Luis Lambis, compositor cartagenero

Luis Lambis y unas historias románticas


En el momento en que me dispongo a escribir esta entrevista, dos de los hijos del compositor Luis Lambis Castillo (Lucho Lambis) se están dando a conocer en Cartagena como vocalistas de salsa y reggaetón, las tendencias mundiales del siglo XXI.

Luis Fernando y Luis Guillermo, los prospectos en cuestión, empiezan a integrar la nueva generación de cantantes y músicos que se viene levantando en Cartagena, debido al florecimiento de la salsa romántica y de otras propuestas anglo-caribeñas que guerrean por conquistar un espacio en el apretado mundo de la farándula planetaria. El primero se aventuró por la llamada salsa joven; y el segundo, por la producción discográfica y el cultivo del reggaetón.

En el instante en que están bregando por hacerse a un nombre independiente en el panorama musical cartagenero, Dany Daniel, el hijo del cantante de rancheras Tony Galofre, es la máxima figura de la salsa romántica en la capital de Bolívar.

Está pegado. Súper pegado. Sus canciones suenan en las emisoras de la banda F.M. desde que el sol muestra sus rayos hasta que los esconde. Y no sólo eso: niños y adolescentes se han aprendido de memoria sus canciones y las exigen en fiestas, estaderos y discotecas, protagonizando un fenómeno que desde hacía tiempos no se veía en Cartagena, como no fuera con las canciones efímeras de la expresión llamada champeta o con uno que otro exponente de la música de acordeón.

Pero volviendo a las aspiraciones de los hermanos Lambis, los dos se constituyen en promesas que podrían pegar un batazo de cuatro esquinas, pero al mismo tiempo parecen estar conscientes de que no es tan fácil. El padre (un compositor de comprobados quilates nacionales e internacionales) los respalda, los promociona y los tiene de compañía en las presentaciones con su orquesta.

De hecho, y según él mismo lo dice, ya son muchos los allegados y colegas que les han sugerido que formalicen una agrupación, que —por supuesto— también actuaría en los estudios de grabación para proyectarse con eficacia, aprovechando el prestigio continental del progenitor.

En el momento en que formalizamos la entrevista, Lucho Lambis no solo está pensando en sus hijos sino también en una serie de tentativas que van desde una empresa productora musical, pasando por su posible aparición en el escenario como cantante de baladas y reposando un poco en una recopilación de sus composiciones más exitosas, interpretadas por diferentes cantantes salseros.

Es tal vez es el compositor bolivarense que mejores relaciones tiene con los cantantes y músicos de la salsa a nivel internacional, lo que podría corroborarse mediante las invitaciones que recibe de las agrupaciones extranjeras cuando a vienen a Colombia a presentar conciertos.

Si a Cartagena llega José Alberto “El Canario”, una de las primeras diligencias que emprende es comunicarse con Lucho Lambis, con quien se encuentra muy agradecido, porque la canción “Discúlpeme, señora” “es la que me ha dado a conocer en todo el mundo, por encima de todas las grabaciones que hice antes”, asegura el dominicano, con una sinceridad que se le desborda por los comisuras de los labios.

En sus entrevistas, el difunto cantante puertorriqueño Tito Gómez nunca dejó de hacerle venias al compositor cartagenero, tomando en cuenta que “Página de amor” fue una de esas canciones de obligado repertorio durante sus presentaciones, ya fueran en Colombia o en el exterior.

La gente me la pide desde que me monto en la tarima”, declaró Tito Gómez durante una noche salsera, de la que fue protagonista, en el San Sebastián Country Club, del barrio San Fernando, en los extramuros de Cartagena.

Para el cantante cartagenero Juan Carlos Coronel, su colega “ya hace parte de la lista de compositores clásicos del gran Caribe”, concepto respaldado por la experiencia de ser uno de los primeros vocalistas que dieron a conocer el talento del cantautor en el ámbito nacional con creaciones como “Y tú no estás”, “Me estoy enamorando de ti”, “Vuélveme a querer”, “Voy a arrancarte de mí” y “Demasiado tarde para amar”, entre otras, que hacen parte de una producción en la que Coronel interpretó cinco canciones de un Lambis principiante; además de otra grabada en Puerto Rico, donde el crédito del autor cartagenero brilló en la mayoría de piezas que la conformaron.

Para finales del siglo XX y principios del XXI, uno de los cantantes que más han aprovechado su prodigalidad ha sido el puertorriqueño Maelo Ruiz, quien, después de algún éxito relativo con la orquesta de Pedro Conga, decidió volverse solista, terminando por constituirse en uno de los dueños de los hit parades de salsa en las emisoras colombianas. Una elocuente cantidad de sus éxitos salió de la cabeza y de la pluma de Luis Lambis: “Me niegas tanto amor”, “Será que sí”, “No te vayas”, “Enamorada” y “Amiga”, entre otros.

Cantantes como Tito Nieves, Marc Anthony y Michael Stwart, quienes pertenecieron a la firma RMM (que operaba en Nueva York bajo la égida de un magnate de la salsa como Ralph Mercado) también incluyeron en sus producciones canciones del cartagenero, que nunca sonaron en Colombia, y mucho menos en Cartagena.

Muchas de mis canciones se conocen más en México, Puerto Rico, Miami y Nueva York que en mi tierra, con todo y que las disqueras las han enviado a las emisoras nuestras para la respectiva promoción, pero eso parece no importarles a los programadores”, dice sin dejar de reconocer que no es el único compositor colombiano que ha sufrido esos mismos desconocimientos por parte de los medios de comunicación.

                                                      "Todo es tan triste si tú no estás..."

Cuando empieza a detallar lo referente a una futura producción con baladas de su autoría, me viene a la mente un disco compacto variado en el que participaron diferentes artistas cartageneros, entre ellos Lambis, quien vocalizó “Página de amor”, pero en aire de balada.

Es que la mayoría de las canciones que me han dado a conocer —explica—, primero fueron compuestas como baladas y después los cantantes las pasaron a salsa, aunque cuando se las entregaba ya iban con los pregones que debían expresarse en el desarrollo del tema”.

En el mismo instante recuerda que la primera canción de su real cosecha fue una balada, “porque en realidad empecé descomponiendo; es decir, les ponía letras a las melodías de canciones ya conocidas. Como tenía dificultades para aprendérmelas, les insertaba frases y hasta estrofas completas de mi inspiración. Por eso digo que la primera canción ciento por ciento de mi autoría fue una balada que hacía llorar a mis primas. Ellas todavía me hablan de ese tema, pero a mí se me olvidó”.

Escuchándolo hablar únicamente de sus baladas y de sus canciones en ritmo de salsa, me da la impresión de que no solo se le ha olvidado la composición que mataba a sus primas. También se le nublan los inicios de los años ochenta, cuando lo conocí cantando vallenatos en el conjunto Los Inseparables, del que hacían parte dos de sus hermanos, el ahora empresario del espectáculo Luis Dunoyer, mi hermano Marco y un acordeonista de bajo vuelo llamado Reinaldo Leothau.

El conjunto era uno de los tantos reproductores del éxito de las agrupaciones vallenatas que hacían furor en aquellos tiempos, y más de una vez fueron invitados a las celebraciones del Colegio Inem, que ya comenzaba a erigirse como la cantera musical de donde salieron orquestas y vocalistas que lideraron el boom de los ochenta en Cartagena.

De un momento a otro, el conjunto se desintegró y Lucho Lambis dejó de cantar vallenatos para ejecutarlos con el acordeón, actividad en la que al parecer no duró mucho, puesto que unos años después vine a enterarme de que estaba componiendo canciones y de que Juan Carlos Coronel, bajo la dirección de Rey Arturo González, se disponía a lanzar al mercado una producción con esas composiciones.

Un tiempo después, cuando ya “Discúlpeme, señora” y “Página de amor” habían sonado en las principales emisoras del país, lo vi de nuevo, durante un concierto en la Plaza de Toros Cartagena de Indias, haciendo parte de los vocalistas de la orquesta cartagenera Armonía Caribe.

Es decir, a pesar de un éxito en el que cualquiera se hubiera dormido en sus laureles, Lambis sigue imaginando empresas musicales, mediante las cuales canalizar el desbordante talento que le permite componer una buena canción en un tiempo máximo de dos horas. Su disciplina creativa no depende de momentos de inspiración, pero esta última parece acompañarlo siempre, como el trinar a los turpiales.

                                             "Hasta el timbre de mi voz es diferente..."

En el momento en que me dispongo a entrar al barrio Los Corales, en donde reside el cantautor, una lluvia sorpresiva, pero suave, se precipita sobre las casas de color blanco y arquitectura elegante que conforman la urbanización.

Los árboles de los parques se alegran y el pavimento parece brillar con los últimos destellos que el sol dejó tras su fuga al interior grisáceo de las nubes.

Lo encuentro sentado en una mecedora mompoxina. La gravedad de su rostro y la voz infantil que lo acompañan, siguen siendo las mismas de cuando era el cantante de Los Inseparables. En algún rincón de la casa guarda una guitarra, un piano forrado en cordobán negro y un computador que conforman el laboratorio en donde vertebra sus composiciones.

La guitarra en sus manos parece un talismán para conjurar la lluvia, porque en cuanto la encaja en su pecho las gotas se agotan. Y empezamos a conversar:

¿Por qué quiere acordarse de todo, menos de cuando era cantante vallenato?

Tal vez porque nunca me vi como instrumentista, compositor o cantante de esa música. Lo mío estaba un poco más por los lados de la balada y de lo que llamaban música tropical. Figurate que cantaba con Los Inseparables, pero al mismo tiempo integraba el Super combo del Inem, en donde estudiaba.

En ese colegio se hacía mucho énfasis en el estudio de la música, pero los profesores muy poco se remitían al vallenato, sino a la salsa y a todo lo que fuera orquestado. En ese momento estaban muy pegados los baladistas de los años 70, como Camilo Sexto, Roberto Carlos, etc. Y yo me aficioné por esas canciones.

Recuerdo que los Inem de todo el país organizaban concursos de canto y de canciones inéditas para una gran final que se realizaba en Medellín. Yo participé con una canción mía. No gané, pero cuando el rector me escuchó, dijo: “yo costeo tu ida a Medellín, pero quiero que te presentes sea como cantante o como compositor.” Y así fue: me presenté en Medellín y quedé en tercer puesto. Pero lo más importante de todo fue que empecé a darme cuenta de que la gente reaccionaba bien con lo que yo componía. Eso me impulsó a tomar la música en serio.

Para esa época, ¿ya estaba pensando en la salsa romántica?

No, porque todavía esa tendencia no había aparecido con la fuerza que lo hizo a mediados de los 80. Pero en la radio estaban pegando grupos cartageneros como el de Nando Pérez, Hugo Alandete, Ramón Chaverra, El Nene y sus traviesos y otros, con los que soñaba que podrían grabarme algún día.

Pero a cambio de ellos, la primera en grabarme fue la orquesta Hijos del sol. La canción se llamó “Tatiana” y fue hecha con el mismo aire caribeño de las canciones de La familia André, que era el sonido de moda en esa época. Después, me grabaron dos grupos caleños que pertenecían a Discos Fuentes, los grupos cartageneros empezaron a interesarse en mis canciones y el profesor Eugenio Giraldo me tuvo en cuenta para un proyecto orquestal que tenía en mente, que resultó siendo la orquesta Inéditos de Colombia.

¿Y cuál fue la gran entrada al estrellato?

La grabación que hicieron Juan Carlos Coronel y Rey Arturo González, donde este último era el productor. Allí me grabaron cinco canciones. La más exitosa fue “Y tú no estás”.

Antes de esa producción, ¿tuvieron ustedes algún acercamiento?

A Rey Arturo ya lo conocía, porque él hizo parte de Inéditos de Colombia, desde que empezó llamándose Combo Inem. Incluso, ya sabía de mis canciones y hasta pensó en grabarme con el cantante Nando Pérez, cuando tenían el grupo Rango 5, pero no se pudo. Después, le habló muy bien de mí a Juan Carlos Coronel, cuando ya tenían listo un proyecto de salsa romántica para grabar en Codiscos. En esa ocasión yo estudiaba en la Universidad Jorge Tadeo Lozano y hasta allá fueron a parar para incluirme en su proyecto. Apenas les canté las primeras frases de “Y tú no estás” no me dejaron seguir, porque era eso lo que andaban buscando, según me dijeron. Gracias al éxito de ese primer long play, el siguiente fue concebido en su totalidad con canciones mías. De allí se oyeron “Me estoy enamorando”, “Vuélveme a querer” (que también grabara Tito Nieves), “Extraño” y “Te amo”, entre otras que completaron ocho canciones en total.

¿Cuál fue la consecuencia de ese cúmulo de grabaciones que le hizo Coronel?

Sin duda, la más importante para mí fue cuando el productor neoyorkino Sergio George, quien es gran admirador de Coronel, se fijó en esas cinco canciones. Y dijo: “si a este señor le grabaron cinco canciones en una producción tan seria como la de Coronel y Rey Arturo, es porque debe ser muy buen compositor”. Después, empezó a tratar de contactarme, a través de Juan Guillermo Galvis, en ese momento el dueño del Grupo Caneo.

Sergio estaba produciendo para la empresa RMM, de Ralph Mercado; y cuando logró el contacto a través de Galvis, éste me sugirió que le enviara un casette con canciones inéditas, y así lo hice.

Pasaron como unos seis meses en que no obtuve respuesta y hasta se me olvidó ese casette. Hasta que un día, estando en mi casa, recibí una llamada de Estados Unidos. Era Sergio George emocionado con las canciones que acababa de oír, pero yo no lo creía. Pensé que eran Juan Carlos Coronel o Rey Arturo tratando de tomarme el pelo. “Sí, pendejo, tú crees que me vas a mamar gallo”, le dije a Sergio, creyendo que era Juan Carlos.

Sergio insistía en que era él y que no me estaba vacilando, que quería que le autorizara unas canciones para Oscar D’ León, Celia Cruz y Tito Nieves, pero yo seguía incrédulo. Entonces, Sergio optó por darme un número telefónico para que lo llamara a Nueva York, cuando me decidiera a hacer el contrato. Y le dije: “sí, pendejo, tú crees que te voy a llamar”. Y Sergio se moría de la risa. Pero me dijo que volvería a llamar.

A las dos horas, me llamó Rey Arturo para decirme lo de Sergio y tampoco le creí. Seguí pensando que era una broma. Pero, siendo las 7 de la noche, me llamó Juan Guillermo Galvis y entonces fue cuando creí, porque ese señor es muy serio y no teníamos costumbre de jugarnos bromas.

¿Cuál fue la primera canción que salió a la calle con el sello RMM?

—“Discúlpeme, señora”, con José Alberto “El Canario”. Antes que llegara a Colombia, ya yo la había escuchado en Barranquilla, durante un espectáculo al que vinieron los artistas de la RMM. Unos días antes, Sergio George me avisó que estaría en Colombia y que quería conocerme. Esa vez también conocí a Ralph Mercado. Los dos me propusieron que fuera su compositor exclusivo. A partir de ahí comenzaron a grabarme los principales cantantes de ese sello.

¿Quiénes vinieron, después de El Canario?

Tito Nieves, quien me grabó “Vuélveme a querer” y “Voy a arrancarte de mí”; Cheo Feliciano, con Desesperado; Marc Anthony, con Necesito amarte; y Michael Stwart.

También iban a grabarme Celia Cruz y Oscar D´León, pero ocurrió que alguien entabló una demanda en contra de la RMM y Ralph Mercado debió declararse en quiebra, por lo que todos los artistas tomaron rumbos diferentes y así concluyó el contacto que tenía con muchos de ellos, aunque aún sigo manteniendo comunicación con Marc Anthony y Tito Nieves.

Muchos grupos colombianos estaban sonando en ese momento, ¿por qué no le grabaron?

Por la exclusividad que firmé con la RMM. Sin embargo, antes de ese contrato, había alcanzado a darle canciones a gente como Tito Gómez, que trabajaba con la MP de Miami, en donde me grabó “Página de amor”; Pedro Conga y Maelo Ruiz me grabaron “Me niegas tanto amor”. Y en Colombia, me grabaron muchos de grupos de la disquera Fuentes, como Los titanes y el Grupo Galé.

¿Cómo llegó “Página de amor” a manos de Tito Gómez?

A través de Tony Moreno, el propietario de la MP de Miami. Ya yo le había entregado un paquete de canciones en el que iban “Me niegas tanto amor” y “Página de amor”. Como la primera fue gran éxito en la versión de Pedro Conga y Maelo Ruiz, me llamaron para que autorizara la segunda para Tito Gómez, a quien yo no conocía, pero que ya estaba viviendo en Cali. Pero vale aclarar que quienes me llamaron para la autorización de la canción fueron los de la disquera colombiana Codiscos, que era la subeditora de la MP. Además, ya Tito Gómez venía grabando con el Grupo Niche, que también pertenecía a Codiscos. Entonces fue a ese despacho al que mandé la canción, que resultó siendo otro gran éxito.

Hablemos del Luis Lambis, el vocalista…

En cuanto a esa parte, recuerdo que la inicié con Discos Fuentes, pero grabando música tropical al estilo de Pastor López, que es lo se escucha en el interior del país. En esa ocasión grabé cuatro larga duración exitosos con la Sonora Malecón. Todavía es la hora en que para el mes de diciembre, Fuentes publica selecciones en donde incluyen esas canciones.

Pero lo mío era la salsa. Es decir, cuando pedí la carta de libertad en Fuentes, era porque la RMM me tenía como compositor exclusivo y hasta me iba a hacer una producción como cantante, bajo la dirección de Sergio George. Pero cuando demandaron a Ralph Mercado, Sergio me dijo que ese problema iba durar como dos años, que grabara en Colombia. Y le hice caso. El productor fue Rey Arturo. Incluí varias de mis canciones, pero en Cartagena se escuchó “Nena”, del compositor Sandy Rico, quien ahora vive en Estados Unidos.

¿Por qué no continuó grabando como cantante?

Porque pienso que la música es un ciclo en el que los ritmos y los géneros musicales se ponen de moda y después pasan. En ese momento, la salsa tuvo un bajón a nivel internacional y eso repercutió tanto en Cartagena que aquí lo único que se escuchaba era puro merengue dominicano. Pero saqué mi producción al público, sin darme cuenta de que no era un buen momento para la salsa.

¿Cuál es su metodología para componer?

Lo primero que se me ocurre siempre es la melodía. Después hago la letra, apoyándome en las cosas comunes que le pasan a la gente en el amor. También (y creo que esto le pasa a todos los compositores) estructuro mis canciones pensando en la parte comercial, en lo que podría impactar no solo a nivel de público, sino también a nivel de lo que exige el mercado. No obstante, no tengo costumbre de componer a diario, como otros compositores. Mi trabajo está basado, más que todo, en lo que me piden las casas disqueras, pensando en que ya conozco el estilo de muchos de sus cantantes y es ahí en donde baso las dos o tres canciones que compongo en una semana y las envío.

Otra cosa es que, por lo general, lo que voy componiendo lo van grabando, y por eso no tengo canciones almacenadas en espera de que alguien las pida.

¿Qué tan reales son los temas de sus canciones?

Son reales desde el punto de vista de que lo que cuento en ellas podría pasarle a cualquiera. Pero una cosa que siempre he evitado es hacer una autobiografía con mis canciones, porque no soy esa persona egocéntrica que siempre quiere estar hablando de sí. Pero no niego que cuando uno compone, es posible que en esa composición se cuelen sentimientos e ideas que en el momento te conciernen mucho. Y creo que por eso la gente termina sintiéndose tocada con el tema, comunicándose con uno a través de la música. Esa, me parece, ha sido la clave para el éxito de unas pocas de mis canciones: en el momento en que las hice, les puse mucho de lo que me estaba pasando y sintiendo, sin tener que hacer una autobiografía.

¿Qué piensa de que, al igual que usted, muchos compositores cartageneros sean más escuchados por fuera que en su propia tierra?

Lo veo como una cosa contradictoria. Muchas de mis canciones se escuchan más en el interior de Colombia y en otros países que en Cartagena. Todavía recibo reportes de la sociedad de compositores BMI, de Estados Unidos, a la que pertenezco, en donde dicen que canciones mías han sido super éxitos en Cali, Medellín, Bogotá y Buenaventura; también en la colonia latina en Estados Unidos, México, Venezuela, Perú, Ecuador, etc. Entre otras cosas, la BMI es una empresa muy seria y siempre me dan reportes de Italia, Francia y Alemania, en donde existen emisoras latinas que han programado mis canciones.

¿Cuál es el intérprete que mayores satisfacciones le ha dado hasta el momento?

Son varios: Marc Anthony, con la canción “Necesito amarte”, que no se oyó en Colombia, pero que batió récord de sintonía en otros países; José Alberto “El Canario”, con “Discúlpeme, señora”; Tito Gómez con “Página de amor”; y Juan Carlos Coronel con “Y tú no estás”

Abril de 2008

 

 

 


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