Cierre los ojos. Evoque una imagen de una plaza de mercado. Seguro que además de colores y texturas le llegarán aromas y sabores criollos.
Esas imágenes y sensaciones las capturó el equipo de MNR Ediciones, bajo la dirección de la experta María Lía Neira.
Es un material vivo para entender la inmensa diversidad cultural y natural que conforma nuestro país. Rinde un homenaje al trabajo de las manos campesinas encargadas de preservar y mantener nuestras tradiciones culturales. Los productos locales y artesanales que expresan diversidad y dan sentido y carácter a cada uno de sus lugares de origen.
“Un libro de 280 páginas y 500 fotografías que vale la pena leer, pero sobre todo sentir pues trae un CD con el recorrido que refleja el país entero alrededor de todo lo que se vive en una plaza de mercado: las historias de vida que se tejen a su alrededor, la comida, los productos agrícolas, y los personajes portadores de tradición”, dice su editora.
A través de historias de vida, los artesanos culinarios se convierten en los protagonistas de Mercados Vivos y dan realce a cientos de productos que se manifiestan a lo largo y ancho del país.
Los mercados del Caribe
Una de las melodías más reconocidas en el universo de la música popular es Lamento borincano, cuya letra da cuenta de las dificultades que vivió el campesino del Caribe para vender su carga en el mercado.
Esta hermosa quejumbre tuvo vigencia en toda la geografía caribe, en donde “el mercado” es un concepto que significa lugar de encuentro social y, a la vez, lugar de compraventa.
En las plazas del Caribe colombiano se visita, se conversa, se trabaja y se vive intensamente el mercado; es decir, mercar constituye un encanto.
A los mercados caribeños llegan diariamente caravanas de camiones trayendo productos de todas las regiones de Colombia y cargando toda la huerta costeña. Yuca, plátano, banano, ñame, coco, sandía, papaya, cítricos, mango, corozos, zapotes, nísperos, guayaba agria, ahuyama y carne en pie.
Plazas como la de Bazurto en Cartagena, y las plazas de Barranquilla y Santa Marta, el mercado de Mompox y el hermoso mercado de Lorica son las más representativas de la región.
Los puestos de suero, queso costeño criollo, bolitas de ajonjolí, dulces de leche, cocadas y los bollos de maíz amarillo o blanco, con anís o salados.
El mercado de Lorica denominado popularmente como “el ranchón”, es orgullo y punto de referencia urbano de la mayoría de los comerciantes que lo circundan. Se ha convertido en el más hermoso y sugestivo comedor del recetario sinuano y del Caribe. Allí funcionan una docena de cocineras con sus hijas y familiares en una atmósfera que goza del paisaje del Río Sinú.
En este lugar el comensal descubre la más auténtica cocina regional, saboreando el toque de ingredientes propios de la región como el corozo, útil en aceites y licores de gran calidad, la berenjena, que hoy se encuentra en la huerta y el caldero de la más humilde familia campesina del Caribe. También la yuca, elemento principal de ancestrales preparaciones como el casabe y alimento diario en las más variadas y deliciosas recetas.
El proyecto editorial
Mercados Vivos hace un recorrido por más de 20 plazas de mercado del país.
Aquellas que por su historia, arquitectura y lugar de conectividad con otras regiones, contribuyen a mostrar la mayor diversidad de productos de Colombia, al tiempo que manifiestan la cultura y costumbres propias de nuestras diferentes regiones.
“Nos vinculamos a este proyecto porque nuestro patrimonio natural y cultural se expresa de manera especial en cada uno de nuestros mercados donde se muestra en pequeña escala el complejo universo cultural que representa cada una de nuestras regiones. Este diálogo constante de saberes y tradiciones hacen del día de mercado una fiesta en la que se realiza un importante intercambio entre la experiencia rural y urbana.”, explica Mariana Garcés, ministra de Cultura.
Con el lente de Andrés Sierra y la compañía de investigadores apasionados por la cultura y las tradiciones como Julián Estrada, Antonio Loboguerrero, Hernán Darío Correa, Carlos Illera, Weilder Gurra, Enrique Sánchez, y María Lía, la editora de este libro.
Recorrieron durante 4 meses las “galerías” como también se les conoce, de Antioquia y el Eje Cafetero, los Santanderes, Huila y Tolima, las de Cundinamarca y Boyacá, las del Pacífico desde el Cauca hasta Chocó, Orinoquía y Amazonía, y por supuesto, las de la región Caribe.
Un inventario que se come
“Una plaza de mercado es un viaje maravilloso por la Colombia hecha de frutas y alimentos, de gente honesta y trabajadora, de sabores ancestrales y comercialización de lo mejor del campo. Por todo lo que significan esos espacios, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural se ha unido a este proyecto editorial con la certeza de que es un aporte a nuestro propósito de llevar más gente a las plazas de mercado, para fortalecer la economía campesina y garantizar la seguridad alimentaria”, comenta Aurelio Irragorri Valencia, ministro de Agricultura.
A lo largo del recorrido, el libro Mercados Vivos hace un inventario de lo que se come en las plazas de mercado, aquellas preparaciones tradicionales que forman parte de nuestro patrimonio inmaterial, representado en sabores que son símbolo por excelencia de las regiones.
“Este nuevo sueño, hecho realidad, es quizá la experiencia más gratificante que he vivido. Me permitió conocer más a fondo mi país y reafirmar que la Colombia en que habitamos es digna de admiración y merece un reconocimiento al esfuerzo de nuestros campesinos que día a día, se preocupan por mantener vivas nuestras tradiciones culturales con esa sonrisa en el rostro que contagia de alegría al visitante”, concluye María Lía Neira.
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