La información que anunció Mercurio en la pasada alineación con el Sol


Alineación de Mercurio con el Sol. Imagen tomada bbc.com

 

Por René Arrieta Pérez  - José Vicente Arias Rincón

El pasado 11 de noviembre hubo un fenómeno de alineación de Mercurio con el Sol, uno entre otros muchos fenómenos curiosos que suceden en el cosmos; no obstante, algunos están cargados de significación, y, por consiguiente, portan y trasmiten  información. Los astrónomos son especialistas en la ciencia de los astros, pero de ellos solo pueden inquirir información por sus manifestaciones en el plano de la tercera dimensión; sin embargo, no tiene la capacidad de ver y leer la información que estos cifran en el plano de la cuarta dimensión o mundo espiritual. Para captar la información que se genera en la cuarta dimensión se debe estar despierto, es decir, tener los centros psíquicos activos, los que los orientales llaman chacras. Y si esa es la situación, entonces se puede tener el privilegio de investigar en ese plano, de auscultar y saber qué ocurre con las manifestaciones cósmicas, si contienen información o no, qué es lo que significan sus signos, entre otros aspectos. Solamente de esa forma es posible saberlo –claro, si se tiene esas competencias– y ellas son propias de magos blancos  e iniciados, quienes poseen esa estructuración y esas habilidades como la videncia y el acceso a flujos informativos akásicos.  

Pues bien, esa alineación de Mercurio con el Sol portaba una información de la alta jerarquía celestial para la humanidad, y ella es la siguiente: el Sol, representación de Dios en tercera dimensión, anuncia, a través de Mercurio, el mensajero, que el astro rey está emanando una energía con dos tipos de frecuencias. Una frecuencia sonora equivalente a la vocal (e), y otra equivalente a la vocal (o). La ‘e’ es temor, y la ‘o’ duda e incertidumbre. Esas frecuencias están impactando todas las actividades de la humanidad que vibran en frecuencia negativa, que no tiene elementos de humanismo, que son egoístas y obedecen solo a intereses personales o de grupos restringidos y excluyen a la especie toda. Por supuesto, están exentos de esa influencia la gente que vibra en alta frecuencia, que son muy nobles, que viven una vida que se rige por principios, son altruista, y se abrigan en Dios en cada uno de sus actos, etc. Serán objeto de este impacto las actividades de los hombres en todos los ámbitos: política, economía, orden social, salud, proyectos, ciencia, tecnología, religión, entre una larga lista. En efecto, en estos momentos todas las naciones están bajo esa regencia particular y sus sociedades estarán bajo el signo de la inestabilidad, el desorden, el desasosiego (el temor, la duda y la incertidumbre), las cuales son señales apocalípticas o del fin de los tiempos.

Esa emanación energética del Sol se debe a un efecto causado por los daños que se le ha infligido a la tierra. Nuestro planeta no se debe a sí mismo, él funciona dentro de un sistema, y si se afecta una parte de él, el todo se verá igualmente afectado. Es una puesta en escena de la ley causa-efecto. No es castigo directo de Dios. Es una reacción del sistema afectado por el hombre. No se pierda de vista que la naturaleza y las macroestructuras del universo son inteligentes y sabias. Tienen vida propia. Dios cuando las hizo les proporcionó las leyes que las rige y ellas funcionan dentro de esas leyes, y ya Dios no tiene necesidad de intervenir porque ellas mismas se autorregulan.

Imagen tomada de la web: bbc.com


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