falta de control en el acceso a Aquarela.
El Universal consultó con la Oficina Asesora de Gestión del Riesgo de Desastres (Oagrd) sobre la situación e indicaron que la vigilancia del predio es de responsabilidad de la constructora de la polémica torre.
Por su parte, la constructora Promotora Calle 47 indicó que, en efecto, la administración del edificio Aquarela confirmó las incursiones ilegales al edificio, lo que motivó operativos policiales que llevaron a la captura ayer en la noche de un joven. “El aprehendido se encontraba interviniendo la parte exterior de la estructura pintando grafitis. Ya fue puesto a consideración de las autoridades de Policía”, afirmaron.
Material que le fue incautado al invasor.
El plan para demoler el polémico edificio Aquarela avanza. El Fondo Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (Fngrd) adjudicó el contrato de consultoría que tiene por objeto “realizar los estudios, evaluaciones, diagnósticos y recomendaciones para obtener los insumos necesarios para la realización de la demolición de obra” de este edificio.
El Fngrd le dijo a este medio hace días que están a la espera de la firma del acta de inicio para comenzar con los estudios. Destacó que se enviaron las instrucciones a la Fiduprevisora para la elaboración de los contratos, por lo cual esperan contar con la minuta y el acta de inicio para la consultoría al finalizar agosto.
El contrato fue otorgado a la empresa Proyectos Urbanos y Construcciones del Caribe S.A.S. por un valor estimado de $241 millones. La empresa ganadora tiene sede en la ciudad y su principal actividad económica es la de ingeniería y otras actividades relacionadas a la consultoría técnica.