Los homúnculos habitan en el interior del 70% de la humanidad


Los homúnculos habitan en el interior del 70% de la humanidad.

Un verdadero Trhiller de misterio y horror

 

Por René Arrieta Pérez y José Vicente Arias Rincón

El hombre y la mujer. Adán y Eva. Los seres humanos. Son la raza que Dios creó en el Paraíso. Una raza perfecta, de la que gran parte se degeneró. Más bien, la descendencia de esta raza perfecta degeneró a partir de la quinta generación. No hay que perder de vista que Dios creó al hombre (genérico del ser humano: varón y mujer) a su imagen y semejanza, entonces, esta creación, igualmente tenía el don de crear a partir de la concepción, reproduciendo la imagen y semejanza que Dios de Sí les concedió. Dios creó a los 144.000 sellados de los que habla Juan en el libro de las Revelaciones, y estos crearon a sus hijos y sus hijos a los suyos. Réplicas del modelo original de Dios, pero esas réplicas fueron perdiendo su esencia. Los hijos de Adán y Eva (las 144.000 personas que Dios creó: hombres y mujeres) crearon a Abel y a Caín (la humanidad buena y la humanidad mala). La humanidad que preserva su esencia y la humanidad degenerada. Adán y Eva representan la creación de Dios, la raza humana. Como sus descendientes pecaron, y ellos representan la raza, en efecto, la raza pecó, pero en verdad, los 144.000 no lo hicieron. Dios castiga a la humanidad por ese pecado, por su degeneración y maldad, y la expulsa del Paraíso; es decir, de su estado de paz y felicidad, y esta humanidad empieza a vivir en medio de sus pecados, vicios y defectos; sin embargo, el mandato de Dios es que debían evolucionar, purificarse y ganarse nuevamente el Paraíso. Para eso, Dios ha encomendado misiones a hombres sabios y de conocimiento para que iluminaran a la sociedad a través de su pensamiento, de sus obras y valores morales. Uno de esos campos del conocimiento es la filosofía, que desde sus tres interrogantes: quién soy, de dónde vengo y para dónde voy, debía guiar al ser humano y mostrarle que es hombre, que venía de la luz y había caído en las tinieblas, pero que debía retornar nuevamente a la luz, el Paraíso. Su último puerto y feliz morada. Eso no ha sido posible, y anda a la deriva, al garete, en medio de un mar tormentoso.

La sociedad se ha diluido y el retorno a la luz no ha sucedido. Y toda persona, todo ser humano, para tal condición, debe poseer las Dignitas Dei o dignidades de Dios (el Amor, la Bondad, la Piedad, la Humildad, la Luz, entre muchas otras). Cuando las personas deforman las dignidades que Dios les entregó, deforman la imagen con la que Dios las configuró,  y dejan de ser verdaderos hombres y se vuelven remedos de hombres, homúnculos. Hoy, toda persona que habite en este planeta debe hacer ese ejercicio de cuestionamiento y saber si es persona o copia desdibujada de esa imagen. Le pueden solicitar al Creador que les muestre su imagen interior, y así será.

Para mayor aclaración del asunto, recordemos que nuestra estructura es dual (interna y externa, física y espiritual). La deformación ocurre en lo interno, en lo espiritual, en esa esencia que nos constituye, en el ama y espíritu. Esa estructura energética es la que se deforma. El ser humano: hombre o mujer, mantiene en su cuerpo, su figura física, y la aparente imagen y semejanza de Dios; no obstante, esa figura, en su interior contiene una Imagen desdibujada, deformada, por lo que este tipo de seres no tienen alma y llevan dentro de sí monstruos, simplemente; y no es un decir, en realidad, esa alma no tiene contornos y es brumosa, es lo más parecido a un fantasma. Los seres así son cascarones ambulantes.

Lo que conduce a esa deformación es la violación del orden, de la ley de Dios: todos los defectos, vicios y maldades (robo, calumnia, envidia, corrupción, comportamientos ominosos y crímenes de todo tipo). Cuando esto sucede, el ser humano aleja de sí las Dignitas Dei, y  en consecuencia, la presencia de Dios de su vida, y declara al demonio como su amo. Por lo tanto, en el interior de esa persona ya no existe un hombre o una mujer, sino un engendro llamado homúnculo. En latín, Homunculus es el diminutivo de Homo, que significa hombre, por lo tanto es hombrecillo, una especie subhumana, espécimen despreciable. El mismo Anthroparion de los antiguos nigromantes griegos.

En seres de esa calaña: ladrones, expoliadores sin escrúpulos, drogadictos, asaltadores, violadores, proxenetas y delincuentes de toda esa pelambre, la imagen que define a su ser interior es monstruosa, y exactamente se parece a ese ente que persigue el anillo en el libro de Tolkien, “El señor de los anillos”, el Sméagol (homúnculo), que originalmente se llama Gollum (persona). Adicionalmente, cuando un ser humano comete crímenes de sangre y ejerce semejante carnicería, su homúnculo es solo un bloque de carne, y lo único que le permite a un vidente poderoso distinguir si eso fue una persona son los ojos pegados a ese tasajo de carne, que se esconde en el interior de ese supuesto ser humano.

El Golem, es un ser creado artificialmente por un cabalista, una leyenda judía tratada por Gustav Meyrink en una novela de nombre homónimo, también es un poema de Jorge Luis Borges. El poeta argentino lo describe así:

Las barras separan versos y las  barras dobles separan cuartetas.

Si (como afirma el griego en el Cratilo) / el nombre es arquetipo de la cosa / en las letras de 'rosa' está la rosa / y todo el Nilo en la palabra 'Nilo'. // Y, hecho de consonantes y vocales, / habrá un terrible Nombre, que la esencia / cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.
// Adán y las estrellas lo supieron / en el Jardín. La herrumbre del pecado / (dicen los cabalistas) lo ha borrado / y las generaciones lo perdieron. // Los artificios y el candor del hombre / no tienen fin. Sabemos que hubo un día / en que el pueblo de Dios buscaba el Nombre / en las vigilias de la judería. // No a la manera de otras que una vaga / sombra insinúan en la vaga historia, / aún está verde y viva la memoria / de Judá León, que era rabino en Praga. // Sediento de saber lo que Dios sabe, / Judá León se dio a permutaciones / de letras y a complejas variaciones / y al fin pronunció el Nombre que es la Clave, // la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio, /sobre un muñeco que con torpes manos / labró, para enseñarle los arcanos / de las Letras, del Tiempo y del Espacio. // El simulacro alzó los soñolientos / párpados y vio formas y colores
que no entendió, perdidos en rumores
/ y ensayó temerosos movimientos. //Gradualmente se vio (como nosotros) / aprisionado en esta red sonora / de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora, / Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros. // (El cabalista que ofició de numen / a la vasta criatura apodó Golem; / estas verdades las refiere Scholem / en un docto lugar de su volumen.) // El rabí le explicaba el universo / "esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga." / y logró, al cabo de años, que el perverso / barriera bien o mal la sinagoga. // Tal vez hubo un error en la grafía / o en la articulación del Sacro Nombre; / a pesar de tan alta hechicería, / no aprendió a hablar el aprendiz de hombre. // Sus ojos, menos de hombre que de perro / y harto menos de perro que de cosa, / seguían al rabí por la dudosa / penumbra de las piezas del encierro. // Algo anormal y tosco hubo en el Golem, / ya que a su paso el gato del rabino / se escondía. (Ese gato no está en Scholem / pero, a través del tiempo, lo adivino.) // Elevando a su Dios manos filiales, / las devociones de su Dios copiaba / o, estúpido y sonriente, se ahuecaba /
en cóncavas zalemas orientales. // El rabí lo miraba con ternura / y con algún horror. '¿Cómo' (se dijo) / 'pude engendrar este penoso hijo / y la inacción dejé, que es la cordura?' // '¿Por qué di en agregar a la infinita / serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana / madeja que en lo eterno se devana, / di otra causa, otro efecto y otra cuita?' // En la hora de angustia y de luz vaga, / en su Golem los ojos detenía. / ¿Quién nos dirá las cosas que sentía / Dios, al mirar a su rabino en Praga?  

Fin del poema.

Sí, ¿qué sentía Dios? Qué siente Dios al ver a los seres descendientes de su creación original vuelta añicos, adulteración, remedos, jirones, monstruos, adefesios, basiliscos, piltrafas, encarnaciones de yerros morales –mancha de su belleza y armonía en su orbe perfecto–, hombrecillos torvos, homúnculos, pobres diablos, violadores de la ley. Dios siente una profunda decepción y mucha tristeza.

Intuitiva es la percepción de Borges, en el poema, con detalles muy precisos, y cierta y perfecta su descripción. La humanidad cree fantasía la portentosa imaginación de los grandes poetas que traen a esta realidad la realidad que ellos encuentran en el mundo espiritual. Dante (su Divina comedia) no es fantasía, es absoluta realidad en el mundo espiritual.

La información siempre ha estado ahí, la verdad y los fenómenos. El mundo físico, aparente, es lo visible. La cuarta dimensión o mundo espiritual es el espejo del mundo de la tercera dimensión o realidad física, lo invisible. Para ver en lo espiritual se necesita un despertar de consciencia, al que no está despierto se le oculta esa realidad. Heráclito decía que a la naturaleza le encanta esconderse. Pero los poetas, artistas, escritores y filósofos poderosamente intuitivos, a veces, desnudan esa verdad.

Imágenes de películas, videoclip y novelas lo muestran. Michael Jackson, en “Trhiller”, desvela su imagen interior. El conde Drácula cuando se mira al espejo no encuentra su imagen. Siempre se ha creído que el espejo captura el alma de las cosas. Como Drácula no tiene alma no existe en el espejo su reflejo. O mejor, la imagen interior del hombre es ominosa, difuminada y diminuta que no se ve, pero es la de un vampiro. Los vampiros no producen sombras ni se reflejan en los espejos, dice Bram Stoker.

La humanidad desde sus inicios, como  raza expulsada del Edén, poco ha cambiado y poco cambiará. Recordad. El pueblo que liberó Moisés de la subyugación del faraón disfrutó de la libertad, vio milagros, cosas que sucedieron por la misericordia del Padre, y aun así violaron la Ley que Dios entregó a través de su enviado, entonces fornicaron con vicios, horrores y demonios. Por eso Moisés los llamó ‘hombres de dura cerviz’. Y así continúa la historia.

De la misma forma, vinieron los enviados de Dios, sus hijos: Hermes, Rama, Krisna, Buda, Mitra, Jesús y Mahoma a dejarle una guía y un mensaje a la humanidad de profundas verdades, de sabiduría, luz y amor, y todo, absolutamente todo ha sido desaprovechado. Posteriormente, iluminados, filósofos, escritores, poetas hicieron lo mismo, y de la misma manera han sido ignorados. Ahora envía a sus dos testigos del apocalipsis a divulgar el final inminente y mensajes para la elevación a la luz, y a ver si alguien consiente acceder a ese propósito.

El riesgo es tal, que los desequilibrios y desórdenes en cada uno de los individuos de la sociedad, reducen cada día el porcentaje del 30% de seres que aún conservan su imagen y semejanza a Dios, y lo vuelven más magro.

De otro lado, y lo resaltamos, el suicidio condena al alma a desaparecer, por eso es una violación de las leyes del Creador, en cuanto una persona atenta contra la vida de sí, que le pertenece a Él. Eso suscita condena en las mazmorras del Infierno; excepto, –si es inducido por la brujería–. Por eso, en La Odisea, la madre de Ulises va al Infierno. Y Ulises, amantísimo de su madre, intenta rescatarla del Hades. Lo cual constituye una flagrante violación de la ley. Por eso, el elemental del mar, obediente a Poseidón (representación de Dios), arroja su embarcación contra las olas y le espeta: “entiende, que los hombres sin los dioses no son nada”. La Odisea lo explica a través de una bella metáfora. En efecto, la ira de Poseidón castiga a Ulises por una maniobra que retaba el orden de Dios.

Asimismo, como ya los seres humanos han alterado el orden y la ley acá abajo, esa alteración se vive como normalidad, pero no lo es. Una de las leyes del universo es la polaridad, (masculino y femenino). La homosexualidad trasgrede la ley. Hoy, una de las justificaciones de ese estado de anormalidad es que la naturaleza presenta esos comportamientos en los animales, por consiguiente, es normal. Una falsa verdad, un paralogismo. Cuando empezamos a estudiar el fenómeno, visualizando todo el proceso en el mundo oculto espiritual (en la cuarta dimensión) nos percatamos que los animales lo hacen porque se permearon de un mundo contaminado por los hombres. El pensamiento, el deseo, la voluntad y la acción del hombre es energía, y ha cubierto todo su medio, —su hábitat, el planeta—  de su baja frecuencia vibratoria, y en consecuencia todo está contaminado. Luego, como se ve esa actuación en los animales se construye esa falsa premisa que lleva a la conclusión de este silogismo: los animales son naturaleza, si ellos lo hacen, entonces la homosexualidad es natural. Pero no, ni es natural, ni es normal. La única verdad es que abajo es como es arriba. Ley grabada en una tabla de esmeralda por Hermes Trismegisto. Todo sobre la tierra debía ser tan perfecto como lo es arriba. El hombre ha falseado y contaminado esa verdad. La energía del hombre es egregor negativo y de maldad, que produce demonios. El demonio es falsedad, vicio, maldad y deformidad. Y como lo afirmamos en el “Primer sello del apocalipsis”, en la declaración de los dos testigos: el hombre le pertenece al demonio. Igualmente, por eso la afirmación de Jesús: <<Mi reino no es de este mundo>>. Su reino es el reino de Dios, un reino perfecto. En la actualidad, este tema de la homosexualidad es muy sensible en la sociedad, y considerar críticamente algunos aspectos relacionados se considera atacar esa comunidad, y vulnerar un derecho de las minorías, en este caso, del colectivo LGBT, que ha sido maltratado en la historia de la humanidad, pero por la inconsciencia de los seres humanos, que se han atrevido a juzgar comportamientos de sus semejantes, cuando juzgar solo le compete a Dios. Nosotros tratamos el tema para dilucidar una verdad y para hacer una advertencia sobre el estado de la cuestión. No nos compete juzgar ni condenar. Además, lo hacemos con respeto, y Dios nos obliga a tratarlo. Y por favor, no se considere esto un ataque, y no nos vayan a atacar. Cada individuo podéis hacer el ejercicio y solicitar a Dios que les revele su imagen espiritual, si es de su interés, y se les revelará. Si no les interesa, ignoren este texto.

Que cada quien viva la vida que escoja y desee, pero sí advertimos las consecuencias que no prevén, porque no tienen visión del mundo espiritual. Pese a ello, cumplimos con el mandato divino de divulgar el mensaje en el fin de los tiempos, que tiene consigo también la esperanza y la misericordia de Dios.

En ese sentido, para la vuelta al orden se debe abdicar a vicios y errores, y vivir una vida conforme a las leyes divinas. Es la única manera de entrar al reino de Dios. De no ser así, la persona que no tenga las Dignitas Dei se excluye de ello. Si se vuelve al orden y se vive la vida dentro de esos cánones se regenera nuevamente la forma original del ser y  vuelve el espíritu a ser a imagen y semejanza de Dios.

Los niños horrorizados

Los niños de meses lloran horrorizados cuando cierto tipo de personas se les acerca, y la razón es sencilla: están percibiendo los monstruos que habitan en ellas (tal como le acontece al gato en el poema de Borges, que le huye al Golem –lo grotesco–). Los bebés tienen los canales al mundo espiritual abiertos y pueden observar la realidad de él, por lo que la presencia cercana de ese tipo de entidades los perturba.

Revelación a Paracelso

Paracelso, en tres obras trató el tema de los homúnculos: De homunculis, De natura rerum y Liber de imaginibus, lo cual es la percepción de una imagen y la malinterpretación de su significado. Ahora explicaremos el porqué.

El propósito de la alquimia es convertir el plomo en oro. Es retornar al hombre a sus orígenes. Dios es oro puro, y el hombre original, de fuente, es limadura de ese oro. El proceso alquímico elimina defectos, acendra el ser, lo purifica. Es evolución.

Paracelso planteaba la creación de homúnculos. Un absoluto desacierto. A él le muestran su imagen interior, y no lo entendió. Creyó que le mostraban un propósito que debía cumplir, por consiguiente, todo el desarrollo de su investigación y los libros que escribió sobre el tema, que son manuales de cómo producir un homúnculo, en verdad se convierte en una gran alegoría de lo que es la humanidad, que en vez de crear en sí a un ser excelso, se deforma y crea putrefacción. Efectivamente, dice en su manual, que para crear ese tipo de esperpentos, se necesita del semen humano y su incubación en estiércol de yegua preñada. Exactamente la humanidad es eso, jirones de seres revolcados en el fango y la mierda. Asimismo, Paracelso hacía la distinción entre el macho y la hembra: homúnculo y femíncula. Una pareja de macho y hembra: Duo Homunculis

Por otra parte, todo esto que ahora develamos, indica que hombres de una gran inteligencia, cultos, académicos, excelentes profesionales, con grandes conocimientos,  incluso, iniciados en los misterios, a veces diluyen su ser, y ese brillo intelectual no es sinónimo de excelsitud del ser. A Dios no le interesa ese tipo de brillo, Él quiere el brillo del oro mismo, que equivale a la pureza en el ser, en el corazón.

Dos casos de exploración:

El doctor Arias encuentra a un homúnculo en el interior de la mujer de un amigo que solicitó su guía

En la indagación de esa mujer, esposa de su amigo y aparentemente una mujer de hogar, pero que ejercía la prostitución ocultamente, sin que su familia lo supiera, el doctor Arias, a solicitud de su amigo, buscó su ser interior, el alma de ella, sencillamente estaba difusa, fantasmal, no existía. Su cuerpo era un verdadero cascarón: un cuerpo solo, sin la dualidad del alma. Pero auscultó, miró, inspeccionó con la lupa de la mirada interna y sí, encontró una figura, pero deformada, una caricatura del ser. La estructura energética no estaba definida como tal es la figura humana, sino que mostraba este aspecto:

Era un ente del inframundo muy reducido, con cráneo diminuto, ojos saltones como los del pez coroncoro, y una boca parecida a la del mero, otra especie de pez; la lengua era bífida, de reptil, y no se movía a voluntad, sino por reflejos; el cuello no existía, y la cabeza estaba pegada directamente al tórax; el cuerpo era enteramente decrépito; los brazos eran cortos y secos, y su figura la delineaban los huesos mismos; las manos eran gigantescas, en forma de garfios, y peludas; las extremidades inferiores eran cortas, casi esqueléticas, con unos pies similares a patas de rana. No tenía genitales. Solo existía un gran hueco. Una especie de trampa energética. Un minúsculo agujero cósmico emplazado allí, en ese lugar. La piel, eran escamas, totalmente resecas. Su olor, totalmente nauseabundo.

A mi amiga se le revela el monstruoso espíritu de un hombre apuesto con quien iba a salir

A mi amiga XX  –dice el doctor Arias–, en un viaje que hizo a Perú, en la recepción del hotel en el que se hospedó conoció a un hombre muy apuesto, con rasgos faciales muy finos y de cierta hermosura. Él flirteó con ella durante su estadía. Quedaron en salir una noche después que terminara su turno. En el entretiempo de la tarde y la noche, ella se sintió cansada y decidió dormir un poco para descansar. En su sueño, en una escena lo vio, y a medida que ese hombre se acercaba ella veía a un ser monstruoso y horrendo. Ella despertó de golpe y un poco turbada. Cuando vino me contó la experiencia y yo indagué a ese individuo, y efectivamente su ser interior, su espíritu tenía configuración monstruosa.

Nota de advertencia

Todos nuestros artículos en el que Dios Padre envíe mensajes a la humanidad a través de sus dos testigos, tendrán esta advertencia, y el costo personal y familiar puede ser muy alto:

Quien no esté en capacidad de ver en el mundo espiritual y de comprobar o no lo que decimos, mejor que permanezca en silencio, reflexione y le deje todo juicio al tiempo, que no haga ningún comentario en contra, no sea que por hacerle pulso al mensaje de Dios sea blanco de su ira. Toda persona que ataque la palabra de Dios en boca de sus dos ungidos, de los dos testigos del apocalipsis, se vincula a que la severidad de la ley divina lo castigue con tragedia y muerte, y con juicio sumario lo hagan descender a las mazmorras del Infierno. De forma idéntica a como cuando la autoridad policial captura a un delincuente, a un infractor de la ley, que los lectores consideren la debida advertencia, que reza: “Todo lo que usted diga podrá ser usado en su contra”. La ley se cumplirá de forma implacable. Ya llegó el momento, en consideración de la jerarquía celestial, que no se puede dejar pasar ningún tipo de faltas, y mucho menos afrentas e insultos al ejercicio de la autoridad de Dios y de sus plenipotenciarios aquí en la Tierra, en este periodo del fin de los tiempos.

Créditos de imágenes

Montaje de imágenes: José David Arias.                  

Imagen No 1. Gollum: “Señor de los anillos”.

Imagen No 2. Sméagol. “Señor de los anillos”.              

Imagen No 3. Homúnculo.

Imagen No 4. Tasajo de carne.

Fuente: Google imagen.


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