LA ECONOMÌA ENTRE LA NAVIDAD Y LA PANDEMIA


Estamos en navidad y víspera de año nuevo. Son tiempos de alegría y felicidad para estar en familia  a pesar de que muchas de ellas viven la incertidumbre y el dolor de las consecuencias nefastas de la pandemia del Covid-19. Actualmente la población mundial se ha acostumbrado a una realidad nunca imaginada. Se vive una situación parecida a las ficciones cinematográficas, pero con una carga de realismo agobiante que maltrata la racionalidad.

No obstante lo anterior el mundo sigue girando y las economías se mueven al compás de las finanzas y la producción de cantidades enormes de biológicos que se venden y distribuyen como pan caliente en todas las naciones, desde las más ricas hasta las más pobres. Asimismo se publicita la obligatoriedad de un pasaporte de movilidad que indique que se ha cumplido con la vacunación. Estamos en una montaña rusa donde las organizaciones que velan por la salud mundial recomiendan una dosis, o dos dosis, o tres dosis y quién sabe cuántas más para que las personas puedan salvarse de este virus mortal y tener inmunidad. Quien no las tenga tendrá el sello de la muerte y no podrá integrarse con sus semejantes para no contagiar y no tener los privilegios de quienes se han acogido y aceptado la nueva realidad. Negocio inhumano donde la producción y consumo de vacunas es la única solución para combatir el acabose de la humanidad.

En ese contexto de sube y baja, de ceros a la derecha de las multinacionales farmacológicas vivimos la zozobra por desconocer los pormenores de las complejas intenciones e intereses económicos y financieros que subyacen en esta situación de salubridad mundial, por mucho de que nos devanemos los sesos e intentemos justificar lo injustificable.

Cabe decir que este periodo de navidad es indicado para hacer un acto de contrición y dejar a un lado los sentimientos negativos e iniciar un acercamiento que permita poner en nuestros corazones aquellos principios elementales de la civilización tales como el amor, la paz y el perdón, y convertirnos en estandarte de lo que  Juan planteó en el evangelio: "A quien perdonéis los pecados, éstos le quedan perdonados". Pues, Jesús enseñó a perdonar a sus Apóstoles. Así como Dios le dio todo a Jesús, así también éste comunicó a la Iglesia, ese poder perdonador que de Él emanaba para regenerar a los hombres, pues reconciliarse es amigarse, volver a acordar, unirse o perdonar. Quizás en eso deberíamos estar pensando para no seguir en esta marea cotidiana de inocularse o morir y perdonar a quienes convirtieron la muerte en un negocio.

Por último, en esta navidad digamos que “reconciliarnos con nosotros mismos es el paso esencial e inevitable para aceptarnos como somos y crecer a partir de apoyarnos en nuestras fortalezas, para superar nuestras falencias.”, a pesar de las consecuencias mortales de una pandemia con características holocausticas. Por eso en esta navidad reflexionemos y tengamos presente que la fuerza de la unión familiar  debe alumbrar los corazones en estos tiempos apocalípticos para que se sienta el aire de la vida y despejemos los nubarrones del miedo y de la muerte. Les deseo ¡ Feliz Navidad 2021 y Próspero años 2022 !

 

 


TAMBIEN TE PUEDE GUSTAR