Desde el año 2000, líderes del mundo, entre ellos organizaciones como la ONU, Organización Mundial de la Salud (OMS), entre otras, asumieron un compromiso trascendental, “no escatimar esfuerzos para liberar a nuestros semejantes, hombres, mujeres y niños de las condiciones abyectas y deshumanizadoras de la pobreza extrema”, el cual fue plasmado en un trabajo inspirador llamado los Ocho objetivos del milenio (ODM), y posteriormente, en pasos prácticos de trabajo arduo a través de entidades que han permitido a miles de millones de personas tanto adultos como niños superar situaciones adversas de vida y mejorar sus perspectivas del futuro de sus vidas.
Los ocho objetivos acordados en el 2001 fueron:
1-Erradicar la pobreza extrema y el hambre.
2-Lograr la enseñanza primaria universal.
3-Promover la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.
4-Reducir la mortalidad de niños menores de 5 años.
5-Mejorar la salud materna.
6-Combatir el VIH/SIDA, paludismo y otras enfermedades.
7-Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
8-Fomentar una alianza mundial para el desarrollo.
El 4° objetivo que consiste en disminuir la mortalidad infantil en menores de 5 años y el 5°, mejorar la salud materna mediante un mejor control prenatal que incluya por lo menos 4 visitas al médico, y disminuir la necesidad insatisfecha de planificación familiar están inter-relacionados. En 2012 los gobiernos, donantes, organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil se reunieron para establecer un movimiento global para reducir la necesidad insatisfecha de planificación familiar y llegar a 120 millones de nuevos usuarios de anticoncepción para el año 2020.
Es así, como desde ese entonces, el Departamento de Salud Reproductiva de la organización Mundial de la Salud, en colaboración con su red de socios internacionales, ha emitido guías basadas en evidencia sobre la seguridad de varios métodos anticonceptivos para mujeres y hombres con condiciones médicas particulares o características personales, advierte la ginecóloga obstetra Clarena Ceballos Díaz, magister en anticoncepción y salud sexual y reproductiva.
Esta guía, los criterios médicos de elegibilidad para el uso de anticonceptivos o MEC, ofrece a los programas nacionales de planificación familiar un conjunto completo de recomendaciones sobre si una mujer u hombre es elegible o no para usar un método anticonceptivo en particular, además se presentan unas recomendaciones (RPS) sobre cómo utilizar de forma segura los métodos anticonceptivos.
En la quinta edición de los MEC, la OMS y un grupo de expertos médicos de diferentes especialidades, incluyeron cinco métodos anticonceptivos: Acetato de medroxiprogesterona para aplicación subcutánea, Implante sub-dérmico de levonorgestrel (Sino-implant II), Acetato de Ulipristal como anticonceptivo de emergencia, el anillo liberador de progesterona de colocación intravaginal para las mujeres en periodo de lactancia y el parche combinado.
Métodos anticonceptivos
Pildoras orales: 1- Combinadas. 2-De solo progestágeno.
Inyectables: 1-Acetato de Medroxiprogesterona (IM- SC). 2- Combinados.
Anillos Vaginales: 1-Solo progestágeno. 2- Combinados.
Parche anticonceptivo transdérmico combinado.
Implantes subdérmicos: 1-Etonorgestrel. 2-Levonorgestrel.
Dispositivos intrauterinos: 1-T de cobre. 2- Liberador de Levonorgestrel
Vasectomía.
Métodos de emergencia: 1-Pildoras de levonorgestrel. 2-Acetato de Ulipristal. 3-T de Cobre.
Existen condiciones médicas que no contraindican ningún método anticonceptivo:
Anemia
Cáncer de ovario
Cefalea (sin migraña)
Cirrosis leve
Diabetes I y II (sin enfermedad vascular)
Artritis reumatoide (sin tratamiento inmunosupresor)
Endometriosis
Enfermedad benigna de Mama
Epilepsia (no píldoras)
Paludismo
Post aborto
Enfermedad de Tiroides
Trastornos depresivos
Varices
Tuberculosis no pélvica
Valvulopatias no complicadas
VIH
Si bien es cierto que los MEC brindan orientación sobre quiénes pueden utilizar un método de planificación de forma segura, y las REPS orientan sobre cómo utilizar de forma segura y eficaz un método anticonceptivo al profesional, se deben tener en cuenta ciertos aspectos culturales, de conducta y otros criterios no médicos como las preferencias de las personas usuarias.
Es necesario proveer información de los diferentes métodos anticonceptivos a fin de que se respeten y ejerzan sus derechos, permitiéndole elegir por sí misma el método a seguir. Sin embargo, a las mujeres se les suele impedir la elección, o más bien se les impone bien sea por factores sociales, económicos o culturales.
Para la mujer esta elección es compleja, multifactorial y generalmente cambia conforme cambia su contexto personal. Los aspectos para tener en cuenta a la hora de elegir un método anticonceptivo en particular son las características de la persona usuaria potencial, ventajas y desventajas del método, riesgo inicial de enfermedad, el costo y la disponibilidad y preferencias de la usuaria.
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