El color del uniforme


Desde que tengo uso de razón he escuchado la palabra “tombo” al momento de referirse de manera peyorativa a los miembros de la Policía Nacional. Sin hacer distinción por el rango de autoridad o de antigüedad, todos son “tombos”.

Otro de los calificativos coloquialmente utilizados para dirigirse a los agentes de la ley es “aguacates”, tal vez por la semejanza que guarda el verde característico de la “persea americana” con el color de sus uniformes. Sin embargo, recientemente se dio a conocer que estos serán rediseñados y uno de los cambios más relevantes será el paso del color verde al azul, por lo que considero probable, que con el tiempo este apelativo, pierda su fuerza y quede en desuso.

Indagando un poco más al respecto, es posible que la palabra “tombo” tuviera su origen al invertir la palabra “botom”, por ser estos los botones brillantes y de gran tamaño adheridos a la chaqueta de los uniformes de antaño. Lo que antes era un objeto llamativo, hoy es la manera ofensiva de referirse a los policías. Es un término tan comúnmente empleado, que ya ocupa un espacio en el vocabulario y una definición reconocida al alcance de todos al realizar una búsqueda simple en Google.

El gobierno ha iniciado acciones para la modernización de la Policía Nacional Colombiana, que incluyen no solo el cambio de color e identidad de los uniformes para mostrar una fuerza más civil y cercana a la ciudadanía, sino que también se esforzarán en implementar la protección y el respeto por los derechos humanos, que tantos escándalos ha causado al momento de contener las protestas de los últimos años.

En lo personal considero que el color es lo de menos, será más fácil para los colombianos acostumbrarnos a ver a nuestros miembros de la policía con sus nuevos uniformes, que para ellos acostumbrarse a usarlos. Pero, si el cambio se hace con el propósito de lograr un mejor funcionamiento en la institución, entonces estos deben trascender mucho más allá de la apariencia. Deben tener la habilidad de transformar las malas costumbres y erradicar la corrupción que ha estado presente durante tantos años, procurar el cumplimiento de los presupuestos constitucionales y que el pueblo pueda encontrar en el policía, un verdadero servidor, protector e inclusive un héroe amigo.

Si bien, muchos tienen esta vocación y sirven hasta entregar su vida misma por la patria, su reputación se ha visto afectada y su buen actuar opacado por los pocos que deshonran la institución, sin importar el color del uniforme.

Qué bueno sería que cambiara el sentido de esa frase y podamos decir algún día que los miembros de la Policía Nacional, sirven al pueblo con honestidad y compromiso, sin importar el color del uniforme.  


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