Tu casa: ¿tu refugio o tu prisión? "El Síndrome de la Cabaña"

Tu casa: ¿tu refugio o tu prisión? "El Síndrome de la Cabaña"


 

                                                              “Qué es, en realidad, el hombre? Es el ser que siempre decide lo que es”

                                                                                                                                                              Viktor Frankl                                                                                               

 

Hace unos meses, un colega amigo me comentó: “mi esposa tuvo que salir y cuando regresó me dijo que sintió mucho miedo, que se sentía insegura y solo quería volver pronto a casa”. 

Recientemente, en un chat de amigas, una de mis más queridas, en una especie de justa y necesaria catarsis, textualmente expresó: “Es horrible vivir con miedo… Uno no quiere salir, tocar, oler … algo tan básico como eso …”

Tan solo un par de días atrás, otra colega me manifestó: “Me estoy volviendo loca del encierro”

Hace exactamente un año estábamos iniciando esta “nueva realidad” en la que el mundo literalmente se detuvo encontrándose de rodillas ante un virus del que nadie sabía, y que abruptamente llegó para cambiar nuestra vida tal como la conocíamos y vivíamos. En una primera fase y sin que mediara nuestra voluntad para ello, el confinamiento fue total, y nos vimos abocados a factores de estrés relacionados con la incertidumbre, la longitud de la cuarentena, dificultades financieras, excesos de información, impotencia, y hasta aburrimiento, entre muchos otros.

Pero hoy nos encontramos en una nueva etapa en la que enfrentar la salida a la calle y el regreso paulatino a una rutina que en todo caso no será igual a como era antes, resulta ser para muchos un verdadero problema.

Si bien la gran mayoría de las personas ha podido sobrellevar las restricciones, otro número importante ha presentado signos de cambios y dificultades a nivel emocional, algunos de ellos relacionados con el denominado “Síndrome de la Cabaña”.

Este síndrome no se tiene identificado como una enfermedad mental sino como una consecuencia natural de situaciones en las que una persona, o un colectivo social, presenta cierta sintomatología luego de permanecer mucho tiempo en condiciones de encierro en un determinado lugar y sin acceso a estímulos externos. Por ejemplo, el secuestro, la prisión y hoy día el confinamiento derivado del Covid-19. Lo que le da origen es el miedo y la consecuente reacción de los seres humanos ante este: la supervivencia.

Se dice que este síndrome ha derivado del término “Cabin Fever”, que se remonta a los principios del Siglo XX, en referencia al tiempo prolongado que cazadores norteamericanos debían permanecer en cabañas aisladas durante la fuerte temporada invernal.  Como efectos observados en los cazadores durante su permanencia en la cabaña se citan entre otros, trastornos del sueño y alimentación, irritabilidad, incertidumbre, desesperanza y nerviosismo generalizado; pero también se dice que dichos síntomas y un miedo importante a la calle y volver a socializar, fueron identificados al momento de tener que salir de la cabaña. 

Y aquí ha surgido un interesante cuestionamiento: ¿Qué representa la cabaña?

Para todos, nuestro hogar ha sido el espacio en el que hemos permanecido para protegernos de una real amenaza: el virus. Y en esto, para algunos la casa ha sido el lugar de encierro, privaciones, restricciones y pérdida de la libertad de movimiento, y para otros, gracias al instinto de supervivencia, sinónimo de seguridad, tranquilidad y confort; en otras palabras, un “fortín” ahora difícil de abandonar.  

Se dice que, como todo lo que implica miedo, superar este síndrome significa enfrentarlo en forma paulatina y creciente, y en este caso manteniendo cien por ciento los protocolos de bioseguridad. Reconectar con todo lo que parece haber quedado atrás, adaptar las rutinas a la nueva realidad, emprender nuevas actividades, compartir pensamientos y emociones con el círculo más cercano y mantener objetivos y plantear metas inteligentes, todo al ritmo de cada uno, complementan el tratamiento.

Por supuesto, si estas acciones no resultan ser suficientes para recuperar seguridad en la cotidianidad, siempre la mejor recomendación será consultar con los especialistas.

¿En cual de los extremos ubicas a la esposa de mi colega y a mis amigas? ¿Pero más importante aún, en cual te ubicas tu? ¿Es tu casa tu refugio o tu prisión?.

 

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Referencias bibliográficas.

Frankl V. (1991) El hombre en busca de sentido. Barcelona, España. Herder.

Sandra M. Prol – Julio S. Silva. (2020). El síndrome de la cabaña como metáfora del ser.

Servicio de Prevención Riesgos laborales (2020). El síndrome de la cabaña, Región de Murcia, España

Vega A. (2020) “Síndrome de la Cabaña”: Cuando la libertad se convierte en un problema. Colegio Oficial de Psicología de Madrid, Madrid, España.

Clínica Alemana (2020). Síndrome de la Cabaña: enfrentar el temor a salir de la casa

ITAE Psicología, Centro de Psicología. (2020).  ¿Qué es el síndrome de la cabaña? Pautas para superarlo. Barcelona, España.

 


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