Cuando todo el mundo la conocía como ‘Paquita Gallego’, Cristina no quería otra cosa que estar en el set de grabación. Y así fue hasta que se enamoró, decidió ser madre y la vida le mostró otro tipo de ‘emociones extremas’. Hace siete años está con Lucas Jaramillo, el hombre que la vida le trajo como compañero, y con quien hace un año y medio reafirmó su compromiso ante los ‘mamos’ de la Sierra Nevada de Santa Marta.
Llevaban un tiempito dándole vueltas a la idea de elegir algún ritual para ello, pues los dos, casados y separados, estaban un poco escépticos con respecto a las ceremonias tradicionales. Hasta que un día conocieron a un ‘mamo’ que, según nos cuenta, les entregó cosas muy especiales. Entonces decidieron armar paseo hasta la Sierra para celebrar una ceremonia sencilla, mística, en un lugar sagrado y con la gente importante para ellos y su relación.
“No tenemos una religión en particular pero la espiritualidad es muy importante para nosotros, al igual que poder conectarnos con una fuente de poder divina o Dios. Por eso le refuerzo a mi hijo ser agradecido, que piense bonito, sienta bonito y que él, sobre la marcha, descubra sus inclinaciones espirituales”, asegura Cristina.
De su unión han nacido varios frutos. Baltazar, un niño de cuatro años y medio, y proyectos como SweetLemon, un centro de entrenamiento que fusiona diferentes disciplinas y que diariamente forma como empresaria del fitness. Pero, naturalmente, son los cuatro años y medio de Baltazar los encargados de direccionar los pasos que ella da.
“Siento que ser madre es un poder impresionante, y me volvió número uno de mi género porque somos capaces de muchas cosas al tiempo. Si no podemos estar en la casa al ciento por ciento, nos buscamos la manera de hacer los mercados, de estar con los hijos y de encargar ciertas cosas a esta red de solidaridad de mujeres, que son las abuelas y las tías. Me siento muy respaldada.
Soy mamá y lo asumo –dice feliz-, pero también trabajo por inspiración y para sentirme satisfecha. Esas palabras son las mismas que le doy a Baltazar; tratamos de respetar su criterio y de que tenga voz y voto en este hogar en la medida de sus posibilidades. Me parece muy importante que explore lo que siente, motivarlo a experimentar, a que aprenda cosas nuevas. Esa es nuestra filosofía de vida, aunque con reglas claras”.
Actriz por siempre
Luego de trabajar en México, estudiar en Estados Unidos y consagrarse en Colombia, la maternidad le dio un espacio nuevo para experimentar otras emociones, esas que ahora explora en la construcción de personajes como Bruna, su personaje en El Capo 3, quien en esta temporada, a pesar del estereotipo de ‘Nikita’ en que se había concebido, se sumerge en el rol de madre y puede demostrar que es muy femenina.
“Los seres humanos vamos cambiando, no nuestra esencia, pero sí la manera de ver la vida; superamos dolores, odios, y lo mismo sucede con los personajes. Por eso, Bruna es uno de esos que me ha enamorado en la vida, porque puedo explorar muchas cosas con ella”.
Sin embargo, Bruna es apenas uno de los tres papeles que la ocuparon en 2014, y cómo lo agradece. Después de terminar las grabaciones de El Capo 2, Cristina descansó de los sets, viajó, estuvo con Baltazar lo que más pudo y le prestó mucha atención a SweetLemon
Pero ya le estaba pidiendo al universo que le enviara mucho trabajo. Lo que no sabía es que éste la escucharía prontísimo y además le enviaría tres series muy diferentes que le permitirían jugar con mujeres diversas. Para El Capo 3 (grabada entre Colombia, México y Estados Unidos) viajó muchísimo, pero como solo grababan ocho o diez escenas diarias, decidió llevarse a Baltazar para, de paso, divertirse juntos.
“El asunto fluía bastante bien. Se me puso rudo cuando también empecé a grabar Cumbia Ninja 2, y ahí los tiempos libres desaparecieron. Pero bueno, son etapas en que te concentras en el tema. Sabes que es por un tiempo definido, dos o tres meses intensos de trabajo y luego puedes descasar.
Después de terminar en marzo –continúa contándonos- me tomé un mes de vacaciones y luego arranqué con ER, Sala de Urgencias (adaptación que está grabando todavía). Un universo muy distinto e inexplorado por mí este, el de los médicos. Además me gustaba mucho saber que Rodrigo Triana dirigía; me siento muy emocionada, es como volver a la universidad”.
Pronto terminará las grabaciones y espera irse de viaje nuevamente. El 2015 promete abrirle ventanas y puertas maravillosas, y mientras tanto continuará con su evolución como ser humano y madre. “Tengo mis días, en los que crezco y aterrizo, en los que me reubico y vuelvo a enfocarme. Aterrizadas que son siempre dolorosas y que me hacen retirarme a lamerme las heridas. Sin embargo, me considero un ser muy feliz”.
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