Unos 500 cartageneros aproximadamente se acercaron ayer al parque Centenario acogiendo la invitación del gremio de libreros, quienes durante tres días tendrán una jornada de ‘cambiatón’ en la que darán libros a cambio de comida debido a la precaria situación económica que atraviesan.
Desde las 8 de la mañana, la ciudadanía asistió a la convocatoria hecha por los pequeños comerciantes, golpeados por el internet y por la pandemia del COVID-19, que les han hecho bajar las ventas hasta un 90 por ciento.
La joven María López fue una de esas decenas de personas que se acercaron a donar alimentos no perecederos. Ella, acompañada de su hermana y tras ver previamente la invitación de los libreros a través de El Universal, se unió a la causa llevando productos como café, azúcar, sal, entre otros, que le valieron para canjear por un par de obras literarias.
“Nos conmovió mucho leer y conocer el drama que atraviesan estas personas, son gente humilde y a la vez un patrimonio de la ciudad, que lastimosamente se han visto afectadas por la evolución de la tecnología y la pandemia. La iniciativa que ahora tienen me parece muy buena y por eso aquí estamos aportando un granito de arena para que mejoren sus condiciones, ojalá que mucha más gente se solidarice y venga a apoyarlos”, sostuvo la joven.
(Lea: “Se superaron las expectativas”: libreros por cambio de libros por comida).
De igual forma, Adson Naterano, un entrenador fitness que vio la invitación de los libreros en las redes sociales, se acercó al parque con una variada ayuda que incluía arroz, aceite, leche, azúcar, legumbres, etc. “La situación de ellos es bastante dura y duele ver que hayan tenido que acudir a esta campaña, por eso aquí estamos para colaborar”, dijo.
Algo que llamó la atención dentro de la jornada de ayer fue la presencia de los campesinos de Cachenche, quienes a pesar de librar una batalla aparte con el Estado por permanecer en el territorio, se solidarizaron con los libreros y viajaron de Turbana a Cartagena para entregarles parte de sus cosechas. Yuca, ñame, plátano, maíz y demás productos agrícolas hicieron parte de la donación.
El señor Vivas Arrieta, de 75 años, es el más veterano de los libreros del parque Centenario. A su edad aún va todo los días al lugar y abre su módulo para seguir generando ingresos. Sin embargo, al igual que los demás 28 compañeros, es poco lo que produce. El martes, por ejemplo, solo vendió una obra literaria en 12 mil pesos. De ahí sacó para dos pasajes en Transcaribe y para un almuerzo de $4 mil en el Centro, le quedaron menos de 3 mil pesos por el día de trabajo.
Para don Vivas, la ‘cambiatón’ ha representado gran satisfacción. “Sí, la gente ha llenado nuestras expectativas y les agradecemos por ese respaldo. No queríamos llegar a estos extremos pero nos toca porque estamos pasando muchas necesidades, aquí ya no se vende nada, el internet nos tenía muy acabados y la pandemia nos terminó de afectar. Ayer me quedaron 3 mil pesitos, antes de ayer no me hice nada, pero me alegra mucho que por lo menos hoy me llevaré mi poquito de comida para la casa”, señaló con voz frágil y lenta el señor Arrieta, con más de 40 años en el oficio.
“Espero que la gente nos siga apoyando, que sigan viniendo en estos tres días y que el Distrito nos dé soluciones porque estamos quebrados”, añadió el librero de la tercera edad.
(Vea: [Video] Libros por comida: la iniciativa de los libreros del Parque Centenario).
Hasta las 4 de la tarde de ayer, la asistencia de los cartageneros llenó las expectativas y representó un aliciente para los libreros.
La presidenta de la Asociación de Libreros de Cartagena, Faisudy Fontalvo, agradeció la acogida de la ‘cambiatón’ en su primer día y el apoyo de medios de comunicación como El Universal, que les han ayudado a la masificación del mensaje.
Faisudy Fontalvo, lideresa del gremio
“Lo que más se han llevado son obras literarias y cuentos infantiles. Estos libros que están en el buffet no tienen ningún valor, el que llega y dona puede escoger el que desee, no nos importa si solo nos dan una bolsita de arroz, lo que valoramos es el gesto. Invitamos a los cartageneros a que sigan llegando, los estamos esperando”, expresó la lideresa.
Durante estos tres días, los libreros estarán hasta antes de las 7 de la noche en el parque Centenario, hora en que el lugar cierra sus puertas.
El calor que hace en los alrededores de los módulos de los libreros es notorio y eso, según ellos, también propicia la ausencia de clientes, por esa razón le piden a la Alcaldía que les instale carpas o algún elemento que los proteja de las inclemencias del clima.
De igual forma, solicitan autorización para vender artesanías y así tener otra alternativa de generación de ingresos que les permita ganar lo vital para sobrevivir.
Por último, le piden a la Alcaldía que les amplíe el horario de cierre hasta las 10 de la noche, ya que actualmente el parque se cierra a las 7 p. m. y así no pueden ofrecerles sus productos al turismo.