La promesa número siete


El pasado siete de agosto, el nuevo presidente electo de los colombianos Gustavo Petro Urrego, después de jurar ante Dios y ante los colombianos asumir el cargo, respetando la constitución y la ley, anunció un decálogo de promesas, que serían tomadas por su administración como un compromiso ineludible. Cada una de ellas, son de gran importancia, no obstante, la séptima promesa tal vez sea la más acertada y la más anhelada por los colombianos. 

“ 7.Lucharé contra la corrupción con mano firme y sin miramientos”

Una de las banderas de su plan de gobierno, desde el inicio de su carrera rumbo a la Casa de Nariño, fue la lucha contra la corrupción. En ese sentido, manifestó que durante los siguientes cuatro años “vamos a recuperar lo que se robaron”, así como realizar las reformas necesarias para evitar que ello vuelva a ocurrir. Ni familia, ni amigos, ni compañeros quedarán excluidos del peso de la ley”, 

La sorprendente declaración dada ante las personas ubicadas en la Plaza de Bolívar, fue motivo de elogios y manifestaciones, aprobando el argumento contentivo de las promesas.

Afirmar que: “vamos a recuperar lo que se robaron”, así como realizar las reformas necesarias para evitar que ello vuelva a ocurrir. Ni familia, ni amigos, ni compañeros quedarán “excluidos del peso de la ley”. Sería la más sublime acción que el nuevo gobierno pueda realizar, más aún cuando los escándalos de corrupción siempre han estado presentes en las actividades del gobierno. ¿Será que el presidente Petro, tendrá la capacidad descubrir la intención de los hampones? Para cumplirnos, debe hacer una depuración en las instituciones que han beneficiado con la impunidad, a los amigos, compañeros y familiares de los delincuentes que se robaron los recursos. 

De llegar a materializar el cumplimento de la promesa numero siete, la historia de Colombia se dividiría en dos. Se marcaría un “antes y después” de los ladrones. 

En cuanto a la manifestación “recuperar lo que nos robaron”, me sentaré a esperar. Una cosa es evitar la corrupción, no permitir el saqueo de los recursos de la Nación, denunciar al funcionario corrupto y otra muy diferente y aún más difícil, es recuperar lo que nos robaron.  De todas maneras, el tiempo nos dirá si las promesas fueronfalsos juramentos y palabras que el viento pronto se llevó, o si estas fueron cumplidas a cabalidad. De llegar a cumplirse, este sería un logro grandioso e histórico, para el gobierno y para todos los colombianos.


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