PLAZA DE ARMAS:UNA ILUSTRE Y DESCONOCIDA CARTAGENERA 1


PLAZA DE ARMAS: UNA ILUSTRE Y DESCONOCIDA CARTAGENERA 1

(Historias secretas).

1.LA MUY EMBLEMÁTICA Y DESCONOCIDA PLAZA DE ARMAS. (a manera de introducción)

Centenares de miles de cartageneros, múltiples veces han transitado por su espacio vital, ignorando que caminan por otra de las plazas emblemáticas de Cartagena, hecho que la convierte en una de las plazas menos identificada de la ciudad, producto de la insuficiente educación patrimonial que a través de la historia hemos recibido los hijos adoptivos y naturales de este fragmento mágico del universo, hecho “Corralito de piedra” como le llamó el poeta Daniel Lemaitre.

Más la plaza de Armas no es sólo uno de los espacios menos reconocido por su nombre, sino que también representa la más atípica plazoleta existente en el actual centro histórico, al estar ubicada entre la plaza de la Aduana (antigua Plaza del Mar) y la plaza san Pedro Claver, la colonial plaza del Muelle.

Se convierte así en un espléndido corredor peatonal, el cual con las construcciones que desafiaron el paso del tiempo de la dominación española y se mantienen hasta nuestros días, enlaza nuestro aciago pasado colonial, nuestro turbulento tiempo republicano de los siglos XIX y XX y nuestro incierto presente del siglo XXI, cuyos años plenos de incertidumbre, para los sectores populares, transcurren inexorables…

1.LOS ORÍGENES DE LA PLAZA DE ARMAS.

Es indudable que el origen de esta plaza surge del complejo sistema de defensa que la corona de España estableció en sus colonias, de manera especial, cuando el rey Felipe II decidió construir las llamadas “Llaves de Indias”, en ciudades puertos como Cartagena de Indias, Veracruz, La Habana, San Juan de Puerto Rico Portobelo, El Callao, Puerto Cabello, San Agustín de la Florida, Santo Domingo y otras 12 “llaves” más.

El reconocido historiador caribeño, Sergio Paolo Solano, en su ensayo: “Sistema de defensa, artesanado y sociedad en el Nuevo Reino de Granada: El caso de Cartagena de Indias 1750- 1810”, describe con amplitud, el engranaje de las dependencias reales que hacían posible mantener el sistema defensivo, con sus avances tecnológicos reconocidos, los centenares de artesanos muy calificados que laboraban a la par de trabajadores no calificados y de  los ingenieros militares de la coyuntura histórica.

Leamos a continuación la exposición del historiador:

“La construcción y el mantenimiento de los sistemas de defensa de Cartagena también movilizó mano de obra libre y esclavizada:  centenares de miles de hombres extraídos por la fuerza y/o sus descendientes fueron obligados a trabajar en canteras y diversos oficios relacionados con la defensa. Ingenieros militares, capataces(sobrestantes) y artesanos españoles, también se desplazaron a distintos puertos de la América para dirigir y laborar en esas obras” …

“Estibadores, marineros y arrieros que transportaban materiales. Aserradores y cargadores contratados por los asentistas(contratistas) para talar bosques y movilizar maderas a sus destinos. Artesanos y trabajadores no calificados de diversas localidades coloniales. Presidiarios constreñidos a trabajar en los levantamientos y restauración de los sistemas defensivos. Regimientos de soldados formados por campesinos y artesanos de cada una de las colonias. Proveedores asentistas para el mantenimiento de las tropas y marinería” … (P.10)

“El punto de convergencia de todos los productos y trabajadores calificados fue el sistema de maestranzas, situados en los espacios urbanos, integrados por instalaciones en las que sobresalían: Arsenales, maestranzas de artillería y de las reales obras de construcción de baluartes y murallas. (P.11)

Solano, con documentos a la mano y la vista, continúa:

“Los arsenales de la marina eran los más significativos por sus dimensiones espaciales, la cantidad y calidad de la mano de obra que utilizaban. Comprendían los astilleros con sus muelles y dársenas, careneros (sitios donde se repara el casco de una embarcación), almacenes y bodegas, talleres de carpintería, herrería y fundición.

La maestranza de la Marina se había organizado y dotado de algunas instalaciones en 1750, en las playas del Arsenal, en el barrio Getsemaní, y de almacenes, muelles y careneros en Manga, y de un tinglado (cobertizo o espacio techado, o entablado de manera rudimentaria) para carenar en la parte interna de la bahía, sobre la faja de tierra que conducía a Bocagrande. No llegó a ser de grandes proporciones, como si lo fueron las de Guayaquil, La Habana y Veracruz. (P.12)

El Arsenal contaba con almacenes para arboladuras (conjunto de palos y otras piezas que forman las velas de un barco), jarcias(conjunto de aparejos y cabos de una embarcación) y demás pertrechos…tinglados para la pipería(conjunto de pipas: toneles o barriles grandes), norias para las aguadas; contaba con dispositivos para carenar, calafatear y refaccionar embarcaciones. También contaban con los dispositivos técnicos más sobresalientes, en un mundo en el que buena parte del trabajo se ejecutaba con base en la fuerza animal y humana e hidráulica en menor cuantía”.

Solano finaliza escribiendo que:

“le seguían en importancia la maestranza de la artillería; luego los obradores(talleres)de las Reales Obras de Fortificación, los talleres de armería de los Reales Ejércitos y otros espacios técnico-laborales que estaban en función de las necesidades de la defensa militar y del tráfico comercial”. (P.13).

De acuerdo con la exposición anterior, es indudable que la historia de la plaza de Armas está ligada a la defensa militar de la plaza fuerte Cartagena de Indias en las dos etapas de su desarrollo; en la primera, cuando en el edificio contiguo a la administración de la Aduana se establece una de las armerías del gobierno español en la ciudad, es escribir, la dependencia donde el Estado depositaba las armas y municiones de sus ejércitos locales.

De acuerdo con Porto en sus “Plazas y Calles de Cartagena de Indias” (1998) el hecho de la referencia y el nombre se da en 1775, cuando se estableció lo que él llama Sala de Armas (P.29).

El segundo nombre que pone Porto a consideración (y no me refiero a una tercera denominación por carecer de los elementos probatorios necesarios para corroborar esta afirmación) es  el de “Plaza de la Maestranza” porque en este espacio estuvo ubicada la Maestranza de Artillería en cuyas instalaciones se fabricaban y reparaban las piezas de este tipo de armamento(cañones, bombardas, morteros o pedreros, etc.) utilizado para lanzar proyectiles de gran tamaño  a  una gran distancia; de igual forma se procedía con los carros o cureñas sobre las que reposaban o transportaban  los cañones, el arma  principal  de esta fuerza.

2. RECUERDOS VIVOS DESDE LA PLAZA DE LA MAESTRANZA HASTA EL ARSENAL DE GETSEMANÍ.

Aunque el pasado de Cartagena de Indias, está lleno de historias secretas para la  mayoría de sus ciudadanos debido a la escasa importancia que sus gobernantes han dado a la educación patrimonial de los  habitantes, es la misma historia, quiero escribir , es la misma vida de los cartageneros, la que se empecina  en develar esas historias y mantener a flote,  de manera perenne los nombres de determinados espacios emblemáticos, como sucede de manera  especial con  el legendario barrio Getsemaní.

En este sentido, en nuestros días, las playas del Arsenal donde una vez estuvieron los baluartes de Barahona, santa Isabel y el Reducto, aunque fueron reemplazados por el adefesio del centro de convenciones, la vía actual conserva su nombre original de calle de El Arsenal, despertando infinidad de recuerdos gratos e ingratos a las gentes cartageneras.

Por otra parte, La Aguada (ubicada en la calle Larga, en la edificación conocida como Casa Fátima, sitio donde queda el Distrito Integrado de Salud (Porto.1998. p.225) hoy 01.2023. Departamento Administrativo de Salud Distrital (DADIS) la cual mantuvo sus albercas hasta entrado el siglo XX, dio origen   al nombre de la calle de La Aguada, (conservado hasta nuestros días) desde donde surtían de agua a las viejas naves coloniales fondeadas en el lecho de la bahía, es escribir, en las playas del Arsenal.

De igual forma, y acorde con las afirmaciones de Solano, se explica que los censos de 1777, y 1780 muestran a Cartagena de Indias, como una ciudad habitada de manera mayoritaria por hombres “blancos y pardos” libres a la par de las mujeres, y con una presencia notoria de artesanos muy calificados demostrando que la esclavitud implantada por los conquistadores españoles y mantenida por sus descendientes los criollos, estaba en declive, y a su vez  que en todos los barrios coloniales se daba la presencia  de este tipo de trabajadores: hombres libres, aunque no faltaban los esclavizados entre  el conjunto de jornaleros.

No obstante, no fue sino hasta 1851, cuando en Colombia, el gobierno del presidente José Hilario López decretó la abolición de este flagelo social, que evolucionó, en gran parte hacia la servidumbre en la casa y demás propiedades de los antiguos amos: las clases dominantes de ese entonces: militares, alto clero, hacendados: terratenientes, agricultores y ganaderos, grandes comerciantes y altos funcionarios del gobierno local, regional y nacional.

Aun así, pese a las disposiciones legales de manumisión, las luchas de los antiesclavistas, la propia liberación de la persona al comprar su libertad, no impidió que en la ciudad se identificara en los comienzos del siglo XX la presencia de esclavizados.

 De acuerdo con la tradición oral, transmitida hasta mi padre Rafael Elles Gambín, nacido en 1918, en las afueras de Cartagena se hablaba de los esclavos de la finca del magnate Juan Bautista Mainero, situada frente al actual barrio Ceballos, en el sitio que, en nuestros días del 2023, se conoce como urbanización Los Corales; este un fragmento de historia local digno de ser investigado, un reto para la nueva generación de historiadores de la “Fantástica”, la ciudad de las historias secretas.

3.EL MARCO URBANO DE LA PLAZA DE ARMAS: EL BALUARTE SAN IGNACIO, Y OTRAS PLAZAS.

La ubicación de la plaza de Armas entre las de la Aduana y san Pedro Claver, la convierte en una de las más atípicas de la ciudad, a lo cual se une la presencia del baluarte san Ignacio (1630-1730) en cuyo cuerpo se construyó la parte posterior de las edificaciones ya descritas de la milicia española: sala de armas y maestranza de artillería. Cerraba el contorno de la plaza una serie de viviendas de estilo colonial, las cuales con el paso del tiempo fueron reformadas o reemplazadas por viviendas de tipo republicano.

Otro factor atípico de la plaza es el hecho que es la única plaza verdaderamente peatonal de la ciudad pues los automotores no tienen acceso a ella, por una parte y por otra es de las muy escasas plazas donde no se da el parqueo de este tipo de vehículos; no obstante, el tercer elemento de la atipicidad situacional es que representa la única plaza, desde la cual es posible observar tres espacios de este tipo de manera simultánea.

 4. USOS ACTUALES DE LA PLAZA.

4.1. UN PERIPLO HISTÓRICO: UNA RECORRIDO SENSACIONAL.

La Plaza de Armas , al igual que la san Pedro Claver ofrece, también, un periplo histórico envidiable en el sentido que si se avanza hacia la plaza de la Aduana, a menos de una cuadra se encuentra la antigua plaza de la Catedral o del Cabildo, hoy de la Proclamación, para de inmediato llegar a la plaza Mayor o de la Inquisición, en nuestros días parque Simón Bolívar, y transitada una corta calle y la entrada de la san Juan de Dios se accede a la plaza san Pedro Claver historiada en mi pasada crónica.

Es un periplo lleno de historia, en cuyo interior los conquistadores empezaron a forjar (desde la Aduana) la vida de la ciudad, a partir de las actividades económicas, y el pueblo llano acompañado de otros sectores le imprimió el ser comunitario, con sus labores, costumbres y sueños por alcanzar en el Nuevo mundo.

Después, a continuación, la lucha de los religiosos fructificó para construir  la iglesia catedral, con hombres libres y esclavizados y al lado izquierdo de esta, de acuerdo con el periplo referenciado, la casa de gobierno, es escribir del Cabildo, de la gobernación, de la cárcel, sitio desde donde se administraba el gobierno, la dominación y explotación del pueblo pobre de la urbe y la provincia, y se castigaba la delincuencia común a la par de   los desafectos al oprobioso régimen colonial.

Más, al frente del brazo secular de la justicia estaba la institución más infame y aborrecida de todos los tiempos: la Inquisición con su macabro aparato de tortura legalizada, el fanatismo extremo y la intolerancia religiosa, que condenó a miles de inocentes desde el año 1610 hasta 1821, con la excepción del lustro (cinco años) del Estado Republicano Cartagena de Indias.

Para finalizar, la plaza san Pedro Claver donde los jesuitas enseñaron la dominante doctrina del cristianismo y la caridad predicada por El Mesías, pero que al igual de las demás Órdenes religiosas: franciscanos, dominicos, juaninos, agustinos calzados y descalzos, mercedarias y clarisas, olvidaron que la esclavitud, así fuese doméstica fue y es la más oprobiosa dominación del ser humano, a través de la historia de la humanidad. CONTINUARÁ…

Con los afectos de siempre:

UBALDO JOSÉ ELLES QUINTANA.

Patrimonialista. Ambientalista.


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