HAY QUE CERRAR BAZURTO


HAY QUE CERRAR BAZURTO

Así de sencillo, así de simple, así de complejo,  así de incómodo, pero así de necesario.

Cartagena completa 2 meses  desde que se diagnosticó el primer caso de COVID-19. Hoy tenemos 690 contagiados y  42 fallecidos que muy a nuestro pesar nos coloca en una  nada honrosa posición frente al resto de ciudades del país. Todos estos datos pueden ser verificados en los boletines del Ministerio de salud, la Gobernación de Bolívar y el DADIS.

Debemos ser conscientes de que esta época tan compleja que vivimos no es un tiempo para medidas o pensamientos populistas. No necesitamos estar cómodos; necesitamos estar seguros mientras pasamos por esta tormenta.

Es tan sencillo como hacer cuentas rápidas y preguntarnos cuántas personas acuden diariamente a esta plaza, cuántas se  exponen a quienes estuvieron en contacto con las personas que dieron positivo para COVID-19 y que laboraban en ese sector;  de esas cuántas mantienen la distancia sugerida para el aislamiento obligatorio de 2 metros,  y dónde encontrarán un sitio donde lavarse las manos cada 2 horas. Seamos realistas: El COVID-19 llegó a Bazurto,  Bazurto debe cerrar. De manera transitoria, pero debe cerrar.

Dice el refrán que “todos los caminos conducen a roma”, en nuestro caso, no todos nuestros problemas salen de Bazurto,  pero vaya que nos aporta varios. Si nuestras autoridades se acaban de percatar que las condiciones de salubridad de Bazurto no son ni siquiera las mínimas,  debe ser que no han vivido en esta ciudad durante los últimos años o sufren de una ceguera absoluta.  Atracos, hacinamiento, un cuello de botella indiscutible para la movilidad de la ciudad, entre otros, son los desafíos que nuestra plaza de mercado genera. Pero más allá de ello, durante esta emergencia sanitaria, Bazurto se convierte en una bomba de tiempo, una foco inminente de contagios masivos y esto es una realidad gústele a quien le guste.

Siempre que se habla de este tipo de propuestas salta la pregunta : “¿de qué vivirán las personas que viven del diario?” Buena pregunta, es cierto, no pueden quedar desamparados y esta crisis nos deja muy claro que necesitamos descentralizar nuestros centros de acopio. Bazurto a todas luces ya se le quedó chica a una Cartagena que creció y que mientras nuestra ciudadanía persista con la mentalidad de vivir del diario; no sólo esta, sino cualquier otra crisis, nos va a volver trizas.

Es que acá la informalidad es  de lo más común, casi que parte de la costumbre, y esto nos está enseñando que también es de los más desagradecido cuando la crisis llega. Aparte de un asunto de economía es un asunto de supervivencia.  Me preocupa de qué van a vivir, pero me preocupa más la posibilidad inminente de cuántos pueden morir, morir ahogados, solos y asfixiados porque es así como se muere por COVID-19.

El drama social de quien va a buscar su sustento, que es un drama real y que requiere de todas las acciones que sean necesarias, no es excusa para que permitamos que personas que ya carecen de muchas cosas, además pierdan la salud e incluso la vida. Ellos también valen.   Bogotá cometió ese error, solo para tener que salir corriendo a cerrar la plaza de mercado cuando ya pasaban los cien contagios; por el contrario  El Salvador empleó desde el principio medidas drásticas y claramente impopulares en cabeza de su presidente Nayib Bukele. Tiene a la fecha un total de 998 contagios y 18 muertos en todo el país, muchos menos decesos de los que llevamos nosotros en una sola ciudad.  Es solo recordad que la pandemia que azota al planeta comenzó en un mercado, el mercado de Wuhan. No podemos simplemente ver el peligro y seguir adelante ignorándolo.

Sin lugar a dudas se requieren soluciones para ahora, para ya, y en este punto el apoyo de nuestra fuerza pública, que cuenta varios contagios ya en sus filas, será invaluable. Para ellos mi agradecimiento, ustedes han peleado con nosotros, pero entiendo que mantener el orden en un lugar como Bazurto es una labor casi inalcanzable. También necesitamos de personas competentes en este tipo de problemas, que estoy segura que Cartagena cuenta con muchos de ellos entre sus ciudadanos; y si usted que me lee es una de esas personas, le suplico que no se calle: proponga, alce la voz, en tiempos como estos el silencio se paga con vidas, todos podemos ayudar a generar ideas y estrategias en las que todos podamos salir adelante de esto.

En tiempos en los que la presidencia apunta a la reactivación de la economía  puede parecer discordante proponer el cierre de una central de abastos; pero quiénes más que nosotros conocemos nuestra casa. Hemos visto ventas de todo tipo de alimentos con medidas sanitarias inexistentes; la absoluta falta de medidas de aislamiento y la presencia de un virus que es invisible pero tan real como usted o como yo. El golpe no se sentirá en la Casa de Nariño, lo vamos a sentir nosotros, los que estamos acá y quienes le estamos poniendo el pecho a esta emergencia. 

Cartagena no te pido que hagas lo que es fácil. Te pido algo que es difícil pero que es lo correcto, lo que sabes que tienes que hacer.

 


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