“Hijo de Cacique nace cantando”. Efectivamente así sucedió y Martín Elías Díaz es en la actualidad una de las figuras con mayor proyección dentro de la música vallenata, al punto que logra congregar masas en torno a su actuación, tal como lo hizo su padre Diomedes Díaz.
El Gran Martín Elías presenta “Imparables”, su séptimo álbum en una carrera que empezó siendo muy niño, pues a escasos seis años, mostró la casta haciendo magistrales interpretaciones al lado de una agrupación familiar, hasta cuando consideró que podía independizarse.
En sus inicios lo acompañó Rolando Ochoa en el acordeón, fueron sus primeros cuatro álbumes, los dos siguientes al lado de Juancho De la Espriella y ahora vuelve con quien considera una fórmula perfecta, Rolando, el hijo de otro grande como lo es Calixto Ochoa.
Dieciséis temas componen este álbum, donde se mezclan los sentimientos y la tradición vallenata inspiración de grandes compositores como Omar Geles, Wilfran Castillo, Sergio Luis Rodríguez, Jean Carlos Centeno, Romualdo Brito, Tico Mercado, Rolando Ochoa y el mismo Martín Elías, quien compuso “Amor inexplicable”, con una letra para enamorar.
El disco se realizó en los estudios R8 Sound en la ciudad Valledupar bajo la producción de Rolando Ochoa y la dirección musical de Marlon Escobar, en este trabajo se destaca el trabajo con el maestro Rodolfo Castilla y Tico Rojano además de su nómina de músicos.
“Imparables” se enmarca en el estilo que identifica al Gran Martín Elías, donde sin dejar de ser ese vallenato con raíces, busca el modernismo que exige la industria y los nuevos seguidores. Hay de todo, afirma el cantautor, pues si bien hay letras netamente románticas, también se le canta al despecho y una serie de elementos que rodean el folclor.
Una herencia inevitable
Martín Elías ha seguido más de cerca los pasos de su padre el Cacique de la Junta Diomedes Díaz, su voz suele en ocasiones recordarlo, lo mismo que el sentimiento que le imprime a cada interpretación, por eso es inevitable la comparación.
En algún momento su padre llegó a decir que sus hijos cantantes debían forjar su propio estilo y eso han hecho, pero la herencia es inevitable. Martín Elías indica que puede ser en parte innovador como lo fue Diomedes, con un canto rápido sin dejar de lado la raíz vallenata, y recuerda lo que éste hizo a principio de los 80 al lado de Nicolás “Colacho” Mendoza, cuando salió de los esquemas y gustó.
El trabajo no ha sido fácil para este joven cantante, tiene un referente fuerte, alguien que hizo historia, entonces demostrar que lo suyo era talento, se tornaba en una tarea diaria, pues no bastaba con ser el hijo de un grande, debía crecer artísticamente por sus medios y lo ha logrado.
En este sentido habla nuevamente del estilo que lo identifica y agradece a Rolando Ochoa, quien además de compañero de trabajo y amigo, supo guiarlo para que desarrollara eso que sabe hacer y de la mejor manera, su impulso fue decisivo en muchas canciones que le dieron ese sello que distingue a Martín Elías.
La fórmula
Volver con Rolando Ochoa es otro de los aciertos de este trabajo discográfico, advierte Martín Elías. El acordeonero además es el productor del mismo, se encarga de los arreglos, algunas composiciones y es en parte la garantía de una carrera que busca extenderse y beneficiar al folclor.
El camino del éxito no está asegurado para ningún artista, pero cuando hay armonía y todo está debidamente graduado para crear trabajos a conciencia y con mucha calidad, se vuelve más llevadero, y eso es lo que ha conseguido esta unión.
Martín Elías sueña con una carrera larga, sin pretensiones, pero con el deseo de alcanzar muchas metas, de vivir en los escenarios y contar siempre con esta creciente ola de seguidores que esperan con ansias cada uno de sus trabajos.
Una de sus metas ya se está cumpliendo, vive de su arte, eso fue lo que decidió al culminar la secundaria, sabía que tenía madera y que el vallenato estaba allí para ser interpretado. Es el más comercial de los hijos de Diomedes Díaz y eso se debe a la constancia, a la que no piensa darle tregua.
Son muchos los de esta dinastía que se están dedicando a la música a lo que Martín Elías indica que hay campo para todos, cada uno trae una nueva propuesta y el público sabrá aceptarla, el vallenato es infinito, de hecho, hasta los seguidores de su padre siguen fieles a su legado musical.
Todos aprendieron de su padre, quien les indicó que antes de interpretar una canción, ésta se debe sentir en el alma, de allí cada uno partió a lo que bien le pareció y es por esto que no son iguales, las similitudes están en el sentimiento que le imprimen a su canto.
Extraña a su papá, también al artista que cada año presentaba una producción inigualable, pero le queda la satisfacción de lo mucho que se hizo y recuerda con especial cariño el tema que compartió en su último álbum, “Ni amigos, ni novios”, el cual define como un sueño hecho realidad.
Comentarios ()