Es poca la información oficial disponible sobre alimentación, cuidado y salud de los niños damnificados.
Por Paula Andrea Ospina Buelvas*
El paso del huracán Iota en la ciudad de Cartagena dejó alrededor de 19.200 familias damnificadas entre inundaciones y deslizamientos, según datos de Gestión de Riesgo de Desastre. Entre estos fueron más de 33.000 los niños afectados por el paso de la tormenta.
Son más de 22 barrios con alerta de deslizamiento en la ciudad, que se dividen en tres niveles de riesgo: bajo, medio y alto.
Siendo 12 los barrios afectados por deslizamientos (zonas del Cerro de la Popa, Loma del Marión, Cerro de Albornoz, Lomas del Rosario, Nariño, Loma del Congo, Pablo Vl, Loma Fresca, Henequén, El Conquistador, La María y San Bernardo).
Y 14 los barrios con árboles caídos, principalmente en el Cerro de Albornoz, Faldas de la Popa , las Lomas del Marión y El conquistador, luego del paso del huracán Iota.
Estos barrios recibieron ayuda dentro de las primeras 24 horas después de las inundaciones y desplazamientos del pasado sábado 14 de noviembre.
El alcalde de la ciudad, William Dau, ordenó priorizar las zonas que sufrieron deslizamientos para el envío de la maquinaría amarilla, con la que se hace la remoción de escombros y objetos pesados.
Pasado 24 horas otra de las ayudas más importantes a la comunidad fue la apertura de dos albergues: Coliseo de Combate y Rocky Valdés, en los que se alojaron alrededor de 567 familias que fueron atendidas por el distrito.
Recibieron atención médica, atención por parte del Bienestar Familiar y Migración Colombia, debido a que en los albergues también se encontraban extranjeros.
Actualmente el único albergue abierto es el de Coliseo de Combate, donde quedaron 11 familias para un total de 40 personas. Por parte del distrito estos están recibiendo alimentación diaria (desayuno, almuerzo y cena)
La señora Julia Rosa Velásquez es una de las más afectadas por los deslizamientos. Habitante del barrio El conquistador, madre de una niña de 8 años, que debió cargar en sus brazos al momento que empezaron estos deslizamientos debido a que su hija sufre de parálisis cerebral y no cuenta con las capacidades ni condiciones de valerse por ella misma.
“Todo empezó a media noche cuando yo escuché los gritos de los vecinos. Se les vino el árbol encima, solo se les dañó el muro del patio esta vez, pero la próxima podíamos ser nosotras, varios vecinos terminaron con pérdidas debido a los peñones que venían de la loma directamente a sus casas”, narró - Julia Rosa Velásquez.
*Trazador misional de esta publicación de Fundación Color de Colombia: Línea estratégica 3: Mercados inclusivos y desarrollo sostenible. Iniciativa: Incidencia pública para cumplimiento de Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS 2030 en subregiones y municipios con significativa población afrocolombiana. Proyecto: Control público para el desarrollo sostenible. Fotos por: Augusto Puello
