Colegio Colombiano de Psicólogos

DÍA DEL PSICOLOGO: 20 de Noviembre


NUEVA COTIDIANIDAD: Una mirada desde la epistemología y la historia de la psicología

Introducción

El jueves 20 de noviembre de 1947, dos años después del final de la Segunda Guerra Mundial, a escasos 5 meses de “El Bogotazo” y del nacimiento de la OEA, en el escenario de la Universidad Nacional de Colombia una mujer española, “libre pensadora”, a quien la “providencia divina” supo equilibrar entre la feminidad y la masculinidad de su nombre (Mercedes Rodrigo), movida como una hoja al viento de país en país, parió en la fría capital colombiana la primera institución en formar psicólogos graduados en la entonces autoproclamada “Atenas Suramericana”. Hoy, jueves 19 de noviembre de 2020, a las vísperas de la conmemoración de ese acontecimiento primigenio, constituido a su vez en un buen pretexto para celebrar el día del Psicólogo en Colombia, me dispongo a participar de este conversatorio sobre la nueva cotidianidad post pandémica, engendrada en el vientre de esta segunda década del siglo XXI, pero con los ojos de un epistemólogo y de un historiador.

De la ciencia de la magia, a la magia de la ciencia

Si nos remontamos a las cotidianidades pretéritas, en una rápida aproximación, podemos decir que hemos vivido 5 grandes períodos histórico-epistemológicos:

  1. Período mítico: La cotidianidad era vivida y entendida a partir del mito, el animismo, los antropomorfismos y la magia; ello se correspondía con un mundo gobernado por el devenir, pero que poco a poco empezaba a conocer el carácter irreverente y emancipador del ser humano, quien con el surgimiento de los brujos, chamanes y magos comenzaba a adquirir un cierto dominio sobre él, y fue así que nació la historia, gracias a la praxis, entendiendo por praxis la acción humana transformadora de la realidad.
  1. Período religioso: Luego la cotidianidad se llenó de dioses y así las antiguas fuerzas caprichosas y desbordantes, fueron personificadas en una pluralidad de seres que no solo poblaban los cielos, sino también el mundo y el inframundo. Los brujos, magos y chamanes se profesionalizaron en la figura del sacerdote, quien de manera privilegiada alardeaba de su camaradería con los seres espirituales y, en una arrogante humildad, llegó a competir con el poder político y militar, en su intento por dominar los tesoros y la justicia.
  1. Período Filosófico: Ante el reclamo airado de la fe ciega, aparece la pregunta oportuna del quehacer filosófico, que lo cuestiona todo. La cotidianidad ya no es gobernada solamente por las fuerzas irracionales, ni por el capricho de los seres espirituales; Odiseo se enfrenta a los dioses y Sócrates no teme beber la cicuta, mientras Platón cautivo en las manos del Tirano de Siracusa, va comprendiendo que no todo “el que conoce lo bueno, hace lo bueno”. Es así como la “cotidianidad filosófica”, a fuerza de razón, empieza a conquistar su lugar en la historia. La bandera socrático – platónica es enarbolada posteriormente por su discípulo Aristóteles, quien junto al fundador de la Academia dominarán la cotidianidad antigua, medieval y moderna.
  1. Período Científico: La filosofía es luego esclavizada en el medioevo por la teología, quien abiertamente proclama su cautiverio, durante la escolástica: “philosophia ancilla theologiae”, teniendo en San Agustín y Santo Tomás sus más destacados representantes. La cotidianidad humana es ahora la “cristiandad medieval”. Pero la historia no se detiene; si el mito antecedía a la religión y la religión a la filosofía, la filosofía va a ser así la antecesora de la “nueva ciencia”. Bacon y Descartes, Empirismo y Racionalismo, métodos experimentales y métodos racionales, métodos cuantitativos y cualitativos, modelos conductistas y psicodinámicos, especializaciones y subespecializaciones, etc., etc., etc. Estos y otros muchos nombres y conceptos van dibujando el mapa dialéctico de la cotidianidad moderna y contemporánea, las utopías gnoseológicas llegan a su máxima expresión y así como subieron, como palmeras, van a caer ahora como cocos, en la postmodernidad, para despedazarse en fractales que sólo podrán ser reunidos en el caleidoscopio de la complejidad.
  1. Período Integrativo: La cotidianidad actual es parecida a nuestros computadores, recuerdo cuando salieron los 286, luego evolucionaron a los 386 y 486, posteriormente vino el gran salto cualitativo, la generación Pentium y así sucesivamente hasta llegar a nuestro increíble abanico de posibilidades. Digo pues, que la cotidianidad actual es como la evolución tecnológica, porque los modelos antiguos no leen a los nuevos, pero los nuevos si suelen tener la capacidad de leer a los antiguos. Nuestra cotidianidad, y más específicamente nuestra cotidianidad post COVID, debería apuntar en esa dirección, a modelos epistemológicos integrativos que sepan leer la evolución histórica de nuestro quehacer psicológico, abriendo las puertas para el diálogo; pero advierto, abrir las puertas no basta, hay que salir al encuentro del otro, las TICs son sin duda nuestra mejor opción. Este período integrativo, nos muestra la urgente necesidad de migrar al “continente digital” tal y como se afirmó en los años 90s en tiempos de la apertura económica colombiana: “institución que no se modernice tiende a desaparecer”.

Conclusión

A muchos, la migración al continente digital les genera depresión (añoranza del pasado), estrés (exceso de presente) y ansiedad (miedo al futuro), esto sucede porque el haber llegado a comprender racionalmente “la ciencia de la magia” (pensamiento claro, preciso y conciso) les hizo creer que era imposible la irracional existencia de la “magia de la ciencia” (fuzzy logic). Filósofos y hombres de ciencia que nos antecedieron ya daban cuenta de ello, no en vano Pascal decía que “el corazón tiene razones que la razón no conoce”, e incluso Pasteur llegó a decir que “un poco de ciencia me aleja de Dios, mucha ciencia me devuelve a él”; por eso, sin “temor y temblor”, aún golpeamos el televisor, el computador o el carro cuando no funciona bien y ¡oh!, ¡sorpresa!, luego del golpecito “mágico” enciende, arranca, camina, funciona bien. Por eso, aún hoy los milagros existen, los filósofos preguntan, los científicos recogen datos, porque lo nuevo no necesariamente suprime lo viejo, lo nuevo y lo viejo conviven en el mito, en la religión, en la filosofía y en la ciencia, he ahí que muchos ven el “2020” como un año maldito y otros ven el “20 – 20” como un año de bendiciones; quienes se aferran a la jerga psicológica tradicional hablan del efecto Pigmalión, los románticos exclaman que “nada es verdad ni mentira, que todo depende del cristal con que se mira” y los más carnavaleros sólo decimos que “quién lo vive es quien lo goza”.

P.D. Migrar al continente digital no suprimirá los consultorios, así como el cine no desapareció con la irrupción del Betamax, la razón no suprimió al experimento, ni el experimento a la razón. Le apuesto a una cotidianidad epistemológica e histórica de tipo problémica, dialógica e integrativa.


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