Deportistas consumados, cuyo espíritu competitivo es su mayor cualidad, pero ante todo, enamorados. Así transcurre la vida de Cecilia “La Chechi” Baena y su esposo, el también patinador Andrés Felipe Muñoz.
Cartagena ha seguido de cerca la trayectoria deportiva de “La Chechi”, se puede decir que es la “niña consentida” del patinaje en el país. Ella, a lo largo de su carrera, llena de disciplina y compromiso, logró poner a su tierra en el mapa del patinaje nacional e internacional.
Por su parte, Andrés Felipe es un patinador caleño, cuya carrera igualmente se ha fundamentado en el esfuerzo por cumplir su proyecto de vida, desde niño empezó su preparación y hoy ostenta títulos mundiales en diferentes naciones como Corea, China, Italia, Holanda, Francia, Costa Rica, Estados Unidos, entre otros.
Todo parece darse a la perfección en esta pareja que decidió unir sus vidas hace poco más de un año, compartiendo prácticamente todo lo que rodea sus sueños y visión del futuro, con metas por cumplir, haciendo un equipo que corre por mantener su felicidad.
El equipo “Chechi-Andrés”
Como era de esperarse, Chechi y Andrés se conocieron en una pista de patinaje, eso fue en el año 2001, pues ambos estaban en competencia nacional e internacional. Pero la relación comenzó en 2012, durante una concentración de la Selección Colombia, cuando se preparaban para asistir al Mundial de Italia.
Chechi comenta que Andrés llegó en un momento muy difícil de su vida personal, la ayudó a levantar y construir una nueva vida. “Él llegó para llenar mi corazón de alegría y tranquilidad”, indica.
Desde ese momento decidieron unir sus vidas, ser felices, dar sin esperar, compartir sin egoísmos, a respetar y comprender las diferencias, a caminar sin ofuscarse por los afanes de la vida, compartiendo sueños. Han sido años de aprendizaje, aventuras y, por supuesto, mucho amor, advierte esta bella pareja.
La cotidianidad de un deportista de alto rendimiento siempre es agitada, entonces este hogar marcha a otro ritmo. Andrés sigue con sus arduas jornadas de entrenamiento, las cuales alcanzan más de 7 horas diarias, luego saca tiempo para estudiar, descansar, viajes de competencias, concentraciones de entrenamiento, coordinación de los planes de entrenamiento y diferentes cronogramas del Club CMB (Cecilia Margarita Baena), que él siente como propio.
Se trata de muchos compromisos que ambos cumplen a cabalidad, pues en el caso de Chechi, quien ya está retirada de la competencia, su día transcurre entre el estudio, su trabajo como asesora de altos logros y liderazgo deportivo y su incursión en la radio. “Una vida gracias a Dios privilegiada y bendecida llena de compromisos y responsabilidades, pero el deporte nos dio la virtud de ser disciplinados y comprometidos, amamos lo que hacemos y es la fórmula que nos ha permitido llegar a dónde estamos y ser quiénes somos”, advierte.
El apoyo ha sido fundamental en esta relación, ambos están expuestos a altas cargas de exigencia y presión, entonces nada mejor que estar el uno para el otro, respaldándose en todas las circunstancias, buenas, regulares, malas, triunfos y derrotas, alegrías y tristezas toda esa montaña rusa de emociones.
Chechi y Andrés han formado un gran equipo, donde ese apoyo mutuo es el pilar que les transmite seguridad para ir tras los sueños y objetivos. El camino al éxito no es nada fácil saben que es una decisión y por eso le apostaron a prepararse para ser los mejores en lo que les gusta hacer.
En estos momentos tienen 24 títulos mundiales cada uno, Chechy ya no patina, mientras que Andrés está en su último mundial en Nanjing (China), así que nada mejor que su esposa le envíe toda su energía, su apoyo y fuerza, para que él nuevamente sea campeón mundial.
El lado no tan bueno es la distancia que deben vivir por tiempos prolongados durante la preparación de Andrés, pero advierten que todo esfuerzo tiene su recompensa y Dios conoce sus anhelos y todo lo que han tenido que vivir para ir tras la gloria, no ha sido nada fácil pero indican que valdrá la pena. “Qué más felicidad que poder compartir lo que nos gusta hacer con quien amamos”, afirma Chechi.
El deporte es el estilo de vida de esta pareja, les enseñó valores, la sana competencia, el juego limpio, que las cosas se ganan gracias al esfuerzo y dedicación y lo más importante, a luchar por los sueños y nunca rendirse, es una gran escuela para la vida. De otra parte, como se trata de resultados que hablan por sí solos, son críticos el uno del otro, pero siempre queriendo sacar lo mejor de cada uno.
Si bien el patinaje se respira en todo lo que envuelve este hogar, tratan de buscar espacios que no tengan relación con el deporte y conversaciones diferentes, pero aclaran que no es fácil, es una parte esencial de sus vidas y la que además del amor, también los unió.
En la actualidad la vivencia deportiva de estos campeones ha cambiado. Chechi ve el deporte desde otra perspectiva, disfruta de otra manera, aunque sin perder el espíritu competitivo, antes trabajaban por ir al límite, ser más fuertes, siempre exigiéndose más.
Y lo que viene…
Estos campeones de la pista tienen muchos planes, son muy jóvenes, con sueños por cumplir y mucha disciplina. El primero es ver crecer su familia, anhelan ser padres y continuar con su club de patinaje, también con la Fundación.
Chechi y Andrés forman una pareja de emprendedores, visionarios que le apuestan a muchos frentes con responsabilidad, por eso han iniciado un nuevo negocio en el mundo gastronómico, están a punto de abrir su primer restaurante CBC Comida TexMex Gourmet y como lo afirman, siguen soñando en grande.
Comparten muchos gustos, son amantes de los viajes y compartir en familia, siempre están planeando un nuevo destino y otra cultura por conocer. A Andrés le gustan los carros y ese tema persiste en su mente, mientras que ella disfruta de la buena lectura.
Y cuando llega la diversión, afirman tener planes muy tranquilos, aprovechan para compartir el tiempo libre de trabajo, estudio o entrenamiento. Si se trata de un plan casero, ven películas o series, escuchan música o simplemente descansan.
Chechi y Andrés son excelente pareja para ir al cine o a comer y conocer nuevas propuestas gastronómicas y cuando es un viaje, el paseo es total, cero trabajo, cero patinaje y cero entrenamientos, es disfrutar la vida que decidieron compartir.
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