Año 2100. Cartagena. Para regresar a sus casas después de un día de trabajo en la ciudad, los isleños se montan en las lanchas en lo que antes era Bazurto, un estridente y céntrico mercado popular. Las playas que se veían desde la hilera de edificios lujosos que se bronceaban a diario ahora solo pueden verse en internet. El mar las arrasó. Los que vivían en el arrecife de casas palafíticas sobre la ciénaga de La Virgen lo perdieron todo cuando el colchón viejo tocó su puerta. Tarde. En la noche.
La gente ya no usa las murallas para capturar atardeceres o darse largos besos, debido a que ahora son plataformas de clavados. Por la otrora avenida Santander ahora transitan barcos. En Martínez Martelo ya no se juega sóftbol al ritmo de una salsa lejana, pues cojines, tiza, bancas y malla ahora solo las ven los que bucean en el fondo de la ciénaga de Las Quintas. Ha pasado mucho tiempo desde que el último avión surcó el cerro de La Popa, pues en el aeropuerto Rafael Núñez ahora hacen paddle board y montan kayaks. Le puede interesar: Punta Abanico, la isla que se tragó el mar en Cartagena
Esa será la Cartagena del 2100, según un estudio científico publicado por la prestigiosa revista Nature, donde se vaticinó el hundimiento progresivo de muchos sectores de la ciudad, proceso que ya se activó hace décadas. El aumento del nivel del mar, causado por el cambio climático, dará lugar a marejadas ciclónicas, mareas altas extremas y la formación de olas empujando el agua hacia el interior.
Estos expertos, entre ellos el grupo de investigaciones geodésicas espaciales del Servicio Geológico Colombiano, investigó el aumento relativo del nivel del mar (RSLR) y la influencia de los movimientos verticales de la tierra en Cartagena a través de la integración de diferentes conjuntos de datos, incluidos los registros de mareógrafos, datos de subsidencia geodésica GPS y observaciones de radar de apertura sintética interferométrica (InSAR) de movimientos verticales.
La conclusión fue bastante diciente: Cartagena se hunde a un ritmo más alto en comparación con el aumento del nivel del mar impulsado por el calentamiento global y la erosión. Esta eventual catástrofe medioambiental representa un riesgo para la preservación de Cartagena, incluyendo el turismo, la infraestructura y la vida de las comunidades costeras vulnerables. “Un hundimiento inatajable”, según Javier Mouthon, ingeniero civil y exdirector del Establecimiento Público Ambiental de Cartagena (EPA), quien invita a tomar medidas de planificación urbana en las zonas que se verán afectadas.
Además, desde la Oficina Asesora para la Gestión del Riesgo de Desastres (Oagrd) indican que en el mapa de riesgo distrital de inundaciones se agregan la zona insular y vastos sectores en Crespo, Cielo Mar, Martínez Martelo, Centro Histórico y toda la zona aledaña a la ciénaga de La Virgen: La Boquilla, San Francisco, Boston, El Líbano, Olaya Herrera, Fredonia y El Pozón, entre otros.
Las causas
Cartagena será uno de los cuatro puntos críticos de inundaciones en el Caribe para 2100, una consecuencia del aumento del nivel del mar debido al cambio climático, la erosión costera, el hundimiento de la tierra y las condiciones oceanográficas extremas.
Para los investigadores, es necesario el desarrollo de planes de mitigación para el hundimiento y el aumento del nivel del mar asociado, lo que requiere una combinación de estrategias de medición y monitoreo, y espacios de concertación gubernamental y ciudadana. Vital y urgente, por ende, que el Plan de Ordenamiento Territorial se vuelva una realidad tras décadas de no actualizarse. Lea aquí: La capa sobre la Tierra que proponen contra el calentamiento global
Según el mencionado trabajo, el hundimiento relacionado y su efecto en regiones costeras tectónicas complejas han recibido comparativamente poca consideración y no hay tasas publicadas de hundimiento costero ni análisis de la contribución del movimiento vertical de la Tierra. Además, denuncian la falta de planificación futura y de control inmobiliario para mitigar inundaciones, aunado a la deforestación de manglares, 342 hectáreas de esta especie en la bahía, y la incidencia del boom urbanístico de edificios altos en Castillogrande, Bocagrande, Manga y Torices.
Erosión, verdadero problema
Una herramienta de la NASA, recientemente lanzada por su Laboratorio de Propulsión a Jet, predice las ciudades que se hundirán por el derretimiento de la capa de hielo en los polos por el calentamiento global. Cartagena no aparece en el registro, por lo que se fortalece la tesis, planteada en distintos estudios, que es la erosión costera la que condenaría a la ciudad a ser una Venecia con un calor infernal.
Según distintas investigaciones, Cartagena ha crecido principalmente a expensas de paisajes costeros como espigas y barras, y de rellenos de las zonas de manglar aledañas. Esto ha provocado una mayor susceptibilidad a procesos erosivos de la línea de costa y a inundaciones tanto por mareas altas como por lluvias extremas.
Un estudio de la Universidad Tecnológica de Nanyang (NTU Singapur) comprobó que la extracción de materiales del suelo para construir viviendas de escasos recursos y la rápida construcción de edificios y de infraestructura urbana, contribuyen al problema. Otra causa es el transporte de sedimentos del río Magdalena que el canal del Dique vierte en las aguas de Cartagena, lo que agrava el hundimiento de la tierra y los efectos del aumento del nivel del mar.
¿Las armas serán efectivas?
El único documento con las soluciones integrales para afrontar los embates del cambio climático que tiene la Alcaldía de Cartagena es el Plan 4C: Cartagena de Indias Competitiva y Compatible con el Clima. Proyecto, ahora conocido como PIGCC-4C, que contiene acciones concretas contra la catástrofe por venir.
Las nuevas proyecciones climáticas del planeta indican que con un incremento de la temperatura de 2°C, el nivel del mar en Cartagena se elevará 60 cm en el 2040. La temperatura alcanzará un aumento de entre 4 y 6°C, lo que incrementará las precipitaciones y las sequías. Todo este cóctel provocará erosión costera, mares de leva, lluvias torrenciales y veranos intensos, los cuales serán la fuente del desastre para el patrimonio histórico. Le recomendamos: Plan 4C: el intento por adaptar a Cartagena al cambio climático
Las medidas de adaptación y mitigación propuestas en el PIGCC-4C, condensadas en 5 estrategias y 36 proyectos, buscan implementar medidas de adaptación y mitigación que hagan frente a la vulnerabilidad de la ciudad ante el cambio climático. Para su ejecución invitan a todos los sectores de la sociedad a mejorar la eficiencia de la inversión pública, la calidad de vida de las personas y la competitividad de sus sectores productivos.
La guerra contra el cambio climático empezó hace mucho y el poder de la naturaleza es alimentado por el actuar del hombre, que a base de emisiones de gases de efecto invernadero, construcción inmobiliaria sin control de todo tipo de estrato socioeconómico, la deforestación, entre otras perlas, ha provocado esta carrera contra el tiempo.
En el PIGCC-4C, el primer eje de trabajo es la “Adaptación integrada al desarrollo económico de la ciudad”. Allí, la primera estrategia es trabajar para que los puertos, industrias (Mamonal) y el sector hotelero sean compatibles con el clima, por lo que se insta a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y de la huella de carbono; alternativas de protección costera en la zona portuaria en la bahía de Cartagena, donde hay zonas con erosión crítica; la conservación de áreas de manglar, diseño y ejecución de un plan para evitar las inundaciones en el Centro Histórico, para así preservar las edificaciones antiguas y los monumentos.
Como segundo peldaño, está “Los ciudadanos y la adaptación al clima”. En este eje se propende por la construcción de barrios y casas modelo que se adapten al cambio climático en aras de replicar el ejemplo; repoblamiento de manglares y corales, y la arborización en diferentes sectores como barrera técnica y mejoramiento térmico. Lea: Países Bajos le apuesta a la adaptación climática en Cartagena
Por último, hay dos eslabones transversales a los que llamaron “Información y monitoreo” y “Educación y comunicación”. En estos ejes se busca concientizar a la gente de que enfrentarse al cambio climático no es solo responsabilidad de gobiernos y empresas, sino un esfuerzo multidimensional. Por consiguiente, se busca tener canales abiertos de información a la ciudadanía sobre la gravedad del problema y sobre las soluciones propuestas; y múltiples campañas de concientización para que los ciudadanos se empoderen como agentes ecológicos y de cambio mental para promover la conservación de la biodiversidad.
¿Servirá?
Para Álvaro Royo, arquitecto radicado en China, no hay claridad en el PIGCC-4C sobre cómo se afrontará la erosión y las estrategias dispuestas para ello. En esa hoja de ruta, indican otras voces, impera la adaptación sobre la mitigación, lo que puede interpretarse como una ambigüedad de conceptos. Ese coctel, en caso tal no se reajuste el proyecto, provocará que la erosión y el posterior hundimiento de la ciudad no sean combatidos con las armas adecuadas.
Álvaro Royo.
Y subrayó: “La falta de acciones es el enemigo a vencer, más que el mismo calentamiento global. A esta inacción de la administración hay que sumarle que el mismo 4C es insuficiente en las medidas que sugiere tomar, habla de muchos lugares comunes y deja en manos de las comunidades parte de la solución, cosa que lo hace más difícil de ejecutar”.
“El PIGCC-4C es más que una hoja de ruta. Lo que percibo cuando lo leo es un ejercicio académico de buenas intenciones, pero no un proyecto serio estructurado y con propuestas específicas en valor y en tiempos de ejecución, con elementos vinculantes y con acciones legales si no se llegaran a cumplir en sus tiempos. Quizá el sistema legal colombiano no lo permita, pero en esto del clima tenemos que estar comprometidos y disciplinados para no seguir en estudios y planes que por no tener dientes y leyes que obliguen a cumplirlos jamás llegan a concretarse”, agregó.
Por su parte, Javier Mouthon precisó que en el PIGCC-4C no se encuentran detalles de obras, sino estrategias y planes de acción a seguir por la ciudad para enfrentar el cambio climático. “Este plan es un instrumento a través del cual la Alcaldía puede definir las medidas necesarias para la adaptación y mitigación del calentamiento global, pero no se van a encontrar detalles de las obras de infraestructura gris, verde o azul por realizar”, explicó Mouthon.
Según Javier Mouthon, doctor en ingeniería y magíster en recursos hídricos, toda respuesta institucional, en cuanto a estrategias y proyectos, necesita de una modernización organizacional del Distrito.
“Se hace necesario una dependencia que pueda gestionar los recursos necesarios para la implementación de las medidas. No solamente la gestión, sino la implementación y el monitoreo de las obras o estrategias. Ya hay un buen comienzo con la actual administración al buscar ayuda en el tema del drenaje de la ciudad con la embajada de los Países Bajos. Muchas de las ejecuciones van a necesitar no solamente de lo que nos pueda dar el Gobierno nacional como apoyo, sino también de lo que podamos conseguir por cooperación Internacional”, aseveró.
Y resaltó: “Un problema de esta magnitud no se podrá enfrentar con una estructura organizacional deficiente. Hay que dar paso a instituciones dedicadas y eficientes que puedan agilizar la implementación de las estrategias y medidas. Eso requiere la modernización institucional de la Alcaldía”.