EL DÍA DE LA RESISTENCIA


Desde cuando llegaron a Cartagena los africanos esclavizados comenzó la resistencia, cuyo devenir se divide en tres grandes períodos. El primero va de 1533 a 1580. El segundo período de 1580 a 1640 y el tercero de 1680 a 1810.

Durante el primer período llegaron africanos de la región que hoy se denomina Senegal , Gambia y Alta Guinea. Así, de la primera región son los mandingas (quienes habitaban en las ciudades de Gao y Tumbuctú); los Yolofos; los Fulos o Fulopos cuya lengua, era la más hablada en Cartagena en esa época. A este grupo pertenecía  Benkos Biohó, fundador del Palenque San Basilio. En el grupo de la Alta Guinea vinieron negros de las naciones Bran, Zapes, Balanta, Biafara (que en Colombia se escribe con “V”) y los Casangas. Denominaciones que hoy perviven como apellidos del Pacífico colombiano.

En los libros de ciencias sociales, que leí en primaria y que hoy leen mis hijos, predomina un mito sobre nuestra raíz africana. Y es que los esclavizados de África fueron traídos en virtud de su fuerza física, ante el exterminio generalizado de los pueblos originarios. Se trata de una de las mentiras y manipulaciones más infames al devenir de nuestra memoria y nuestra diáspora. Se trata de un argumento que nos califica como seres sin alma, como cosas, como animales; como sujetos que no conocían la civilización sino cuando fueron traídos al continente Americano. Se trata de una idea dominante que socava nuestra memoria, nos inferioriza y sostiene la actual pigmentocracia (http://www.elespectador.com/impreso/vivir/articulo-335126-bajo-una-pigmentocracia) en que vivimos; promueve de manera falsa un mito sobre el cuerpo de los negros y negras, donde la humanidad queda descartada.

Frente a eso hay que tener en cuenta dos hechos. Uno: El principal criterio para comprar esclavos radicaba en un “catálogo de oficios”, según su nación de origen, de manera que los amos buscaban destrezas técnicas y tecnológicas aplicadas a la minería, construcción, pesca, agricultura, ganadería y orfebrería principalmente. Las minas del Chocó, por ejemplo, se abrieron con el conocimiento ingenieril de los Yorubas y Congos. Dos: La discriminación, durante el primer período de la trata negrera, se hacía por procedencia de las naciones africanas. Es decir, era una discriminación por cultura y no tanto por raza; pues la racialización no aparece sino a mediados del siglo XVIII con la consolidación de un sistema de castas de acuerdo con la pureza de sangre.

Nuestros antepasados, en los primeros años de la trata esclavista fueron discriminados, por su religión y prácticas culturales, una parte importante de ellos eran musulmanes. La práctica del islamismo implicaba un conocimiento, una forma de ser y actuar, una visión del mundo diferente a la católica y occidental. La islamización de los pueblos del norte de África provenía del fuerte intercambio comercial, cultural y diplomático entre africanos y pueblos árabes. Por eso los esclavizados recibieron el nombre genérico de etíopes, palabra griega que significa “cara quemada” y tenía un sentido despectivo.

La exclusión era por ser moros, porque montaban casas ilegales (tenían varias mujeres), porque hablaban lenguas distintas, por practicar saberes ancestrales y prohibidos, por guerreros y cimarrones. Sin olvidar además, que la Dinastía XXV del antiguo imperio Egipto fue gobernado por faraones negros nubios de la tribu de Kush: dominaron el alto Nilo por más de mil años.

Entre 1580 y 1640 se tecnifica el comercio esclavista y se consolida el triángulo de oro entre Europa, África y América. Llegan Congos, Vilis, Ngolas (Angolas), Anzicos y los Ambundú. En este período se abre la minería en Antioquia, de manera pues, que aparece la diáspora afroandina y afroantioqueña, tantas veces negada. Para entonces la yuca llega al África y acontece una revolución alimentaria. Entre 1680 y 1810 llegan esclavos nacidos tanto en la cuenca de Guinea, como en la cuenca del Caribe insular. Llega gente de la actual Nigeria, Benín, Togo, Costa de Marfil y Camerún. Llega gente de los distintos reinos Yoruba: Arará o Allada, Carabalíes, Popoes, Mina, Lumíes (los lucumíes ya no existen en África pero su lengua se usa para ritos Yoruba en Cuba y Brasil).

Los reinos del Congo, estaban en guerra civil; a su vez, había guerra entre los distintos Yorubas y el imperio de Dahomey. Allí aparece el dinero, las armas de pólvora y el licor. El caído era esclavizado y vendido tanto por africanos como los Xulas o Popoes; europeos como los portugueses, franceses, holandeses, ingleses y por último, por comerciantes americanos. Se deportaron más de doce millones de personas, sin mencionar los que entraron de contrabando, incluso después de la abolición de la esclavitud.

Para 1810, en la Nueva Granada, sólo el dos por ciento de la población era esclava. De manera que los libres de todos los colores, que eran mayoría, estaban dando la pelea por la igualdad, más que por la libertad. Alfonso Múnera, con su libro, El Fracaso de la Nación, demostró la participación crucial en la Independencia de los sectores populares que conformaban los libres de todos los colores. Por su parte, consulten el Atlas de la cultura afrocolombiana, aquí: http://www.colombiaaprende.edu.co/html/etnias/1604/channel.html  Su autora es la historiadora antioqueña Luz Adriana Maya Restrepo, quien dedica su vida a conocer y a difundir nuestras raíces. Valgan estos datos para seguir la resistencia negra, indígena y popular, más allá del 12 de octubre.

 

ricardo_chica@hotmail.com

 


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