Como a muchos sectores, a las iglesias también les ha tocado reinventarse por la pandemia de coronavirus, que no conoce de religiones ni distingue entre ellas. (Lea: La crisis de las limosnas, otro efecto del coronavirus)
De un momento a otro las misas pasaron de ser en presencia del altar a ser a través de las redes sociales, y desde entonces quienes acostumbraban a asistir puntualmente al templo, se conectan mediante una pantalla a escuchar la eucaristía. Para los sacerdotes y feligreses no ha sido fácil, sin embargo según cuenta el monseñor Jorge Enrique Jiménez, la clave ha sido la constancia. “Ningún cura ha abandonado la parroquia a pesar de las dificultades de la pandemia, y han tratado de estar en contacto con las familias, los jóvenes, los adultos y los enfermos de varias maneras. Casi la mitad de las parroquias hacen sus misas en vivo. Nuestra gente se ha sentido acompañada a través de la oración eucarística y el rezo del rosario a nivel arquidiocesal. Lo importante es que ellos sientan que Dios no los ha abandonado y así los ayudamos a sostenerse espiritualmente en medio de la pandemia”, dice monseñor.
De esta manera se mantienen en contacto mediante transmisiones en vivo, correos y mensajes de Whatsapp para apoyar la fortaleza espiritual de los creyentes. Sin embargo, esta aventura de la virtualidad que ya lleva más de tres meses podría estar a punto de cumplir su ciclo, tras el alistamiento de los protocolos de bioseguridad para los servicios presenciales de las iglesias. Según informó el presidente Iván Duque, los pilotos se realizarían en municipios con bajo impacto de COVID-19, y en la medida que se vaya aplanando la curva en otras ciudades, se haría la reapertura del resto de los templos.
En el caso de Cartagena, como ya se ha mencionado en diversas ocasiones, la reapertura de nuevos sectores depende de las disposiciones del Ministerio de Salud y el Ministerio del Interior de acuerdo a su lectura de cómo avanza la crisis sanitaria en la ciudad.
Lo cierto es que a pesar de que los canales virtuales de la Arquidiócesis de Cartagena han tenido una buena acogida, muchas personas siguen prefiriendo estar en presencia del altar para sentir paz y estar en comunión con Dios, aunque aun existen otros feligreses que afirman no sentirse listos para regresar a la vida presencial. Estos son los protocolos de bioseguridad que ya fueron socializados por la Conferencia Episcopal de Colombia:
Antes
- Desinfección general del lugar y de los elementos de culto.
- Inscripción previa de fieles.
- Control de aforo y de acceso (está prohibido el ingreso de menores de edad y se exhorta a las personas con síntomas abstenerse de asistir al templo).
- Planilla de participantes.
- Medición de temperatura.
- Asepsia de manos.
- Desinfección de zapatos.
·- Distanciamiento físico.
- Control del uso adecuado del tapabocas.
Durante
- Ubicaciones y rutas demarcadas, para permanecer siempre a 2 metros de distancia.
- Evitar el contacto físico.
- Manipulación de elementos debe ser hecha solo por una persona distinta del celebrante.
- Los sacerdotes que presiden las celebraciones preferiblemente deben usar el tapabocas en los momentos que se acerquen a los fieles. Deben cubrir el cáliz y la patena durante la plegaria eucarística, y deben lavarse las manos o aplicarse gel antibacterial antes y después de la comunión.
- Se recomienda que haya un solo lector o comentador por celebración.
- Omisión o reemplazo del rito de la paz por un gesto que no implique contacto físico.
- Para la comunión los ministros deben lavarse las manos antes y después de la distribución de la hostia y la fila debe realizarse respetando el distanciamiento. Se recomienda recibir la comunión en la mano.
- La colecta de la ofrenda se hará al final en recipientes de fácil desinfección. La persona encargada de contar la ofrenda, debe hacerlo bajo el uso de los elementos de protección personal.
- El presbiterio se debe demarcar, poniendo señales para que los fieles no pasen.
- Se mantendrá la transmisión virtual de las celebraciones.
Después
- Logística de evacuación para evitar aglomeraciones.
- Limpieza y desinfección del recinto.
- Reabastecimiento de los productos de bioseguridad.
- No reutilizar el agua. El agua ya usada debe verterse en tierra y no en los drenajes.
- Evitar contacto físico con el bautizando.
- Para la unción, utilizar un algodón o copito de un solo uso, el cual deberá ser incinerado después de la celebración.
- Preferiblemente, se debe celebrar el matrimonio de una sola pareja a la vez.
- Las argollas, arras y demás elementos requeridos deben ser manipulados solo por los contrayentes.
- Se debe cuidar la distancia física para la firma y entrega de los documentos.
Para casos de COVID-19
- Se deben seguir los protocolos de bioseguridad especiales para estos casos indicados por las autoridades.
- Los ritos exequiales se deben realizar directamente en el lugar de inhumación o cremación y con el aforo permitido.
- Se debe evitar el uso de agua bendita, para no dispersar agentes contaminantes.
- Se debe confirmar que los lugares para la celebración de estas exequias estén cumpliendo con los protocolos de desinfección.
Para otros casos
- Hay que observar las normas de las autoridades locales sobre el traslado de cadáveres.
- Se deben seguir todas las indicaciones que ya se han descrito para la celebración de la misa, cuidando de no suscitar la aglomeración de las personas a la entrada y salida del templo, para lo cual se recomienda realizar el rito de acogida del cadáver o de las cenizas y el rito de la “última recomendación y despedida” desde el altar.
-Se deben evitar gestos que incluyan contacto físico.