Hogar

La inteligencia edifica casas, la sabiduría edifica hogares


Desde su herencia Piagetiana, Howard Gardner afirmó que "inteligencia es la capacidad de resolver problemas", con base en ello podemos concluir que las parejas inteligentes son aquellas que aprenden juntas a resolver sus problemas, esas parejas sin duda tienen una mayor posibilidad de construir relaciones prósperas armónicas y felices.

La Biblia por su parte nos invita no sólo a cultivar la inteligencia, sino que además nos exhorta a buscar la sabiduría (Efesios 5, 15 – 16 ; Santiago 1, 5 ). El hombre inteligente no es necesariamente, desde el punto de vista bíblico un hombre sabio. Salomón el prototipo veterotestamentario (Antiguo Testamento) de la sabiduría encarnada, logró construir, sobre los cimientos puestos por su padre David un poderoso reino, pero cuando abandonó la sabiduría para transitar exclusivamente los caminos de la inteligencia y el cálculo oportunista, su reino se derrumbó hasta el punto que a su muerte quedó dividido. La inteligencia nos enseña que una manzana más otra manzana son dos manzanas, la sabiduría nos enseña qué hacer con las dos manzanas. La inteligencia puede edificar casas, pero sólo la sabiduría nos enseña a construir hogares, la inteligencia nos enseña a fabricar colchones, pero sólo la sabiduría nos posibilita el sueño. ¿Cuántas personas han cultivado en sus vidas proyectos muy inteligentes pero carentes de sabiduría y han pagado un precio muy alto del que sólo se percatan en la vejez cuando ya es demasiado tarde y es muy poco lo que pueden hacer para corregir el camino? Cuántos (como dice el cantante) por su estupidez "de tanto jugar al amor, sin un amor se han quedado en la vida" y cuántos otros por su necedad "van pa´l cielo y van llorando". 

La inteligencia resuelve problemas, la sabiduría otorga sentido. La ciencia que Dios quiere para quienes se acogen a él es la ciencia que sabe integrar la inteligencia (la resolución de problemas) y la sabiduría (la búsqueda de sentido) tal y como lo dice Proverbios 16, 16: "Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado; y adquirir inteligencia vale más que la plata". La sabiduría bíblica  es la ciencia del que edifica su casa sobre la roca (Mateo 7, 24) , es la ciencia del que no entierra los talentos sino que los hace fructificar (Mateo 25, 14 – 30), es la ciencia del que no maldice la oscuridad, sino del que enciende luces (Mateo 5, 15), es la ciencia del amor y el respeto, la ciencia del que pone todo su empeño en buscar su bien y el bien de la persona objeto de su afecto sin daños a terceros en la medida de lo posible (1 Corintios 13, 4 – 7) . 

Uno de los frutos más significativos de una vida paciente es el buen humor, el amoroso es paciente, el respetuoso es paciente, y éste se caracteriza por su buen sentido del humor; por el contrario una clara señal de nuestra falta de paz y de ciencia es la amargura, el desespero, la soberbia, la altanería, la ironía, la sátira en las relaciones (Proverbios 18, 2)10, especialmente en las relaciones conyugales, una pareja saludable sabe pasar del humor al amor y del amor al humor, en este sentido "hacer el amor" es también "hacer el humor".

Por lo pronto y para finalizar los invito a concluir con la oración de los pacientes, la oración de la Serenidad: "Dios, Concédeme la SERENIDAD, para ACEPTAR aquellas cosas que no puedo cambiar. VALOR para CAMBIAR aquellas que puedo, y SABIDURÍA para RECONOCER la diferencia. Amén".


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