EL REDISEÑO DE LA CIUDAD


Año tras año, las lluvias de octubre y noviembre nos recuerdan que la ciudad no cuenta con la infraestructura en obras que necesita, los aguaceros inundan las calles,  mientras la brisa arranca los árboles y desprende los techos de las humildes viviendas. Hemos aprendido a convivir con la improvisación,  con soluciones momentáneas      y con paños de agua tibia.

La elaboración y aprobación de un nuevo plan de ordenamiento territorial, más que necesaria,  es la oportunidad para   rediseñar una nueva ciudad equipada con obras de urbanismo idóneas, que permitan el acceso y la protección a importantes sitios de interés cultural (murallas, castillo de San Felipe, centro histórico). Darle la comodidad que requiere el sector hotelero y turístico, playas de Bocagrande, Laguito, Castillogrande, Marbella, zona insular, construir la infraestructura que requiere la zona industrial de Mamonal, un verdadero corredor de carga, ágil, seguro y sin  un elevado costo de peajes para los usuarios. Todos los sectores de la ciudad se encuentran colapsados por problemas de movilidad, a excepción de la zona norte, que muy pronto lo estará por el auge que está tomando.  La  falta de cobertura en servicios públicos, es un indicador que muestra la necesidad de rediseñar la ciudad, rediseño orientado al crecimiento de todos los sectores productivos a futuro y  en la calidad de vida de los cartageneros.

La construcción de vías, el control urbanístico, la reorganización de la ciudad es una prioridad para Cartagena, la administración distrital debe dar ejemplo empezando por construir una sede administrativa eficiente para el gobierno donde todas las dependencias de la administración se ubiquen en un mismo lugar.

No es sabio seguir en la improvisación, ni en el desorden. Con esto, solo se logra el despilfarro de los recursos. Seguir permitiendo el crecimiento de la ciudad sin control, dará como resultado, una ciudad insegura e insoportable en el futuro, desde todo punto de vista. La alta densidad de población sin una garantía de prestación de servicios públicos eficientes, incluyendo un sistema de transporte masivo seguro, será el impulso a una ciudad violenta, insegura, perturbadora, un ejemplo de tragedia urbana anunciada. La verdadera erradicación de la pobreza, no se hace garantizando un efímero ingreso a cada familia necesitada, ni con la entrega de un mercado adquirido con sobrecosto, la pobreza se erradica con calidad de vida, con educación, con la prestación de los servicios públicos esenciales a bajo costo y al alcance de todos.  De nada sirven las playas, las islas, las edificaciones declaradas patrimonio cultural de la humanidad, mientras la ciudad no sea un lugar que garantice la calidad de vida a sus habitantes y quien la visite no quiera regresar. ¡Es hora de rediseñar nuestra ciudad!

 


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