Cartagena ha mostrado su solidaridad en los eclécticos e indescifrables días de pandemia, tendiendo una mano a quienes más lo necesitan. Una de las historias que, surgida en estos días, ha movido los corazones de los cartageneros es la de Julio Blancos Moreno, el adulto de 78 años que recorre las calles del barrio El Pozón recogiendo botellas plásticas para ganarse unos pesos para su familia: una hija de 40 años en condición de discapacidad y su esposa, una mujer que sufre problemas respiratorios por los que requiere estar conectada a una máquina de oxígeno la mayor parte del tiempo. Los tres viven en una casa arrendada del sector Nuevo Horizonte y, con la ayuda de sus vecinos y de algunos familiares, han logrado subsistir y salir adelante, incluso luego de que, en plena pandemia, fueran desalojados de otra vivienda, en otro sector de El Pozón, porque no contaban con recursos para pagar el arriendo.
“Realmente estamos muy, muy, agradecidos con todas esas personas que se ha solidarizado con nosotros. Les damos mil y mil gracias”, con estas palabras Carmen Julia Blancos, hija de Julio, manifiesta su agradecimiento con todas aquellas personas que hasta el sol de hoy se han comprometido con ayudar a mejorar sus condiciones de vida, desde el 14 de febrero de 2021, cuando publicamos su historia en las páginas de este matutino. (Lea también: La historia de una familia que apenas sobrevive en El Pozón)
“Hemos recibido muchas ayudas, una parte nos han traído alimentos, una parte de dinero, televisor, abanico, una sanduchera, dos sillas (...)”, menciona e indica que, incluso, algunas entidades estatales los han visitado con miras a ayudarlos. “Aquí vinieron funcionarios de Corvivienda, nos van a ayudar, dijeron que éramos una familia que necesita una vivienda, que iban a hacer todo lo posible por darnos esa vivienda lo más pronto; es lo que yo más anhelo: la casa. También nos visitó la gestora social y se comprometió en ayudarnos”, añadió desde la sala de su vivienda. Y no solo eso, algunas fundaciones y entidades no gubernamentales han visitado la casa de los Blancos para darles ayudas. “Le doy gracias a Dios por ese corazón que tienen los agentes de la policía Caraballo y Arévalo, quienes han puesto un granito de arena para ayudar. Y a gracias a ustedes también, que han estado pendientes de nosotros, muchas gracias”, detalló. “Una muchacha me llamó también y se interesó en ayudar a ponerme una venta de minutos. Me puso una venta de minutos y estoy muy agradecida por eso”, añadió.
Una de las iniciativas más llamativas, que surgió luego de salir a la luz pública la historia de los Blancos, es un grupo de WhatsApp creado por ciudadanos específicamente para ayudarlos.
“Hicimos un grupo de WhatsApp, muchos no nos conocíamos entre sí, pero se fueron sumando más personas, son como 18 personas que lo integran. Le creadora del grupo es una trabajadora social que ha estado pendiente de ayudarlos”, explica Linda Hernández, una de las integrantes de la iniciativa, creada por Jane Herrera De las Salas. En principio, recolectaron alimentos y se citaron en la Terminal de Transportes para luego visitar a los Blancos. Luego han seguido ayudándolos para con donación de implementos para su hogar.
“Esta semana terminamos de hacer una colecta para comprarles la nevera. Estamos pendientes para comprarla. Cuando los visitamos, le preguntamos qué tipo de emprendimiento querían que hiciéramos con ellos, vamos a ayudarlos a poner una chaza y una venta de bolis”, sostuvo Linda.