HISTORIAS SECRETAS: PLAZAS DE GETSEMANÍ 3. CAMELLÓN DE LOS MÁRTIRES 2.


0.Brevísima presentación.

En el marco de estas series de “Historias secretas” de las plazas de Getsemaní, continúa la narración centrada en el camellón de los Mártires o mejor, en el eje temático de los declarados mártires por la clase dominante del siglo XIX es escribir, de aquellos hombres cuyas acciones libertarias y de liderazgo, inspiraron a los dirigentes del Estado Soberano de Bolívar y del Municipio de Cartagena a enaltecer sus personas y preservar su memoria.

Siendo fiel al anterior postulado, en la presente crónica, se desarrolla uno de los temas más polémicos de la independencia de Cartagena de Indias, como es el de los  mártires; el eje temático se plantea  en tres vertientes: la primera de estas es si todos los así  declarados fueron merecedores de esta distinción; en la segunda vertiente se plantea si  los mártires de la independencia fueron sólo 10 o fueron 12.000 y finalmente, en  la tercera vertiente se desarrolla la tesis   que las  mujeres cartageneras  fueron también mártires  y no  sólo lo fueron los hombres.

  1. ¡¡LOS MÁRTIRES NO FUERON 10!! SON 12.000 Y MÁS.!!

Nunca, jamás la humanidad podrá conocer con exactitud el número de víctimas que dejó el proceso de exterminio del colonialismo español denominado “reconquista española” de la Nueva Granada, con sus sangrientos episodios del sitio de Cartagena   y la inmediata imposición del “régimen del terror” en el territorio de las Provincias Unidas.

Este régimen aniquiló gran parte de lo más granado de la dirigencia criolla y de los líderes populares, a la par de los miles de hombres y centenares de mujeres anónimos y anónimas de las masas populares que entregaron sus vidas por alcanzar los postulados de “libertad, igualdad y fraternidad” ofrecida por los criollos por una parte, y por otra: “ libertad, paz, pan, trabajo y tierra”, postulados que hoy continúan siendo la gran utopía de nuestro actual pueblo colombiano y cartagenero .

 En este tétrico escenario, Cartagena de Indias es protagonista de reparto y de primera línea del proceso represivo del ejército expedicionario de España, cuando se dio el sitio de la ciudad, y cuando se implantó el régimen del terror, el cual tuvo sus inicios en nuestra ciudad, no sin antes ser estrenado en la actual República Bolivariana de Venezuela.

El sitio de Cartagena se realizó durante los meses de agosto (22), septiembre, noviembre y principios de diciembre (5) exterminando más de la tercera parte de la población, y el régimen del terror se implantó en las Provincias Unidas de la Nueva Granada desde 1816 hasta 1819 cuando el ejército popular libertador triunfó en los combates del Pantano de Vargas y la batalla de Boyacá.

 En Cartagena entre indultos, expoliaciones, dominación violenta de la población y la resistencia popular, el régimen colonial mantuvo vigencia hasta 1821, cuando de nuevo el ejército popular libertador liderado por el almirante José Prudencio Padilla, el venezolano Mariano Montilla y el criollo José María de Córdoba derrota, de nuevo, el último reducto de los españoles refugiados en la ciudad abaluartada y amurallada.

Durante el período de la reconquista, el ejército expedicionario bajo la criminal dirección del general Pablo  Morillo, Pascual Enrile, Francisco Montalvo y el canario Francisco Tomás Morales arrasaron ciudades, pueblos y veredas asesinando a las tropas granadinas, compuestas de blancos , mestizos , mulatos, negros e indígenas, pero también a niños, niñas, jóvenes de ambos sexos y mujeres adultas, ancianos indefensos y a enfermos incurables en ese tiempo, como sucedió con los leprosos de Caño de Loro en la zona insular de Cartagena.

Pero…tal como se escribió al inicio de este escrito, nunca, jamás se sabrá cuantas fueron las víctimas de las múltiples masacres cometidas por el ejército colonialista, autorizado y enviado por el rey Fernando VII, quien optó por la acción violenta del militarismo para debelar la insurrección de los pueblos de Nuestra América.

Estudios realizados por el fallecido historiador cartagenero Gabriel Jiménez Molinares, los testimonios de testigos presenciales de la odisea, como Manuel Marcelino Núñez, Juan García del  Río, Lino de Pombo, y los aportes de diversos historiadores, condensados en el ensayo: “Los otros mártires del sitio de Cartagena de 1815” de la autoría de Moisés Álvarez(2011) en el texto : El sitio de 1815… brindan un amplio panorama del exterminio de líderes y masas populares protagonistas de la liberación.

Álvarez (2011) explica de manera extensa:

“Si bien es indiscutible que las fuentes no permiten llegar a una cifra más o menos exacta del total de víctimas producidas en Cartagena por la invasión militar del ejército expedicionario al mando de Pablo Morillo, si es posible, en cambio, aproximarnos a una cifra general que permita tener una visión más amplia de su magnitud.

Por el momento, el enjundioso estudio de Gabriel Jiménez Molinares, después de haber examinado millares de folios y otras fuentes, concluye que, agregando las víctimas del hambre, los muertos en acción, los leprosos asesinados y los 400 bocachiqueros asesinados por Morillo, los presos del convento de La Merced en el silencio de la noche y los emigrantes que nunca volvieron, totalizamos 12.000 víctimas” del exterminio de líderes criollos y populares y de las masas anónimas de nuestra tierra.

Estas 12.000 víctimas-continúa Álvarez, citando a Jiménez Molinares, están repartidas así:

***6.000 muertos por el hambre.

***Alrededor de otros 3.000 muertos de las huestes de Morillo.

***Finalmente, los 3.000 restantes, entre los cuales se cuentan los caídos por las diversas acciones directas o indirectas ejecutadas por Morillo y sus acompañantes, las cuales se resumen de la siguiente manera:
*Los ejecutados en diversas operaciones ordenadas por Morales, alrededor de 700.

*Los fusilados por el consejo verbal de guerra, cuyo número se desconoce con exactitud, pe ro las menciones hablan de “cientos”.

*Los fallecidos en la primera emigración por tierra, alrededor de 700.

*Los fallecidos en diversas circunstancias: la mayor parte en la segunda emigración, por mar,1.500” (P.p.42, 43).

Continuando con las citas de Álvarez (2011) tomadas de Jiménez Molinares, se sabe de las víctimas sacrificadas por orden del español Francisco Tomás Morales:

*400 a orillas del mar Caribe en Bocachica, en diciembre de 1815, sin fórmula de juicio.

*Los militares degollados en la bahía, en dicho mes, que no pudieron embarcarse en los buques de la emigración.

*Los prisioneros que Morales fue degollando en su tránsito de Sabana Grande (hoy Depto. del Atlántico) a Pasacaballos (Cartagena) en agosto del mismo año, 1815.

* Los muchos leprosos que igualmente perecieron por orden de Morales.

*Las víctimas del convento de la Merced.

*El alférez Venancio Álvarez y Francisco Muñoz asesinados en el tránsito de Alcibia a Cartagena.

Corrales concluye que el número de asesinados, agregado al número de víctimas del 17 de septiembre de 1815, cerca de Montería no pudo bajar de 700”

Continuando con la exposición de Álvarez este afirma que todo esto sin contar los fusilados sin fórmula de juicio, antes, durante y después del proceso de los mártires, ni los caídos en las múltiples acciones violentas ocurridas en muchas poblaciones, la Provincia, antes y después del bloqueo a Cartagena.

El escritor catalán Serra, evaluando la acción criminal del ejército exterminador, sentencia:

“Si a “exterminar “se le llama “pacificar”,

entonces sí, Morillo pacificó

la Nueva Granada”. (Álvarez. (2011.P.43).

Sin embargo, los crímenes y el terrorismo no se detienen aquí; otro largo proceso permite comprender los horrores de la guerra, la cual no distingue entre libertarios y exterminadores, porque en esta repudiable acción, al fin y al cabo los muertos los ponen los pobres, las masas populares, esto es nuestros “soldados sin coraza” y los uniformados y bien armados soldados del ejército de los chapetones.

En relación con el inevitable desenlace de la guerra, Jiménez Molinares, narra un patético episodio sobre la forma como en las propias filas de los españoles hubo sacrificados por sus propios compañeros, como es el caso de José Carbonero quien” empleado durante 20 años como enfermero en los hospitales militares (del ejército expedicionario), asesinó con arsénico más de 400 enfermos en los hospitales de Turbaco y Baranoa, dándoselo con las medicinas y los alimentos.

Agobiado por los remordimientos después de haber declarado espontáneamente sus crímenes se degolló en el hospital de Sabanalarga”. (Álvarez. (2011.P.43).

Gonzalo Quintero (2005) historiador español, autor del libro “Pablo Morillo, general de dos mundos” refiriéndose al ejército español y a los declarados mártires de la patria, desde 1855, sentencia también:

“Pese a que … los 10…mártires son los más famosos,

como se ha visto, la represión realista no se limitó a ellos…

La injusticia de la historia con estos otros …11.900…

no ha recibido la atención, que sin duda también merecen,

 sino también, en que los famosos mártires,

no todos deberían recordarse de igual manera” (Álvarez. P.41).

En nuestros días de agosto del 2022,  después de 530 años del genocidio cometido por el Estado y el ejército de España, contra las gentes de Nuestra América: amerindios originarios africanos, afrodescendientes, blancos pobres, negros, mestizos , mulatos, zambos, salto atrás, la dirigencia criolla, sus familiares,  la  clase media y demás, continúa vigente  la petición hecha a la Corte  Penal Internacional  por diversos juristas de África, el Gran Caribe, el Caribe colombiano y Cartagena, en el sentido  de condenar al Estado  y el ejército español por el exterminio  casi total de los sectores mencionados  y los hechos horrorosos del sitio de Cartagena  de Indias.

Hoy por hoy, la Corte Penal Internacional con sede en La Haya, Holanda, debe condenar al Estado y el ejército de España a indemnizar a las naciones y ciudades afectadas por la reconquista, al igual que a las comunidades y descendientes actuales de las víctimas.

 En consonancia con lo anterior   el Estado español en cabeza de su rey actual Felipe VI debe pedir perdón a los sectores referenciados y la CPI.debe también condenar al rey Fernando VII, en su condición de ordenador de la reconquista.

 Así mismo procederá con la memoria de Pablo Morillo, Pascual Enrile, Francisco Montalvo, Juan Sámano y Francisco Tomás Morales, principales cabecillas del ejército exterminador español, por el genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra cometidos en Nuestra América, las Provincias Unidas de la Nueva Granada y nuestra inmortal Cartagena de Indias. CONTINUARÁ…

PD. La fotografía que acompaña al texto es el cuadro más representativo de la autoría del artista cartagenero Luis Felipe Jaspe, tomada de genealogíasdecartagena.blogspot.com

Con los afectos de siempre:

UBALDO JOSÉ ELLES QUINTANA.

 


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