Si alguien tuvo presente desde su niñez que iba a representar a su Departamento en el Concurso Nacional de Belleza, fue María Mónica Urbina, pues esa manifestación por parte del comité organizador, e incluso de uno de los gobernadores, fue insistente hasta cuando por fin se dio.
Atendiendo a esa solicitud, al cumplir los 18 años, la familia accedió y la bella jovencita que aún no culminaba sus estudios secundarios fue elegida por decreto Señorita Guajira y posteriormente Señorita Colombia, en un año y un mes que quedaron grabados en la historia contemporánea del país.
María Mónica vivía en Bogotá, pero siempre muy cercana a su tierra, pues nunca perdió contacto con La Guajira y menos con Riohacha, hasta donde llegaba todas las vacaciones a compartir en familia.
Carismática y poseedora de una belleza exótica, a María Mónica no le resultó difícil ganarse los mejores comentarios desde su arribo a Cartagena y poco a poco, tras cada evento, ganaba más adeptos que deseaban verla ceñirse la primera corona para La Guajira.
Aunque no lo demostró nunca, María Mónica era muy tímida, por esto, una vez fue nombrada candidata, debió hacer un curso de cómo manejarse en público, porque para entonces los fogueos periodísticos y otras preparaciones aún no existían. Recuerda que en esas clases era la única niña, pues esa preparación se había programado para ejecutivos de algunas empresas.
Lo único a lo que accedió como reina fue a un curso de glamur y etiqueta dictado por Lena Pinzón, allí aprendió un poco más de modelaje, con respecto a la cultura general, se incrementaron las conversaciones con un tío que dominaba temas y con su coterránea Margoth Ricci, quien le colaboró con detalles frescos sobre lo que podía hacer en el Concurso.
Después de treinta años, María Mónica Urbina sostiene que sigue siendo tímida, pero aprendió a manejarlo y la actitud que siempre ha tenido frente a la vida, la hacen ver como la persona más extrovertida.
Hechos para no olvidar
En Cartagena todo transcurría normalmente, las reinas, comitivas, desfiles y demás eventos que conforman esta gran fiesta nacional y María Mónica Urbina seguía posicionándose como la preferida para ostentar la corona de Señorita Colombia 1985.
Cuando la atención de la ciudad se centraba en la festividad, se llevó a cabo la violenta toma del Palacio de Justicia, los días 6 y 7 de noviembre, a manos del entonces grupo subversivo M-19, hecho que además de desestabilizar el orden nacional, estuvo a punto de suspender el Concurso.
La orden general fue entonces continuar, con un carácter más privado y ciertas restricciones. Los edecanes no podían aparecer en público y menos en prensa, aunque todos los eventos se realizaron y al final, las cábalas se cumplieron, María Mónica Urbina fue coronada Señorita Colombia, entregando la primera corona para La Guajira.
Recuerda con especial agrado la algarabía de su comitiva cuando la eligieron, tanto, que debió hacerles señas para que se calmaran. Titulares al día siguiente destacaron que no había llorado y que eso se debía a su seguridad, pero ella aduce que ese instante fue para aplacar la euforia de sus coterráneos.
Tan sólo tres días después de su coronación pudo llegar a Riohacha, pero la felicidad del recibimiento se vio empañada por un suceso nacional, la tragedia de Armero, que tras cobrar miles de víctimas, dejaba al país en un nuevo luto.
El trabajo de la nueva Señorita Colombia empezó inmediatamente al trasladarse a Bogotá y municipios cercanos a la catástrofe para brindar apoyo a los sobrevivientes. María Mónica y todas las participantes, acompañadas por el Payaso “Bebé”, llevaban ayudas y una sonrisa de aliento a quienes más lo necesitaban.
Los desfiles que se programaron tenían una finalidad, Armero, y para ella, significó una gran responsabilidad, pues pasó de ser la niña consentida de su casa, a una mujer madura que llevaba el nombre de Colombia en todos los eventos.
Otro título
No habían pasado los primeros seis meses, cuando nuevamente empacó maletas, esta vez con destino a Panamá, país donde se llevaría a cabo Miss Universo. La ex reina confiesa que allí se sintió tan cómoda y feliz como en Cartagena.
La mayor emoción llegó con la noche de coronación cuando se ubicó en las cinco finalistas y al ser la colombiana que más cerca estuvo de la corona después de Luz Marina Zuluaga, después vino el recibimiento tan festivo como si hubiese recibido el título.
Una vez culminó su reinado, ingresó a la Escuela de Arturo Tejada a estudiar Diseño de Modas y Patronaje Industrial, alternándolo con el modelaje y la asesoría a las nuevas reinas, en esta última tarea cumple 28 años, preparándolas de manera personalizada en pasarela, glamur y etiqueta.
María Mónica advierte que el reinado ha cambiado mucho, actualmente se requiere de una intensa preparación, no sólo física, también intelectual, pues se trata de una competencia permanente como si se tratara de una profesión más.
Indica que el Concurso Nacional de Belleza fue una gran experiencia. Llegó a todos los rincones de Colombia y supo lo que era la verdadera solidaridad, creció de manera honesta, sabiendo que la mejor parte de un reinado es lo que se puede llegar a hacer por los demás.
María Mónica Urbina sigue siendo la misma mujer espontánea, unida a su familia, querida por los colombianos, se ríe al ver que ya no le piden autógrafos, ahora son fotografías, guarda aún las coronas y sus hijos sólo han visto de su época de reina los recuentos que se hacen cada noviembre, pues los videos personales se quedaron en formato VHS.
Lleva una vida tranquila, con sus hijos Nicolás y Manuela comparte al máximo y de ésta última aclara que pese a ser bella, no le inquietan los reinados, de ser así la apoyaría, pero cree que ya no se va a dar por estar concentrada en sus estudios, lo que indica que ella seguirá siendo la reina de la casa.
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