Haciendo prosperar la tierra donde estamos


Si bien este tiempo de pandemia he significado el cierre de muchas empresas y negocios, al mismo tiempo ha sido una plataforma de oportunidades para que se hayan desarrollado nuevos emprendimientos, se hayan reenfocado pequeños y medianos negocios, pero también para que aquellos que incluso han sido escépticos de sí mismos se dieran cuenta de que sí es posible emprender y no sólo generar ingresos para sí mismos, sino también para beneficiar a otros brindando oportunidad para trabajar. Ha sido un tiempo interesante, aún en medio de la incertidumbre y el miedo.

Todos en la ciudad -y digo así refiriéndome a un representativo número de personas que dieron el paso- se dieron cuenta de que sí es posible generar ingresos sin depender de un contrato laboral, y ¿cómo?, haciendo empresa, haciendo negocios, poniendo sus dones y talentos, así como su capital y otros recursos en disposición productiva. ¡No se quedó quieta la gente!

Las redes sociales se inundaron de ofertas y promociones de todo tipo; desde servicios empresariales, pasando por ropa y belleza, ejercicios y sus implementos, tecnología y desarrollo de soluciones, gastronomía y entretenimiento. De todo.

El florecimiento de la economía, de la sociedad, de las familias, de las personas, viene de cuán diligentes seamos en actuar con estrategia, proactividad y decisión, poniendo nuestras capacidades y conocimientos en acción, y hacer empresa -de cualquier tamaño y actividad-, es una de las formas más inteligentes de impulsar el desarrollo, el crecimiento y la prosperidad, no sólo para uno, sino para aquellos se benefician con la creación de puestos de trabajo, pero también con los productos y servicios ofrecidos con calidad, ética y responsabilidad social, adicionalmente, con generosidad.

El Movimiento de Lausanne, en el Informe Global sobre el papel de la creación de riqueza para la transformación integral, expresa que "hay llamados a la acción para luchar contra la pobreza, y a menudo surge la pregunta: qué causa la pobreza? Pero, ¿no deberíamos más bien preguntar qué causa la riqueza, porque la pobreza nunca será derrotada a menos que se cree riqueza primero?", es una interesante reflexión que promueve el emprendimiento, la creación de empresas, el fortalecimiento de las empresas, la competitividad, desde una sana perspectiva bíblica.

En Jeremías 29:7, Dios da una instrucción a los israelitas que están en el destierro en Babilonia, en unas condiciones que podríamos comparar hoy con la difícil situación socio-política y sanitaria -alegóricamente hablando-, y les dice: "Y trabajen por la paz y prosperidad de la ciudad donde los envié al destierro. Pidan al Señor por la ciudad, porque del bienestar de la ciudad dependerá el bienestar de ustedes”. Esto es, parafraseando lo que Dios dice, "allí donde están, prosperen, todo lo que tienen, sus dones, talentos, capacidades, recursos, equipos, tecnologías, maquinaria si la tienen, conocimiento, relaciones, posibles alianzas, ideas, todo eso pónganlo a producir para prosperar, para florecer, y eso va a hacer que a la ciudad le vaya bien y por supuesto, a ustedes les irá bien". En otras palabras, les manda a hacer florecer la tierra donde están y les asegura que si lo hacen, también florecerán ellos, ¡les manda a crear riqueza! -y léase esto con cuidado, porque muchos pierden el foco y caen en ambiciones desmedidas-.

De modo que hacer empresa, emprender, crear nuevos negocios no sólo impactará a cada emprendedor, sino que al hacerlo con esta sabiduría, hará prosperar a otros, a la ciudad y seguramente de esa manera, con esta perspectiva, podrá contribuir a transformar la cultura y la manera de vivir.

En medio de todo este tiempo de cuarentena, hay muchas buenas historias que contar, nuevos negocios que apoyar, nuevos sueños que impulsar y muchas posibilidades de ayudar a otros para que también puedan prosperar, en cooperación, alianzas, en colectivo.


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