Facetas


Otra alternativa para sanar

JOHANA CORRALES

21 de diciembre de 2014 12:02 AM

Los llaman brujos, charlatanes, supersticiosos, embusteros e incluso hay quienes piensan que practican magia negra.

Y, bueno, aunque sólo son acusaciones infundadas, sí hay que reconocer que la medicina alternativa es muy peculiar.

Todo lo que se llame homeopatía, naturapatía, yin-yang, chakras, curación enérgica, acupuntura, canales enérgicos y curación divina, suena raro.

Teófilo Tipón tiene 60 años y es uno de los más sabios conocedores de esa práctica en la ciudad. Su nombre es tan inusual como su oficio. En la sala de espera de su consultorio, en el edificio Tequendama, todo se ve blanco e impecable. Lo que más sobresale a primera vista es un afiche que tiene una fotografía de una paloma blanca y debajo una oración de invocación al espíritu santo. Lo que hace pensar de inmediato que es cristiano. Hay más imágenes como esa a los lados: una de Jesucristo sanando a un niño enfermo y la otra del mismo personaje, pero resucitando.

Hay un paciente adentro y otra señora (mal encarada) afuera esperando. La saludo y me ignora. Se ve muy amargada, parece que algún mal la aquejara. Luego de cerca de 20 minutos esperando, el doctor la invita a pasar y me hace un gesto como de que ya falta poco para recibirme.

Con la señora se queda el mismo tiempo que con el paciente anterior. Cuando se abre la puerta, parece otra mujer la que sale de ese consultorio. Me dice, enérgica, que el médico me espera, que no lo haga esperar, y hasta me sonríe.

-¿Qué tenía la paciente?-pregunto al ver el notable cambio de humor.

-Un fuerte dolor de cabeza, pero ya se lo quité.

Lo primero que hace cuando lo visitan por primera vez es llenar la historia clínica del paciente, que incluye preguntas que van desde el motivo de consulta hasta si se tiene esposo, novio, amante o pareja ocasional. Todo, todo es importante y podría estar relacionado con la afección que se padece.

Luego te pone una lupa gigante en el ojo y, sólo viendo unos segundos el iris, puede deducir lo que se padece.

“Aquí me doy cuenta de que usted es una persona nerviosa, que todos los problemas se los lleva a pecho y es llorona. También tiende a ser estreñida, veo cansancio a nivel cerebral, le duele a veces la espalda, la regla le viene con cólicos y su flujo vaginal es blanco”, me dice.

Luego de ese diagnostico, la pregunta mental obligada es: ¿será brujo?

Tiene por costumbre grabar los casos más desafiantes que llegan a su consultorio. Como el de un señor que tenía un tumor canceroso tipo tres en el cerebro. Ya llevaba tres cirugías en las que se lo extirpaban, pero nuevamente le salía. El hombre decidió que no volvería a someterse al doloroso proceso. Un conocido le habló del doctor Tipón y fue a su consultorio. Le practicaron una magnenoterapia que hizo que el tumor desapareciera y no volviera a salir.

“Está vivo desde 2005, y eso que le dieron una semana de vida”, cuenta.

Elige al azar otro video. Se trata de una señora que no puede sostenerse sola. Entre varias personas la ayudan a entrar al consultorio. A Tipón se le ocurrió grabarla y le pone un micrófono, pero a la mujer no se le entiende. Es desesperante escucharla. La trajeron de Estados Unidos porque no había médico que en ese lugar comprendiera su caso que se parecía a una esquizofrenia. Sorprende ver el avance que tiene video tras video. En el último se le entiende perfectamente lo que habla y tiene un semblante vivaz y radiante, totalmente alejado del que tenía cuando llegó por primera vez.

Como esos videos, tiene cientos más de pacientes con extraños casos que vieron en la medicina alternativa la única forma de cuidarse.

“USTED ES BRUJO”
Pero no solo atiende a quienes llegan hasta su oficina. En la calle, son incontables las veces que le ha tocado ejercer su profesión. Una vez iba caminando y un señor, que sabía su oficio, lo detuvo en medio de una calle llena de gente a pedirle que le quitara el dolor de un brazo. Tipón presionó una zona en que había una interferencia y de inmediato el hombre pudo alzar por completo la extremidad.

En otra ocasión, un joven se desvaneció cerca de él. Cuando esto sucede, explica Tipón, hay que estimular justo debajo de la nariz. Como no traía sus implementos de trabajo, agarró un lápiz y con eso lo hizo. A los segundos el muchacho se encontraba de pie. Quienes presenciaron el hecho lo tildaron de hechicero.

Tipón no tiene nada en contra de la medicina tradicional. Es más, cree que el nombre de medicina alternativa, aceptada en 2013 por la Organización Mundial de la Salud, debería ser sustituido por complementaria.

“Ambas tienen valor. La diferencia es que una trabaja con medicinas sintéticas y la otra con medicinas naturales. Así de sencillo. En la homeopatía tengo que mandarte un producto igualito a tu enfermedad para poderte curar. Homeo significa igual, y pato es enfermedad. En cambio, en la alopatía, no. Si tienes diarrea, te mandan un antidiarreico. La homeopatía lo que hace es despertar tu médico interno. Tú te cortas y te das cuenta que esa herida se te sana sola”.

Mientras habla, hago un paneo del consultorio. Tiene mal contados unos 16 diplomas distribuidos por todo el lugar. La mayoría son de la universidad Corpas de Bogotá. Algunos títulos son: Terapia alternativa y farmacología vegetal, Terapia neural y acupuntura, Teórico y práctico de terapia neural.

Al notar que hago un esfuerzo por leer lo que dice cada uno expresa: “Los diplomas no hacen a los médicos. A los médicos los hace Dios”.

Siempre habla del Todopoderoso. Cree que él es el principio y fin de todo. Lo descubrió después de accidentarse  en una motocicleta. Se fracturó la clavícula y le salió un hematoma que espantaba a todo el que lo visitaba.

“Uno busca a Dios cuando está fregado. Y todos los días le pedía que me sanara porque me quedó un dolor en el pecho y en la espalda que no me lo quitaba ni el Tramal. Un día, orando, sentí como energía aquí(señala cerca del hombro) y desde ese día se me quitó el dolor para siempre”.

Después del accidente, se despertó la pasión por la medicina alternativa. Cree que no importa el método, lo realmente importante es curar. Prueba de ello es que su hijo también se inclinó por la rama de la medicina, pero tradicional. Cada vez que su hijo no puede resolver un caso, lo llama y le pide consejos.

Cuando vamos saliendo, una familia entera lo espera en la recepción. El papá de los niños se queja de un dolor en la rodilla que no lo deja en paz. El doctor Tipón lo invita a pasar y se despide. Por fortuna el carro de esta redacción tarda demasiado en recogernos y alcanzo a ver salir al mismo paciente caminando normal y diciéndole a su familia que ya no le duele nada.

Y entonces: ¿magia o medicina? 

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