Estar en reuniones familiares es difícil para una mujer adulta que no quiere tener hijos. Siempre llega el indiscreto que pregunta: “¿Y tú, pa’ cuándo?”, dibujándose con las manos una barriguita sobre el vientre.
“Ehm, no, yo no voy a tener hijos”. Palabras mágicas de una dama para crear el silencio incómodo, la carraspera de garganta y el tío que mira al novio como diciendo “mi hermano, búscate otra...”.
Emma*, de 26 años, nos cuenta su punto de vista acerca de no querer hijos. Para ella hablar de eso supone una discusión:
“¿Sabes? No se puede tocar el tema con la familia de la pareja en caso de estar en una relación, y todo empeora cuando nuestra propia familia se empecina en hacernos cambiar de parecer. Recuerdo que una amiga, Mónica, de 25 años, me comentó que la mamá lloró al contarle. Mónica, sin embargo, (ríe Emma) admite que se ablandó luego de leer de una fémina que a los 18 años decidió someterse al proceso de esterilización. ‘Ahora no sé si sería tan radical’, me dijo luego.
“Tengo un cuarto de siglo y ya se me hace normal ver a diario en Facebook cómo primas, amigas del colegio y compañeras de universidad empiezan a subir frases como: ‘te amaremos por siempre, Santi. Llegaste a nuestras vidas para llenarnos de felicidad’, o ‘bienvenido, bebé, desde ya te amamos’. Admito que me acostumbré, incluso los felicito y acá entre nos (dice hablando en susurros), hasta leo todos los comentarios, que normalmente dicen: ¡ya conocerás el verdadero amor!, ¡felicidades, es lo mejor que le puede pasar a uno!
“Pero luego pienso: ¿alguna vez me felicitarán por escoger no tener bebés?, o ¿alguna vez alguien me dirá ‘bien por ti, ¡sé que te irá muy bien!’ ¿Tenerlos o no tenerlos?... Ambas decisiones se toman por convicción, para continuar con esa búsqueda de la felicidad. Hablo de la convicción porque quien decide ser madre tiene plena confianza en sí misma. Sabe que podrá darle luz a una vida y que hará todo lo posible porque su retoño sea feliz, muchas veces, incluso, sacrificándose y muchas veces teniendo un embarazo no planeado.
“‘Pienso que es muy respetable el no querer tener hijos’, me contaba una compañera, Sofía*, de 30 años. (Entonces Emma frunce el ceño) pero entonces continuó ‘…a pesar de que lo más maravilloso para mí es tener a mi hijo. Creo que el instinto maternal es una sensación que todas las mujeres tienen independientemente que lo desarrollen con niños, con perros, con gatos, con plantas. Creo que cualquiera sería feliz con un hijo’.
“Bueeno, (suspira Emma) admito que es una buena teoría. Yo desarrollo mi instinto con tres cactus.
“Hay personas que simplemente aman su vida tal cual es. Y hay miles de razones por las cuales una mujer o un hombre se sienten bien consigo mismos estando solos. Pero eso, la soledad, es justo el estado que detestan quienes tratan de hacernos cambiar de opinión y cuyo más grande argumento es ‘¿y entonces quién te va a lidiar cuando vieja?’.
“¿Es ese en serio su argumento? (pregunta llena de rabia). Para mí es uno de los alegatos más equivocados porque entonces ‘hijo’ es igual a ‘asilo’. Y seamos sinceros, hay más de un mal hijo por ahí abandonando a sus pobres padres cuando viejos, y miles de esas ‘solteronas’ encargándose de sus parientes... ellas mismas los cuidan, otras les contratan enfermeros, porque nadie los quiere. Así que no, no somos ‘mala gente’”.
Y es entonces cuando...
Emma hace un “experimento”. Aprovecha conversaciones amenas para expresarles a diez personas su decisión de no ser madre.
“Fue sólo para ver su reacción y recibí respuestas como: ‘cuando tienes un hijo vives por él’, ‘es respetable, pero ya vas a ver que lo de la maternidad te nace a cierta edad, ahora sólo tienes 26’, y ‘decidí tener un bebé para quererlo y amarlo. Vas a perderte de la felicidad más grande que se pueda sentir’...
“Es divertido ver cómo la gente queda en shock cuando alguien suelta algo como eso.
“’No te preocupes. Yo creo que lo de tener hijos a veces es más por machismo. Si un tipo no tiene hijos, que es lo que yo percibo, lo acusan de que es estéril, de que ‘no le sirve’, de que es maricón. A una mujer la juzgan pero la excusan más, aunque igual te van a decir ‘solterona’, me ‘anima’ muerto de la risa Kevin, un amigo de 52 años. Él confiesa ser feliz, sobre todo cuando se va de viaje sin preocupaciones con su pareja.
“La gente tiene hijos por razones que no logro entender. Un compañero de trabajo me hizo pensar en la frase ‘te deja el tren’, cuando comentó ‘lo quise hacer porque ya era hora de tenerlos, para perpetuar mi legado´. ¿No se supone que es para quererlos, mimarlos y enseñarles a vivir?”.
La vida es bella
Emma sigue con su relato. “Cientos de veces he hablado con mis amigas sobre respetar las diferencias. Los tiempos cambian, los pensamientos también. Jugué con muñecas y nunca prefería los bebés sino las Barbies. Sueño con vivir una vida sin ataduras, comprar cada vez más ropa, dormir hasta bien tarde, viajar cuando quiera, desaparecer del mapa por unos días si se me antoja, vivir en tantos lugares como pueda, dedicarme a mi pareja si así lo desea, regalarle a mi familia cada año unas bonitas vacaciones. La lista es larga, y para muchos sin sentido.
“Nos han llamado egoístas, egocéntricas, remedo de Amparo Grisales (porque tiene plata y no tiene hijos), ya ni recuerdo pero -¡hey!- mi deseo es la libertad y voy por ella.
“Nada peor que traer al mundo a un pequeño que vivirá con el peso de los lamentos de la madre. Y nada más repudiable que ver esas mujeres impacientes rodeadas de pequeños en los centros comerciales, a quienes no sujetan, sino que estrujan, a quienes abofetean delante de todos, a quienes no les hablan sino que les gritan.
“Es triste que quieran ser mamás porque la sociedad lo impone, aunque obvio, también lo es no ser mamá y arrepentirse cuando ya se vea la paredilla al final del camino.
“Admiro a las familias felices, agradezco a mi madre por tenerme pero no por eso estoy obligada a pensar igual. Nace, crece, reprodúcete y muere, ya no es la regla a seguir. Saltarse el paso de la reproducción y ser feliz es posible. Lo sé”.
(...)
Habla Flavia
“La maternidad no es un instinto, ni una obligación. De la misma forma en que hay quienes enloquecen con un niño, hay quienes no quieren tenerlos y es algo muy válido. Es algo anticuado pensar que todas tenemos un chip materno, eso es una mentira machista que reduce a la mujer a un sólo papel”, Flavia Dos Santos Sexóloga Clínica Certificada, Especialista en Comportamientos Adictivos de la Universidad Católica del Sagrado Corazón.
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