Llega la fecha esperada para muchos niños, es el momento en que se afirman como hijos de Dios y el sacramento los acerca aún más a él. La Primera Comunión ha de ser inolvidable, un compromiso propio que establece bases de valores y virtudes.
El atuendo es importante, es el sueño de cada uno de los niños y aunque la moda siempre marca época, en este caso la comodidad se impone en las creaciones. En los últimos años la propuesta para vestidos de Primera Comunión se ha simplificado.
Estilo marcado por la tradición
La diseñadora Jenny Amador Chaljub trabaja en la creación de vestidos que marquen la tradición católica. La Primera Comunión significa un paso importante en la vida de los comulgantes, por lo que su atuendo debe llevar la religiosidad que el mismo requiere.
De esta manera, ella se basa en lo clásico, adecuándolo a las necesidades de la ciudad, en cuanto al clima se refiere. Los vestidos tradicionales son elaborados con alforzas y letines, en organzas bordadas y organdí suizo y español.
El blanco es el color para la Primera Comunión, afirma Jenny Amador, y la opción que marca la diferencia está en los detalles finamente elaborados sobre cada tejido. Las mangas bajan notablemente el volumen y en cuanto a los peinados, estos surgen más elaborados, haciendo complemento con el adorno, en algunos atuendos se propone el velo clásico elaborado en organdí suizo.
Cada institución tiene su tradición, por eso continúan los guantes, las zapatillas, medias españolas y el bolsito que hace parte del vestido.
UN ESTILO PROPIO
Para la diseñadora Alicia Briceño, materializar el sueño de las niñas el día de la Primera Comunión es todo un placer. De allí que sus atuendos se basan en una fusión de estilos, donde lo clásico, romántico y moderno, encuentran una relación enmarcada en el buen gusto.
Alicia trabaja con detalles elaborados a mano, como es el enlace en “pata de cabra”, que define las piezas que componen el traje de una manera muy particular. También usa la alforza en tejidos muy finos como la etamina organdí y en lo más moderno se inclina por el tafetán chantú.
La sencillez impera en su trabajo, por lo que el tocado de la cabeza, se limita a pequeñas bandas con flores bordadas y lazos. En cuanto al calzado, prefiere las “bailarinas”, con sutiles toques en plateado y perla, acompañadas de medias españolas.
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