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Protestas contra el cambio climático: de la calle a los museos

Las controversiales demostraciones de grupos como Just Stop Oil siguen teniendo lugar y generando comentarios a favor y en contra.

Esta semana se registró la más reciente de una serie de manifestaciones ambientalistas que han sacudido a los museos de Europa: dos activistas de la rama austríaca del conglomerado Letzte Generation (’Última Generación’, en español), rociaron con un líquido negro el cristal que protegía la obra ‘Muerte y Vida’ del pintor austríaco Gustav Klimt, en el Museo Leopold de Viena; uno de ellos también se pegó con adhesivo al marco. El objetivo fue protestar por el patrocinio de una petrolera, que permitía la entrada gratuita al museo ese día.

El primero de estos actos que se remonta a mayo de este año, cuando un manifestante lanzó un pedazo de torta al cristal que protege a la ‘Mona Lisa’, en el Louvre, para llamar la atención sobre la degradación del medioambiente. La diferencia entre entonces y ahora es que ese era un caso aislado y parecía simplemente uno más entre los episodios de vandalismo que han marcado la historia de la ‘Mona Lisa’.

Entretanto, protestas que vienen desde que dos activistas lanzaron sopa de tomate al cristal que protegía a ‘Los Girasoles’ de Vincent Van Gogh el 10 de octubre de este año tienen grupos enteros detrás y una causa más específica: organizaciones ambientalistas como Just Stop Oil (’Alto al petróleo y ya’), Letzte Generation, Extinction Rebellion (’Rebelión contra la Extinción’), Futuro Vegetal y Stopp Oljeletinga (’Detengan la exploración petrolera’).

¿En qué consisten estas protestas?

El modus operandi de los manifestantes ha sido muy similar: entrar a los museos, pegarse al marco de una obra protegida, cubrir el cristal que la protege con líquidos o imágenes alusivas a su causa y, en ocasiones, escribir mensajes en las paredes.

Hasta ahora, sus acciones solo han resultado en arrestos cortos por delitos como la alteración del orden público o intentos de dañar al patrimonio, aunque es importante recalcar que las obras no han sido afectadas.

Las demostraciones han ocurrido en ciudades europeas: Londres, Viena, Madrid, Postdam (cerca de Berlín), La Haya y Oslo. Le puede interesar: Video: Esto fue lo que hicieron activistas ante un cuadro de Vincent Van Gogh.

Estos grupos denuncian la falta de medidas de los Gobiernos contra el cambio climático.

La intención de estos grupos es enfatizar la inacción de los Gobiernos sobre el cambio climático. La elección de obras de arte como objeto de las protestas responde a la siguiente lógica: primero, dar el mensaje de que en un mundo destruido por el cambio climático ya no habrá más arte y segundo, llamar la atención sobre el hecho de que el mundo pareciera molestarse más por posibles daños a objetos como las obras de arte que por la catástrofe ambiental que estamos atravesando.

De entre las manifestaciones, cabe resaltar dos en particular: la ocurrida en el Museo del Prado y la susodicha del Museo Leopold. En la primera, los manifestantes escribieron el número “1.5” en el espacio que separa ‘La maja desnuda’ y ‘La maja vestida’ de Francisco de Goya, al tiempo que se pegaron al marco de ambos cuadros, esto con el motivo de llamar la atención sobre un reporte reciente de la ONU, donde se asegura que será imposible cumplir con la metas del Acuerdo de París y la temperatura promedio de la Tierra se elevará por encima de los 1.5 °C en las próximas décadas. Puede leer: La Tierra podría calentarse 2,8 grados más este siglo.

Reacciones

Algunos han apoyado las protestas, resaltando que ponen el tema sobre la mesa y que se han tomado el trabajo de no dañar las obras. Entretanto, los portavoces de los museos se han opuesto a ellas, añadiendo que les obliga a aumentar los costos en la seguridad, que igualmente se pone en peligro la integridad de las piezas y que, a la larga, poco tienen que ver los objetos escogidos con el cambio climático.

Algunos han acusado a grupos como Just Stop Oil de hipocresía al señalar que aceptan donaciones en criptomonedas como Ethereum (cuyo gasto energético es excesivo) y de fundaciones creadas por Aileen Getty, heredera de una fortuna conseguida a través del petróleo. Sobre este último punto, vale la pena precisar que la compañía de la familia de Getty fue comprada por Texaco en los años 80 y que ella nunca ha trabajado en la industria del petróleo.

Dado que los arrestos no parecen haber desalentado a los activistas, es poco probable que estas manifestaciones se detengan por ahora.

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