Debemos mirar al cielo


Los hechos hablan por sí solos. El incremento de muertes violentas, a consecuencia de sicariatos, actos de intolerancia y accidentes de tránsito, ocupan los titulares de los medios de comunicación locales.

En Cartagena, perder la vida, se esta volviendo algo común, ya sea por causa de circunstancias absurdas, por voluntad propia o ajena.

La falta de autoridad, en la que se encuentra actualmente inmersa la ciudad, ha cobrado cientos de vidas. Morir por dengue o a causa de las balas de un delincuente, son sucesos lamentables en los que tiene gran responsabilidad el gobierno local.

Estamos pasando por un momento muy difícil, y la gravedad del asunto se aumenta, cuando las cifras y los hechos nos indican que la tendencia es a empeorar.  Que este real ejemplo sea una advertencia, para que nunca más en la vida nos dejemos llevar por el populismo y entreguemos el voto a un inexperto que aparezca de la nada. Mas valdría torcido conocido, que anti malandrín, sin inteligencia que hasta hoy conocemos.

Con tan solo cuatro días de enero, en materia de violencia, inseguridad y desorden, el nuevo año lo vamos perdiendo. Urge la necesidad de implementar mecanismos de control que tengan como propósito proteger la vida de los ciudadanos. La solución tiene que nacer de la administración, no bastan las buenas intenciones, se necesita un gobierno que piense, que actúe y que lo haga de inmediato.

Es bien sabido que estamos en manos de un alcalde petardo, chabacán, poco inteligente, y todo lo demás…pero ¿Dónde está la clase política?, ¿Qué están haciendo los Senadores de nuestra región y los Representantes a la Cámara?, ¿Dónde están los líderes sociales, los ciudadanos de bien, los industriales?, los organismos de control, los periodistas, los pastores, los sacerdotes, los maestros… ¿Por qué tanto silencio? Es hora de despertar, la intolerancia y la violencia que tanto flagelo causa a nuestra querida ciudad, nos afecta a todos.

No existe la menor duda que la responsabilidad es del Estado y del gobierno del alcalde, pero nosotros fuimos los que elegimos a esa caterva de inútiles, mal preparados, que hasta ignorantes resultaron ser.  Ahora es tiempo de levantarnos, no podemos seguir en el letargo y en la indiferencia; debemos actuar en pro de nuestra ciudad y de nuestras vidas.

Si no puedes hacer nada porque no tienes el valor, o crees que no posees las herramientas para hacerlo, dobla tus rodillas, eleva tú mirada al cielo, pide a nuestro creador que tenga misericordia de nuestra Cartagena y de nuestras vidas. Eso sí está a tu alcance mi querido lector, para hacerlo no hay barreras que lo impidan.  La situación esta tan complicada, que debemos implorar, por un cambio en nuestra ciudad. Tal vez el gran arquitecto del universo escuche nuestras suplicas y con su poder divino las cosas cambien.  A causa de nuestras obras no solo estamos perdiendo la paz, la tranquilidad, la seguridad; estamos perdiendo el año, y antes de que empeore, es el momento exacto en el que debemos mirar al cielo.

 

 

 


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