Detalles que debe mejorar Transcaribe


Me gusta el efecto que ha ejercido Transcaribe en la ciudadanía cartagenera. Desde la implementación del sistema se ha hecho evidente el civismo en la población. Transcaribe ha dignificado la manera en la que se transportan los cartageneros y está teniendo una influencia positiva en el estado de ánimo de los ciudadanos.

Sin embargo, al utilizar el sistema, es fácil notar detalles en los que debe mejorar. Los relaciono a continuación:

Transcaribe debe permitirle al usuario la adquisición de un pasaje único. La adquisición de una tarjeta de viajero frecuente debe ser una opción, no una obligación. Pero qué sucede, los torniquetes electrónicos instalados en las estaciones no lo permiten. A diferencia de los torniquetes de Transmilenio, los de Transcaribe no tienen ranura para la introducción de una tarjeta de pasaje único. Esto es sin duda un defecto que dificulta el acceso al sistema, porque obliga al gasto en la compra de la tarjeta, lo cual, repito, debe ser opcional y no obligatorio. El sistema debe garantizarle el servicio a quienes no sean pasajeros frecuentes.

La señalización dentro de las estaciones es precaria. No hay letreros que indiquen sin lugar a equívocos qué ruta para en cada puerta y en qué estaciones tienen parada dichas rutas. Los usuarios se ven obligados a preguntarse entre sí y a los funcionarios de Transcaribe cuál es el bus que deben abordar para llegar a sus destinos. Al tratarse de un sistema, estas informaciones deberían estar claramente indicadas en letreros visibles y legibles que todos puedan comprender, incluso las personas que no son de Cartagena.

En las estaciones también hacen falta letreros electrónicos que indiquen en cuánto tiempo llegará cada ruta. Si se trata de un sistema, la frecuencia debe responder a unos tiempos específicos y puntuales que los usuarios tienen el derecho de conocer, para no estar estirando el cuello por fuera de la estación a ver si por ahí viene el bus que necesitan. En todas las ciudades con sistemas similares, las estaciones cuentan con estos letreros y Transcaribe ha tenido tiempo de sobra para estar a la vanguardia.

Dentro de los buses, es necesario que Transcaribe instale letreros electrónicos que indiquen el número y destino de la ruta y, así mismo, las próximas paradas. De esta manera el usuario sabe en cuál debe bajarse. La próxima parada es una información que el usuario no debería preguntar o adivinar. El bus debe contar con un letrero que lo indique, máxime cuando los recorridos de cada ruta se están ampliando. Los letreros electrónicos además deben contar con un sistema de alta voz para las personas invidentes. Estos letreros ayudan a educar en el uso del sistema tanto a cartageneros como visitantes. La idea es que el usuario no se sienta extraviado en ningún momento.

Ayer, en la estación Centro, en la hora pico de la tarde, un funcionario de Transcaribe, ubicado en una de las puertas, anunciaba las rutas y paradas de cada bus con un megáfono. A medida que entraban nuevos usuarios a la estación, el funcionario debía repetir la información. Aquello parecía una nueva versión del Sparring, lo cual no concuerda con un sistema integrado de transporte como Transcaribe. Las rutas no deben ser pregonadas por un funcionario, en su lugar, deben fijarse las señales y avisos adecuados para que la información esté a la vista permanentemente.

He visto cartulinas pegadas con cinta en las puertas de las estaciones, letreros que además de ser poco funcionales, no se ajustan al lenguaje del sistema. Las señales deben ser entendibles a simple vista y no desentonar con la estética de Transcaribe, puesto que unificar el lenguaje visual de las estaciones permite optimizar su uso.

En general, se ha notado que Transcaribe escatima en recursos a la hora de adecuar las estaciones. Sumado a la precaria señalización, las puertas corredizas presentan bastante deterioro, con los nombres arrancados o borrosos.

Los detalles mencionados desdicen mucho de un transporte que pretende ser un sistema y dificultan su uso. Transcaribe no puede seguir prestando un servicio a medias. Sus administradores están en mora de subsanar todos los defectos. Deben garantizarle a la ciudadanía un servicio al 100%, lo que implica no sólo cumplir con la frecuencia y puntualidad de las rutas, sino también una adecuación de los buses y estaciones, para facilitar su utilización tanto a usuarios frecuentes como esporádicos.

Transcaribe está en la obligación de prestar un servicio de calidad, a la altura del civismo, buen comportamiento y rentabilidad que la ciudadanía le está demostrando. Fueron diez años de construcción y va un semestre desde el inicio de su etapa comercial, así que bastante tiempo han tenido para prestar atención y corregir los detalles que hacen falta.

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