La aparición de poros dilatados, es definitivamente uno de los primeros signos de envejecimiento cutáneo, y muchas veces se acompañan de manchas, desde las sutiles pecas, hasta las más grandes y profundas, como lo es el melasma.
Las manchas, si bien no tienen que ver directamente con el envejecimiento, en ocasiones si se asocian, pues son más comunes en mujeres y más cuando han pasado por embarazos y factores hormonales, acompañados de factores ambientales como el sol y las luces blancas.
Este problema que maneja la dermatología, también es de competencia de la medicina estética, indica el doctor Armando Escobar Juyo, titular de esta última especialidad, quien advierte que día a día se trabaja para acabar con este problema.
Con la prevención se logran atenuar muchos padecimientos y eso está demostrado, por lo que buenas higienes faciales y el uso de bloqueador solar, siempre serán indicados para evitar este deterioro de la piel.
Otro aspecto, además de estos que deben ser de rutina, es el manejo del láser para contrarrestar este padecimiento mediante la estimulación del fibroblasto y la producción de mayor colágeno, a fin de mantener la piel rígida.
Ayudas bien logradas
Actualmente se cuenta con mucha tecnología, entre la que se cuenta un láser específico muy suave que tiene una especificidad para que la piel se renueve de una forma más acelerada.
En cuanto a las manchas, el melasma puede ser de tres tipos, superficial, profundo o mixto, que combina las capas superficial y profunda de la piel. Cuando se trata del primero, es más fácil de manejar, indica el doctor Escobar, quien a su vez advierte que existen productos tópicos que pueden mejorar, pero que no se quita por completo, porque hasta ahora no se ha desarrollado nada que sea curativo, obviamente si no se trata, cada vez será más intenso.
Uno de los tratamientos más efectivo y que cuenta con el aval de la FDA y la CE es el láser Spectra, que reúne cualidades, alta energía y pulso ultracorto, para tratar el melasma como un tatuaje, fragmentándolo en micro partículas para que luego el organismo, a través de sus células de defensa, lo eliminen.
Este tratamiento no es agresivo, pero requiere de mínimo diez sesiones y el paciente empieza a ver mejoría a partir de la cuarta o quinta sesión. El efecto del láser es inmediato y más duradero, los otros productos son aplicados para sostenimiento y evitar la recaída.
La idea es buscar una cura, pero el cuerpo médico y los procedimientos por lo pronto mejoran la calidad de vida del paciente, que logra ver su rostro libre de este problema por un tiempo.
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