Va un abrazo lleno de cuidado


Estamos arribando al final segundo año de pandemia en el mundo. Con dolor infinito, nos corresponde evaluar, así sea en lo general, el impacto de este flagelo jamás presentido por los cálculos de los centros epidemiólogos mundiales. Con dolores y duelos a bordo, hemos asimilado pérdidas humanas: gente que amamos, gente que estimamos, gente que conocíamos y que mantendremos siempre en nuestra memoria y nuestros corazones. Un dolor infinito que amerita un abrazo lleno de cuidado.

 

Dicho esto, la infección con Covid19 nos puso de cara a la bioseguridad. Nos hizo poner los pies en la realidad del valor del autocuidado y su beneficio a nivel colectivo. Un proceso de aseguramiento de la vida humana, que nos fortalece desde la prevención y la potenciación de la inmunidad a través de la aplicación rigurosa de la vacuna y el estricto cumplimiento de sus refuerzos programados.

 

Ahora se trata de reiterar en la práctica lo que ya hemos aprendido: uso permanente de tapabocas, lavado de manos, sano distanciamiento social, evitar grandes aglomeraciones; asimismo, alimentarse de manera balanceada, hacer ejercicio, guardar siempre la calma y contribuir a sostener la tranquilidad grupal en la familia y en los círculos sociales más frecuentes.

 

Todo ello, nos proyecta a un tercer año más seguro, que nos permite retomar nuestras acciones cotidianas, ajustadas a una nueva realidad, casi parecido a la anterior normalidad. Esta vivencia de la pandemia Covid19, condujo a recuperar, y poner en primer plano, la salud preventiva; nos hizo conscientes, uno a uno, de que la responsabilidad es mía también, que el autocuidado es fundamental para ello, por el bien personal y colectivo. Que la integración en los puntos comunes potencia la acción colectiva y el bienestar de los pueblos. La política de salud, medio ambiente, educación, ciencia y tecnología, y comunicación, entre otras, son referentes que contribuyen a fortalecer los mecanismos de defensa individual y colectiva. Una mirada a la integración es la gran lección aprendida frente al monumental proceso de adaptación a las nuevas realidades que estamos viviendo como género humano.

 

En ese sentido, lo más importante es la reflexión personal acerca de cuál es el significado de la vida, del porqué estamos aquí, cómo nos organizamos para que sea mejor, productiva, para qué dejar huella, cómo fortalecer el amor, para qué retomar la conversación y encontrarnos y abrazar a un ser querido, ser consciente de lo importante que es el convivir en comunidad y apoyarse en los momentos difíciles.  Muchas son las fortalezas que quedan después de una tormenta que nos afectó a todos sin rangos de estrato, razas o color. 

 

En medio de estas circunstancias cruciales, la Universidad de Cartagena les envía un sincero saludo y fraternales deseos de bienestar y de solidaridad, con la promesa de seguir muy cerca de todos, a través de su Facultad de Medicina y sus demás Facultades de la salud, apoyados, como cuerpo indisoluble, con las secretarias de salud regionales y Ministerios, como bloque de integración y de unidad, vamos a seguir aportando las soluciones pertinentes de los problemas que atañen a la salud colectiva y personal, educación preventiva y vigilancia epidemiológica. Lo anterior, deja un saldo de salud fortalecida a través de nuestro Hospital base de formación y de extensión, el Hospital Universitario del Caribe (HUC), de su Instituto UNIMOL y Doctorado en Medicina Tropical, de su Centro de Telemedicina con 140 mil consultas realizadas en tiempo de pandemia, garantizando la atención integral, oportuna, acompañada de una estricta vigilancia epidemiológica de las variantes y seguimiento del comportamiento epidemiológico y tomas de medidas oportunas ,par aun bienestar saludable de todos.

 

¡Va, para todos, un abrazo lleno de cuidado!

 

 


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