Facetas


Me sabe a Colombia... en Perú

GISELLA LÓPEZ ALVEAR

05 de junio de 2016 12:00 AM

En medio de los más de 31 millones de habitantes de Perú –de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística e Informática de ese país– se inmiscuyen unos 40 mil colombianos que, según el consulado de Colombia en Lima, llegaron a territorio ajeno en busca de la fortuna que no hallaron en la tierra del Sagrado Corazón de Jesús.

Ese minúsculo 0,12% que representa el colombiano dentro de la demografía peruana, parece mayor al revisar el progresivo interés que hay desde Colombia por migrar hacia un país que muestra un oportuno crecimiento en su economía, derivándose en mayores oportunidades laborales para nacionales y extranjeros.

El ministro de Trabajo y Promoción del Empleo de Perú, Daniel Maurate, dijo que en su país son 2.465 trabajadores formales provenientes de Colombia los que están construyendo un futuro profesional. Mencionó la cifra en abril pasado durante un evento realizado en Bogotá, relacionado con la movilidad laboral en la Alianza del Pacífico. No obstante, la Superintendencia Nacional de Migraciones peruana había indicado el año pasado que los principales migrantes en condición irregular en ese país son de nacionalidad colombiana. Son alrededor de 18.326 colombianos que sin papeles han alargado su estadía en Perú, seguidos por apenas 5.375 venezolanos y solo 419 cubanos.

El interés turístico de Colombia por un país que precisamente hoy elige presidente, también va en ascenso. El Ministerio de Comercio Exterior y Turismo peruano anunció que la llegada de turistas internacionales en febrero de este año creció 9,9%, respecto a la misma fecha en 2015. La entidad destacó el crecimiento de Colombia dentro de ese balance, indicando que se incrementó el flujo de sus turistas en un 28,4%.

La acción en las redes sociales es otro de los aspectos que demuestran la creciente presencia chibcha en territorio Inca. “Colombianos en Perú” es una de las páginas más activas en Facebook entre las que agrupan a colombianos que residen, por distintos motivos, en el país vecino. Hasta la semana pasada, había 1.049 miembros vinculados a esa página. Como esa hay otras que, aunque con menos movimiento, agrupan a más de 4 mil personas que comparten experiencias o inquietudes que les han surgido desde que emprendieron el “sueño peruano”.

Y como si fuera poco, hay más para continuar ampliando la larga lista de la relación colombo-peruana, sin importar los más de 2 mil kilómetros que separan a ambas naciones: La adaptación que en los 80 le hizo el magangueleño Rodolfo Aicardi a la típica cumbia “Cariñito” –del compositor peruano Ángel Rosado–, éxito en Colombia por instaurarse como “himno” de fiestas familiares; la especial gratitud del Grupo Niche con el público peruano manifestada en 1989 a través de la canción Me sabe a Perú; o que un sórdido triángulo amoroso protagonizado por dos hermanas colombianas y un humorista peruano sea, pese a lo deplorable que suena, uno de los escándalos más sonados de chollywood –como se le conoce a la farándula peruana–. Así podría seguir recopilando puntos que conectan a un país con el otro. No se puede negar, estos ejemplos contemporáneos tienen algo que decir sobre la influencia de estos antiguos e intensos procesos migratorios.

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“Esto en realidad no es un restaurante, es un concepto… el concepto es Colombia”.

El Suche es el nombre de un estrecho pasaje cerca de la Avenida La Paz, en el exclusivo distrito de Miraflores, en Lima. Allí, casi escondido, está Café Colombia. Es un restaurante y bar levantado por colombianos en la capital peruana. Funciona hace más de 10 años, dando fe de que Perú sabe a Colombia. Bastante.

En la tarde de un lunes cualquiera, el sitio se ambienta con varios televisores sintonizando el canal RCN que transmite un capítulo de Betty La Fea, otros con programación del canal Caracol y de fondo un vallenato de Silvestre Dangond, tarareado por los pocos clientes que a esa hora están allí.

Entré a Café Colombia, junto a mi querido Aldo Velásquez, un talentoso chef peruano que conocí en Cartagena y que me acompañó durante mi –infortunadamente– corto viaje en Lima. De la carta, que es colombianísima, pedimos un calentao paisa y una chuleta valluna, ambos platos acompañados con jugo de lulo.

Martha Beatriz Morales Iriarte es la dueña del lugar. Vive en Lima hace 16 años y no ha perdido ni un ápice de su acento cachaco. Llegué a que me contara sobre el rastro que nuestro país está dejando más al sur del continente americano.

“Yo llegué supuestamente por seis meses y me quedé trabajando por dos años con una empresa aliada a la que yo estaba vinculada en Colombia”, cuenta Martha Beatriz, quien es ingeniera de sistemas y agrega que la trasladaron a Perú para vender software.

“En ese tiempo decidí quedarme, me di cuenta que había oportunidades, mucho por desarrollar en el Perú. Entonces, creé una empresa para ofrecer servicios, negocios y comercio exterior a través de tecnología, pero pasaron varios meses y no conseguía a quien representar. En esas, un amigo de Proexport –ahora Procolombia– me recomendó exportar café colombiano, que en Perú no había. Así comencé… importando mi primer contenedor de café”, recuerda.

Con la insignia de Colombia en el exterior comenzó a forjarse la vida de Martha en Perú. De la mera exportación de café colombiano, el negocio pasó a ofrecer a un público reducido el producto en grecas, cafeteras que poco se conocían en ese país.

“Alguien luego me dijo que por qué no ponía un punto de venta y lo hicimos en Miraflores. Pusimos la bandera de Colombia y desde el primer día se comenzó a vender. Inicialmente llegaban muchos colombianos que no tenían a donde ir y comenzaron a preguntar que si no había café con una arepita, luego que si una empanada, luego que aguardiente. Sin darme cuenta, ya había crecido la carta y teníamos tres mesas. Como comenzamos vendiendo café, le pusimos al negocio Café Colombia. Así la cosa creció y decidimos pasarnos a otro lugar más grande, también en Miraflores, que es donde estamos ahora y ofrecemos una carta de comidas completa, elaborada por un chef colombiano. Eso fue hace 10 años”, explica.

No deja de sorprender que a Café Colombia acudan más peruanos que colombianos, en una relación comparativa de 70 a 30 por ciento, donde los peruanos son la mayoría, según dice Martha. “Es increíble, pero vienen atraídos por Colombia, porque están casados con colombianos o tienen amigos de allá, porque fueron a Colombia y les gustó o porque van a ir y quieren saber cómo es”, asegura.

Además de ofrecer comida, en el establecimiento organizan fiestas los fines de semana, en las que, como en Colombia, se acostumbra a abusar de los decibeles con el equipo de sonido. “El colombiano es escandaloso y fiestero. De los negocios vecinos nos preguntaban que por qué hacíamos tanta fiesta y siempre nos inventábamos que era el día de la Virgen o de San José, o alguna cosa colombiana para justificar”, revela entre risas la dueña de Café Colombia.

Y a pesar de la cúspide en la que está la gastronomía peruana a nivel internacional, y el sentido de pertenencia que los peruanos demuestran por los platos típicos que con ingenio se elaboran en su país, Café Colombia ha sabido mantenerse a lo largo de todos estos años ofreciendo algo “extraño” en tierra ajena. “Quien viene no lo hace buscando comida de acá. La gente me dice que haga fusión con gastronomía peruana, pero no es la idea. La idea es que desde que entres aquí, estés en Colombia, por eso aquí no vas a encontrar un ceviche, ni nada parecido. La persona que viene es por algo de Colombia, que puede estar en la comida, la televisión, la música, el trago o la decoración, y ese es el concepto de nosotros”, argumenta.

Terminando la charla, Martha nos hizo brindar con aguardiente. Entendí que estaba en casa.

UN DATO MÁS

La prostitución y la delincuencia callejera, desafortunadamente, también se han convertido en actividades que los colombianos buscan ejercer en el país vecino, reforzando el estereotipo negativo del colombiano en el exterior. Sin embargo, labores como las que promueve el Consejo Empresarial Colombiano en Perú (CEC) ayudan a derrotar esos imaginarios.

“En Perú y cualquier país del mundo hay buenos y malos. Nos toca luchar por promover la parte buena. Acá tenemos el Consejo Empresarial Colombiano, en el que hay 105 empresas afiliadas, entre las que está la nuestra. La idea de este Consejo es agremiar empresarios colombianos, mostrando el capital que estamos invirtiendo, las empresas que han llegado, lo que estamos haciendo por Colombia y Perú o cuántos empleos estamos generando acá”, afirma Martha, quien en 2015 se alzó con el Premio al Emprendimiento, que otorga el Consejo cada año entre sus afiliados.
 

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