Orquesta Inéditos de Colombia

Sonrisas: himno de amor, amistad y esperanza


La orquesta Inéditos de Colombia acaba de interpretar un aire afrocaribeño que deja exhaustos a los bailadores. Son casi las 3 de la madrugada. La pieza termina con una fanfarria, en medio de la cual el cantante Ramy Torres alza el brazo derecho y agita la mano en señal de despedida.
Faltan diez minutos para que completen una hora celebrando en tarima el “Día del amor y la amistad”. Ramy Torres, ahora acompañado de sus dos coristas, sigue moviendo la mano en un adiós abanicado entre humo y colores de luces esparcidas por todo el escenario.
Ahora se acerca al micrófono con paral e intenta esbozar unas cuantas palabras de agradecimiento, pero alguien entre el público lo interrumpe. Se suman otras veces. Ramy presta oídos. “Hey –le gritan--: ¿ya te vas? No has cantado 'Sonrisas'. Si no la cantas, nos engañaste”.
La delantera en tarima se reacomoda, mientras el cantante intenta convencer a la concurrencia de que no se puede incluir esa canción, “porque se nos quedaron los papeles, pero se las prometemos para la próxima”. La multitud no se da por vencida y sigue exigiendo “Sonrisas”.
“Esta bien –asiente Ramy--, vamos a intentar tocarla, pero tienen que cantarla ustedes, porque ya los coristas están cansados”. Los bailadores aceptan la propuesta. El piano hace su entrada. Las trompetas y el trombón  lo secundan. Las voces en la pista de baile gritan casi al unísono: “sonrisas, sonriiiiiiisas síiiii; sonrisas, sonriiiiiiiiisas más...”

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Apenas la semana pasada, Ramiro Torres Zapata (Ramy Torres) cayó en cuenta de que la canción “Sonrisas” ya lleva más de un cuarto de siglo siendo el respaldo musical del Día del amor y la amistad en Cartagena. Cree que también en los demás territorios de la Región Caribe, a juzgar por las exigencias del público cuando le ha tocado cubrir esa fecha con el espectáculo de su orquesta.
La semana pasada también se estaba acordando de que fue en 1985, durante una gira en el interior del país, cuando el entonces director de Inéditos de Colombia, Eugenio Giraldo Barco (q.e.p.d.), le comunicó al grupo que solo faltaban cuatro canciones para completar el que sería el segundo trabajo discográfico de la orquesta, que ya era una de las preferidas de la disquera Codiscos, de Medellín, en cuanto al catálogo de la música tropical.
A comienzos de ese año habían cobrado relativo éxito con un son caribeño llamado “Camarón”. Ahora, Giraldo quería mantener esa línea, pero agregándole alguna salsa romántica o de sabor barrial. El compositor cartagenero Luis Antonio Lambis fue uno de los primeros en acudir al llamado: le llevó la canción “Discúlpeme, señora”, pero “El cachaco Eugenio” (como le decían en el ambiente musical cartagenero) la rechazó, porque su temática se salía un poco de la imagen folclórica e ingenuamente festiva que Los Inéditos, en esa época, trataban de proyectar como su sello sonoro.
El mismo día en que Giraldo  pensaba en las cuatro canciones que faltaban, se acordó de un estribillo que había comenzado a perseguirlo en Cartagena; y que, en un hotel de Cali, decidió exteriorizar ante sus músicos: “chururu chuchururu jaja, chururu chuchururu jaja”.
En la reunión estaban  Larry “El Pupilo” Ortiz, programador de la emisora Olímpica Stereo; los pianistas Gustavo Manjarrez y Boby Pérez; Nacky González, uno de los arreglistas de la orquesta; el trompetista Leo Ariz y Ramy Torres.
Entre todos iniciaron un taller de percusión y melodía para arropar el balbuceo de la canción: “chururu chuchururu jaja, chururu chuchururu jaja”, a lo cual Ramy Torres respondió, “La vida hay que disfrutarla/ al paso que va este mundo/ alcanzar a los de alante/ sin olvidar los de atrás”.
Luego surgió, de las manos de Boby Pérez, la entrada del piano; y el arreglo de las trompetas, por parte de Leo Ariz, mientras El cachaco Eugenio sugería que se podría iniciar con un verso más o menos así: “Disfruta las cosas/y sal a pasear/mira para a’lante/ y nunca pa' atrás”.
Es decir, la canción empezó componiéndose al revés; o más bien salteada, ya que en algunos momentos salieron los soneos del intermedio y en otros aparecían los posibles comienzos, como cuando volvió a intervenir Boby Pérez: “la vida es hermosa/hay que buscarle el lao/creer en la gente/brindarle amistad/”.
A su vez, Giraldo Barco reinició el ataque con otra sugerencia de verso: “Tú crees en mí, yo creo en ti/Cree Dios en aquellos y todos en Dios/por eso es que el mundo/ahora es feliz”, fragmento que fue completado por Ramy con un estribillo corto y repetitivo: “Qué viva la vida/qué viva el amor...”
Así las cosas, entre todos determinaron que la parte por donde nació la canción (“chururu chuchururu jaja, chururu chuchururu jaja”) quedaría coreada en la última sección, como para servir de estímulo a las inspiraciones de Ramy Torres, pero antecedida de otra entrada de piano y trompetas y un saludo como animación (“Alicia Eugenia. Sonrisa bonita”) dedicado a la segunda hija de Eugenio Giraldo.
Cuando el grupo consideró que la canción estaba lista, quedó entonces organizar las partituras, practicarla con la orquesta completa y llevarla a los estudios fonográficos de Medellín. Sin embargo, todavía en ese momento era considerada como un relleno para terminar de confeccionar el LP, que se titularía “Ahora más bravo” y cuya canción objetivo sería “Se formó la rumba” (Álvaro Palomino).
En el estudio se encontraron con el percusionista Diego Galé y el cantante Álvaro del Castillo (Grupo Niche). El primero tocó los timbales con un par de trinches de cocina, porque se habían extraviado las baquetas; y el segundo se ocupó de los bongoes, mientras la corista sanandresana Nai Forbe hacía los coros agudos con los cuales se inicia la grabación.
El 26 de diciembre de 1986, en el tradicional parque del barrio Bruselas, se hizo el lanzamiento de “Ahora más bravo”, arrancando con “Se formó la rumba”, que no solo se volvió éxito radial y de ventas discográficas, sino que también se convirtió en un clásico del repertorio de Los Inéditos y de ejecución obligada en sus presentaciones.
Más adelante, y gracias a comunicadores como Cheo Romero, Mincho Paternina y Eugenio Baena, quienes la tomaban como cortina musical de sus respectivos programas en la banda radial AM, “Sonrisas” se fue pegándo hasta ser la protagonista de estaderos, discotecas y fiestas familiares, sobre todo en el Día del amor y la amistad.
Ramy Torres considera que alcanzó verdadera fortaleza a partir de 2006, veinte años después, cuando los programadores de la banda FM hicieron que saliera de Cartagena y Bolívar a apoderarse de los gustos de  pueblos del departamento del Atlántico, como Baranoa, Santo Tomás, Juan de Acosta y El Suan, entre otros; pero también en el Magdalena, Santa Marta y Montería, en donde cualquier día puede escucharse.
“Creo que la causa –considera Ramy-- radica en que le canta a la esperanza de que algún día la gente crea en la gente, sin mezquindades, sin temores, sin intereses diferentes a una sana convivencia”.
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Son las 3:00 de la madrugada, y mientras Ramy Torres intenta que el público reemplace a sus coristas cantando el “chururu chuchururu jaja, chururu chuchururu jaja”, se acuerda que la semana anterior le informaron que en una emisora de Ciudad de México le atribuyeron “Sonrisas” a una orquesta hondureña, por lo cual se vio obligado a enviar un email que aclarara el equívoco. Eso le sirvió, además, para enterarse de que el tema tiene más de 40 mil reproducciones en youtube.com
Ahí mismo se le ocurrió que hay que regrabarla, pero esta vez con un video, a la usanza de los nuevos tiempos, teniendo como escenarios los estaderos, la calles, los recintos deportivos, la gente gozándosela en las calles, pero sobre todo en el barrio Olaya Herrera, que es donde más la aprecian, según Ramy.
 


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