Evolución de las vacunas contra Covid-19 en la primera semana Agosto-2020

AQUÍ TENGO LA VACUNA CONTRA EL COVID-19. ¿A CÓMO?.......A DOS MIL


“Y la radio dice que el tiempo es malo en todas partes. Barcelona 13 grados, lluvia; Bruselas 7 grados, cielo nublado; París 8 grados, viento y lluvia; Madrid 7 grados, cielo nublado”. Es una balada clásica, cantada desde 1976 por Isabel Patton y denominada: Patrick, amor mío.

“Y el internet dice que la pandemia del COVID-19 causa muertes por todas partes. Estados Unidos, 154.860; Brasil, 94.104; México, 47.746; Reino Unido, 46.119; Colombia, 10.650”. Es una realidad en el inicio del segundo semestre del 2020, la humanidad clama por una herramienta denominada: vacuna, Señor mío.

La revista científica médica más prestigiosa del mundo, una de las tres más importantes de las ciencias, incluidas todas las áreas del conocimiento, en su número del primero de agosto del 2020, trae un artículo titulado: “Evaluación de la vacuna contra el COVID-19 en primates no humanos”. Los autores señalan que el desarrollo de una vacuna que sea segura, efectiva y de rápida implementación, es una prioridad de salud urgente. Los científicos y los profesionales de la salud están casi todos de acuerdo.

Frente a los gérmenes que causan cuadros infecciosos, una de las medidas importantes es la vacuna. Si eso es así, dos preguntas se pueden estar haciendo ustedes. Primera: ¿por qué sigue existiendo el paludismo, la tosferina, el sarampión, la tuberculosis y la influenza, si todas tienen vacunas? Segunda: ¿quién o quienes tienen la vacuna del COVID-19?

Las vacunas son sustancia que contienen microbios inactivados o muertos, toxinas, algunas de sus partes corporales o elementos que se le asemejan, y se introducen en el organismo sano para prevenir determinadas enfermedades infecciosas. Lo que se hace es dividir el microbio, estudiarlo y conocerlo detalladamente. Después se escogen sus fragmentos o secreciones, aquellos pedazos que al inyectarlos en el organismo no son capaces de producir enfermedad y enseñan al humano, en este caso, a formar un cuerpo policivo especializado de células y sustancias, un ejército preparado, entrenado y listo para luchar cuando llegue el microbio verdadero.

Las vacunas se usan para prevenir o aminorar los efectos de una futura infección. Leyeron bien: prevenir o aminorar. Según el diccionario, aminorar es disminuir o reducir el tamaño, cantidad o intensidad de algo. Para que sean válidas, las vacunas deben obligatoriamente cumplir varios requisitos, que se van corroborando con las diferentes fases de investigación. Deben ser adecuadamente fabricadas en el laboratorio bajo premisas especializadas y teóricas. Se suelen escoger muchos pedazos del microbio y se escudriñan al cansancio, algunos pueden no servir. Es un proceso que en ocasiones conlleva años y aún no hay vacuna.

Luego se debe tener la certeza que los pedazos del microbio que se van a inyectar a la persona sana de la infección, no hacen daño. En el libro del Griego Hipócrates está la frase: “primum non nocere”, una de las máximas expresiones de la medicina, primero no hacer daño. Entonces la “candidata” a vacuna se debe valorar en nidos de células, en animales: ratas, ratones, conejos (acuérdense del conejillo de laboratorio), perros u ovejas. En ellos se mide la seguridad (ver que no se hizo daño a la salud). Numerosos aspirantes a vacunas son evaluados y de veras muchos, tal vez la mayoría, quedan en el olvido por no ser seguros. 

Para entonces, en esos animalitos se pueden iniciar estudios donde se comparen vacunados con no vacunados, para establecer la eficacia y las dosis. Si vamos bien, se sigue con animales superiores, primates no humanos: monos o chimpancés. Recuerdan que al inicio cité una publicación científica de hace tres días, su título indica por donde van las evaluaciones de esa candidata a vacuna.

Pero los hombres no son monos, ni perros ni conejillos, lo observado en esas especies inferiores no tiene porqué obligatoriamente funcionar en el hombre. Por tanto, si funcionó bien y la candidata es “promisoria”, vienen las investigaciones en unos pocos voluntarios. Es experimentación en humanos y se hace bajo rigurosidad  y estricto seguimiento científico y ético. Si va mal, hasta allí llegó la candidata a vacuna. Se pueden hacer ajustes, nuevas dosis, nuevos preparados, adicionar sustancias o cambios químicos al fragmento de microbio. En resumen, se debe empezar de nuevo. Si a la candidata le fue bien, se deben realizar estudios en grupos poblacionales grandes para confirmar los beneficios. Ahora sí tenemos una vacuna.

Los resultados se deben someter a la evaluación de los científicos y someterla a la valoración de entes mundiales reguladores, que bajo especial exigencia aprueban o desaprueban las nuevas vacunas. Solo cuando esas aprobaciones se dan, se pueden utilizar abiertamente las vacunas a nivel mundial. Cada país tiene sus instancias de evaluación que aprueban la distribución y aplicación. Usualmente, es un camino largo, de años.

A manera de ejemplo, hace 34 años Manuel Elkin Patarroyo, investigador colombiano anunció haber logrado una vacuna químicamente pura contra el paludismo. Una de las candidatas llegó hasta la experimentación en monos y era promisoria, pero en humanos su eficacia no fue tan buena. Desde entonces viene realizando modificaciones y perfeccionamiento, superando numerosos obstáculos. “Hemos tenido muchos inconvenientes, siempre quiero tener el dominio en lo que descubra para poder regalar la vacuna, pero los intereses alrededor son muchos”. La vacuna no está a punto, pese a los años de estudio. Millones de personas en el mundo, sobre todo en los países más pobres, mueren anualmente por paludismo. En Colombia, es un problema de salud pública y es el tercer país en Latinoamérica con mayor presencia; el 85% del territorio rural tiene condiciones ambientales, geográficas y de convivencia, aptas para la enfermedad. Y dando respuesta a la primera pregunta, antes señalada: ¿por qué sigue existiendo paludismo?, porque todavía no hay vacuna aprobada.

¿Y cuál es la situación con el cólera, la sífilis, la gonorrea y el VIH? Igual, todavía no hay vacunas aprobadas. Pese a varias décadas de estudio para desarrollar una vacuna contra el VIH, ninguna ha llegado a la eficacia exigida. ¿Y cuál es la situación con la viruela?, es la única enfermedad actualmente erradicada. ¿Y por qué hay casos de polio, tosferina, sarampión, tuberculosis, influenza, si todas tienen vacunas? Porque las vacunas aprobadas, aminoran las enfermedades pero no al 100%.

Los primeros casos de COVID-19, fueron señalados en los últimos días del 2019 y la diseminación fue en enero-febrero del 2020, o sea, hace solo ocho meses. Es una enfermedad nueva, que apareció de súbito, creció de repente y la humanidad no sabía nada. Entonces, ¿quién tiene la vacuna contra el COVID-19? Ajustado a los términos éticos y científicos y descontando que el virus fuese creado y regado intencionalmente, la respuesta seria “nadie”. Si bien más de una decena de grupos de investigación del mundo entero, están tras la vacuna contra el COVID-19, algo permite recordar las palabras de las abuelas: “la carrera trae el cansancio”.

“Y la radio dice desbordada por todos lados. Rusia, empezará a distribuir su vacuna contra COVID-19 el 10 de agosto; China, pronto con una vacuna en tiempo record; Brasil, iniciará pruebas masivas en 900 voluntarios”. Lo nunca visto, pareciera que cada investigador con correndillas y sofoquinas, tuviese un medio de comunicación que grita al exterior cosas, mucho antes que los hallazgos de investigación sean corroborados y confirmados suficientemente. La tabla que he colocado como ilustración, indica por dónde van los estudios de las vacunas. Entonces, ¿tenemos vacuna hoy, 4 de agosto del 2020? La respuesta es “NO”. Y sería bueno agregar que nunca, en investigación científica, las cosas deben ser “de rapidez”.

“Y la radio dice que los países y gobernantes señalan por todos lados. Colombia, comprará la vacuna y el presidente Duque dice que la población de alto riesgo sería priorizada; España, anuncia que el valor rondará los tres euros por dosis; Estados Unidos, advierte que una compañía estadounidense ya puso precio a su vacuna contra el coronavirus; Reino Unido, confirma la compra de 90 millones de dosis de dos vacunas”. Así va el mundo, amigo mío.

Así es Patrick, amor mío. Todos corriendo a vender lo que no han comprobado que de veras sirve y todos corriendo a comprar lo que aún no existe. Qué distinta es la historia de la vacuna contra la poliomielitis. Albert Bruce Sabin, quien la descubrió, la entregó gratuitamente a todas las compañías farmacéuticas y se la ofreció a todos los niños del mundo. Lo realizó sin afanes, cuando había observado que realmente era efectiva. Renunció al dinero, aunque muchos insistieron en que vendiese la vacuna, no quiso hacerlo, fue su regalo a los niños del mundo, de países ricos o pobres. Desde 1959 millones de niños han sido vacunados en todo el mundo; solo tres países (Afganistán, Nigeria y Pakistán) por mal programa de vacunación, no han podido frenar la enfermedad. Los casos de poliomielitis se han reducido en el mundo en más del 99%. Octavio Pantoja, mi gran profesor de ortopedia me dijo un día: “Monterrosa, la poliomielitis es una enfermedad que no mata, pero martiriza para toda la vida. El mejor regalo que puedes dar a un ahijado, es una vacuna contra la poliomielitis”.

¿La aplicación masiva y de prisa será para salvar a la humanidad o como parte de la urgente compra-venta por la necesidad mundial insalvable de reinventarnos? La Organización Mundial de la Salud, prendió las alarmas, ante la posibilidad de utilizar una vacuna insuficientemente evaluada, realizada con prisa la estimación de la seguridad y la eficacia. Es este momento oportuno recordar, especialmente a las autoridades no médicas, la historia de la Talidomida, así no fuese sido una vacuna sino un medicamento. Fue inventada en 1953,  temprana y rápidamente considerada un buen medicamento. Cuatro años después, en 1957 se aprobó su venta para el tratamiento de las náuseas y vómitos en embarazadas. Antes de un año, 80 nombres comerciales estaban disponibles en cincuenta países, excepto Francia y Estados Unidos, que no la aprobaron. En los primeros cinco años posteriores, se registraron en todo el mundo más de 3.000 nacidos con malformaciones congénitas: pérdida, acortamiento grave o ausencia de brazos o piernas. Entre 1961-1963 fue retirada por causar además, malformaciones cardíacas, renales, oftálmicas y auditivas. Nunca se señaló la cantidad de afectados con exactitud, no obstante se estiman que fueron más de 10.000. Se acercan los 60 años de esa comercialización nefasta. En el año 2012, poco después del cincuenta aniversario de la horrible noche, la compañía farmacéutica que la descubrió y apresuradamente comercializó, entregó en Alemania una escultura de bronce en conmemoración a los afectados representados por una niña sin brazos y con una malformación en los pies sentada en una silla y junto a otra vacía. Pidió por primera vez, disculpas por las graves malformaciones provocadas por el fármaco en niños cuyas madres embarazadas tomaron el medicamento. Las asociaciones de víctimas de varios países, consideraron las palabras y gestos, como insuficientes, tardíos y carentes de sinceridad.

“Y un periódico dice que la pandemia está mal en todas partes. Rusia, a la cabeza en la carrera por comercializar una vacuna contra el COVID-19; Estados Unidos, ha adelantado que el precio será US$25, para administrar tratamiento por dos dosis; China, ofrece préstamo con facilidad de pago a todos los países de Latinoamérica, para que compren su vacuna”. 

“Y mientras la lluvia golpea contra la ventana, la radio dice que el tiempo es malo en todas partes. Guayaquil: fuertes vientos y muchas muertes por COVID-19; Estocolmo: cero grados y confinamiento total de la población; Italia: hielo, nieve y rebrotes de la infección; Colombia: inundaciones, toques de queda y muerte por hambre o por coronavirus. Patrick, amor mío. Miro por la ventana y casi puedo sentir el frío”. https://www.youtube.com/watch?v=nRnNtM-XGAQ

 

 


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