-Señora, ¿usted es de la prensa?
-Sí.
-¿Será que usted puede ayudarme con eso de la música? Yo quiero ser cantante.
Luis* tiene 15 años pero no los aparenta. Su delgadez hace pensar que quizá sea mucho menor. Sin embargo a pesar de su corta edad se las arregla día a día para seguir subsistiendo en las gradas que se encuentran detrás del abandonado Skate Park de Chambacú.
(Le reomendamos: Niños en condición de calle e inseguridad en el parque de Skate, en Chambacú)
Allí convive con otras decenas de niños que al igual que él, viven a merced de lo que la calle les pueda brindar. Unos llevan cuatro días sin bañarse, otros ni siquiera saben qué fecha es; sus días y sus noches se han limitado simplemente a sobrevivir.
A ese lugar al que pocos se atreven a entrar y por el que muchos procuran pasar rápido para evitar ‘malas horas’, llegó un día de diciembre el padre John Lawrence Mahony, que junto con Arlena Hoyos, directora de la Fundación Dones de Misericordia, se han convertido en los ‘padrinos’ de estos niños a quienes el Estado ha olvidado.
“A mediados de diciembre el ICBF internó a un niño venezolano, de 11 años, en Dones de Misericordia en el proceso de restablecimiento de sus derechos, pero no se dieron cuenta que era adicto a sustancias psicoactivas, por lo que pasó por varias crisis de ansiedad. Unos días después el niño me dio las coordenadas para encontrar a sus compañeros de calle por las caballerizas de Chambacú. Fui el 23 de diciembre por la mañana y encontré 25 niños en condición de calle, todos consumidores”, relata Mahony.
Desde entonces ha realizado visitas diarias a los niños para llevarles desayuno y sensibilizarlos sobre su situación. Sin embargo, le da impotencia no tener la capacidad de internarlos a todos e iniciar su proceso de rehabilitación, algo que de por sí, es responsabilidad de las autoridades estatales.
“Padre ¿hoy sí nos vamos?”, es la primera pregunta que le hace Luis al párroco apenas llega al lugar. “Padre, me duele la cabeza, ya me quiero ir”, dice otro niño.
Desde la Fundación Dones de Misericordia han intentado gestionar con las autoridades competentes con el fin de conseguir un albergue para todos los niños, sin embargo han encontrado diversas trabas burocráticas que han ido dilatando esta posibilidad.
“El problema es que en Cartagena no hay programas serios de desintoxicación para niños. Hacen falta albergues y que se les faciliten las cosas para ingresar a ellos”, agrega Mahony.
Parece mentira, pero a pocos metros de ese lugar se encuentra la Estación de Policía Caribe Norte. A pesar de ello los menores pasean a sus anchas con los pies descalzos y con heridas que parecieran de armas cortopunzantes, expuestas al aire.
(Lea aquí: Incendio en Chambacú: riña por “cachetada” desató la tragedia)
Allí igualmente interactúan con otros habitantes de calle, algunos mucho mayores que ellos; consumen droga, a veces pelean y también piden dinero.
La cantidad de niños en el lugar también varía con frecuencia. Unos llegan, otros se van, algunos fallecen. Asimismo, otras veces se los llevan para mendigar o inducirlos en la prostitución.
Arlena Hoyos asegura que dadas las circunstancias tiene que ser la misma ciudadanía la que se apersone de la situación y le exija al Distrito que tome las acciones pertinentes para erradicar este triste flagelo.
“No podemos seguir siendo cómplices de esta realidad. No podemos ser indolentes ante los niños, que son el futuro. Invitamos a la ciudadanía y a todos los empresarios a que se unan, que esto está pasando en el mismo Centro de la ciudad, al lado de la Policía. Un niño de 6 años debe estar jugando, no consumiendo droga, están abusando de ellos”, alerta.
El padre Mahony igualmente denuncia que es necesario que las autoridades competentes a nivel local y nacional sean conscientes de que este es un fenómeno que no ha sido erradicado y que no se trata solo de niños venezolanos, pues dentro de este grupo también hay niños colombianos en situación de vulnerabilidad.
“No nos podemos quedar con el hecho de que no hay la capacidad institucional para esto, tenemos que crear la institucionalidad necesaria para enfrentar este problema porque los niños son el futuro de la sociedad, y si se quedan en estas condiciones de calle donde son consumidores, adictos y explotados de diferentes formas, van a ser los delincuentes de mañana”, afirma.
- “Para ser cantante tienes que desintoxicarte primero” -dice el padre Mahony.
Luis no lo piensa dos veces. Mira al padre a los ojos y le dice con entusiasmo:
- “¿Cuándo nos vamos?”
*Nombres cambiados para proteger a la fuente.